El Tai Chi nació como un arte marcial en China y se centra en realizar movimientos lentos y gráciles, respirando y relajándose en un esfuerzo por mover una hipotética energía a través de todo el cuerpo.
Para demostrar su eficacia contra los síntomas de la fibromialgia, un total de 33 voluntarios recibieron durante tres meses lecciones de Tai Chi, con dos sesiones semanales de una hora. Además, se les animó a practicar al menos 20 minutos al día estas técnicas.
Otro grupo de voluntarios recibió clases de estiramiento, similares a los que se pueden realizar al despertarse.