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Un nuevo estudio descarta la relación entre centrales nucleares y cáncer

Las centrales nucleares españolas no suponen un riesgo para la salud de los ciudadanos, según un estudio realizado en mil municipios y en más de ocho millones de personas, y con el que ?no se ha detectado un incremento de la mortalidad por cáncer asociada al funcionamiento de las instalaciones?.

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Las centrales nucleares españolas no suponen un riesgo para la salud de los ciudadanos, según un estudio realizado en mil municipios y en más de ocho millones de personas, y con el que “no se ha detectado un incremento de la mortalidad por cáncer asociada al funcionamiento de las instalaciones”.

Este trabajo epidemiológico, que abarca un análisis desde 1975 a 2003, ha sido elaborado por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), que han asegurado que se ha realizado con “transparencia, independencia y rigor científico”.

“Los resultados son muy claros y concluyentes”, ya que demuestran “la ausencia de evidencias de riesgo para la salud de las personas por la actividad normal de las instalaciones”, recalcó Juan Carlos Lentijo, director técnico de Protección Radiológica del CSN.

El estudio incluye todas las centrales nucleares y el resto de instalaciones nucleares y radiactivas del ciclo de combustible nuclear del país, con independencia de si están operativas, en fase de parada definitiva, desmantelamiento o clausura. De los mil municipios analizados, 500 se sitúan en las áreas de influencia de éstas.

La investigación, realizada, entre otros, a todos los municipios ubicados en un radio de 30 kilómetros de cada central, señala que las dosis de radicación artificial acumulada en el período estudiado que habrían recibido la población por el funcionamiento de las instalaciones “son muy reducidas”, y “están muy por debajo de los niveles que podrían afectar a la salud de las personas”.

En concreto, el valor máximo de estas dosis acumuladas recibidas es de 350 microSieverta (el límite de dosis establecido para miembros del público en el reglamento español es de mil en un año).

No obstante, en algunas centrales es superior a otras, porque las emisiones más elevadas se produjeron en los primeros años de operación de las tres centrales más antiguas: Vandellós I (Tarragona), José Cabrera (Guadalajara) y Garoña (Burgos).

En el conjunto de las instalaciones del ciclo del combustible, los entornos de las de Andújar, La Haba y Saélices El Chico son las zonas donde las estimaciones de dosis de radicación derivadas de las emisiones de efluentes dan valores más elevados, aunque las dosis acumuladas estimadas no han sobrepasado los 350 microSieverta.

Según sus autores, los conocimientos actuales en radiobiología y en epidemiología “no sugieren” que esta exposición pueda relacionarse “con una mayor mortalidad de cáncer”.

Sin embargo, se han encontrado algunas “relaciones dosis respuesta”, limitadas a algún tipo de cáncer –en total se investigaron 17 tipos– y en alguna de las instalaciones.

“Estos resultados no parecen deberse a la exposición derivada del funcionamiento de las instalaciones, ya que dichos hallazgos no se reproducen en otras instalaciones del mismo tipo y con características de exposición similares”, por lo que la explicación habría que buscarla en distintos hábitos de vida o “el propio azar”.

En cuanto a la radicación natural –procedente de elementos de la tierra–, tampoco se detectan incrementos de mortalidad por cáncer.

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