Cinco años retransmitiendo su vida al más puro estilo del reality Gran Hermano, le han servido a Verónica Amador Tirado, más conocida como ‘La Kañeja sin tabú’, el calificativo de ‘Macroinfluencer’ al contar con cerca de 150.000 seguidores en su página de facebook gracias a su gran habilidad para comunicar y atraer audiencia. También ha logrado en pocas semanas alcanzar los 45.000 seguidores en tik tok. Y subiendo.
Cinco años retransmitiendo su vida al más puro estilo del reality Gran Hermano, le han servido a Verónica Amador Tirado el calificativo de ‘Macroinfluencer’ al contar con cerca de 150.000 seguidores en su página de facebook gracias a su gran habilidad para comunicar y atraer audienciaY es que a sus 31 años de edad y establecida ya como influencer trabajadora autónoma en los epígrafes de servicios de publicidad y relaciones públicas y producción de películas cinematográficas; ‘La Kañeja sin tabú’ ha logrado posicionarse como la primera influencer barbateña con éxito capaz de ganarse la vida con sus directos en facebook y todo la actividad que contentar a una comunidad tan grande de seguidores conlleva. Seguidores fieles, admiradores y, sobre todo amigos, que han recibido la denominación de “kañejeros”, a los que Verónica atiende, cuida y mima, con dedicación y entrega y a los que agradece su confianza y su apoyo incondicional.
Sin embargo, lo más curioso de su andadura en las redes sociales, es que Verónica comenzó en este mundo “con un móvil con media pantalla rota, sin recursos” y sin apenas conocimientos sobre cómo rentabilizar o monetizar una página de facebook. “Todo lo he ido aprendiendo sobre la marcha, soy totalmente autodidacta y me enorgullezco de ello”, afirma. De hecho, recuerda cómo “un día hice una crítica social y al día siguiente me levanté con 15 millones de reproducciones, lo cual me sorprendió mucho y fue cuando decidí cambiar mi perfil por una página”. En otra ocasión, “empecé un directo en una conversación con mi madre, sin que ella lo supiera, y en pocas horas se hizo viral”. “Entonces me di cuenta de que tenía potencial y que lo tenía que explotar”, cuenta.
El camino ha sido largo. Antes de la crisis del coronavirus, ‘la Kañeja sin tabú’ contaba con unos 50.000 seguidores, cantidad suficiente para ser considerada influencer (ya que el baremo se sitúa entre los 10.000 y los 100.000 seguidores). Sin embargo, sus directos durante el periodo de confinamiento le proporcionaron una notable subida de seguidores, hasta los casi 150.000, que, aunque ni ella misma lo menciona, la convierten en una ‘Macroinfluencer’. Y ya sí puede decir “soy feisbukera –término con el que ella se define- y me gano la vida con ello”.
Así, tras varios años “sin ganar nada y viendo mi creciente potencial, he empezado a rentabilizar mi actividad y pago impuestos por ello”, afirma orgullosa. “Nunca he ocultado mi aspiración de ganar dinero vendiendo mi vida, me gusta el mundo del cotilleo, la televisión y la fama; de hecho me frustré mucho cuando me quedé a las puertas de entrar en el programa Gran Hermano”, reconoce Verónica. Por eso ahora “tengo mi propio Gran Hermano, facebook es mi casa, en mi página vendo mi vida”. Una vida “sin maquillar, real como la vida misma, donde me muestro tal y como soy, cuando cocino, cuando limpio, cuando estoy feliz o cuando estoy preocupada, propongo temas de conversación y admito sugerencias”, afirma, pero, sobre todo, donde la espontaneidad de ‘La Kañeja’ ha enganchado a miles de personas sin preparase “absolutamente nada para que todo sea lo más natural posible, como soy yo, con mis virtudes y mis defectos”.
La clave del éxito
Si le preguntas a la Kañeja cuál cree que es la clave de su éxito, lo tiene muy claro: “la sinceridad con mi público y la empatía con ellos”, dice. “Soy una influencer accesible, intento ayudar a todo el que lo necesita, dar visibilidad a problemas sociales, me presto a obras benéficas y ayudo a empresas y negocios a ser populares”. Tarea nada fácil ya que Verónica hace nada más y nada menos que de 6 a 8 horas diarias mínimo de directos, a lo que suma llamadas telefónicas a sus seguidores, respuesta a mensajes de Messenger, gestión de su grupo VIP y, en general, atención personalizada a cada miembro de su comunidad de seguidores. Sí, tiene un grupo VIP y es gratuito, siempre que se respeten las normas y no tiene activado el botón azul de las suscripciones “porque está dispuesta cobrarle a nadie por seguirme, me parecería indecente”, declara.
Una comunidad heterogénea, de “gente maravillosa que, por desgracia, tienen problemas de salud, económicos, laborales, y muy especialmente de soledad; a las que intento ayudar con todas mis fuerzas, con mis consejos, con mi amistad, con mis vivencias y con mi compañía”, afirma Verónica. “Les estoy tremendamente agradecida, por eso intento volcarme con ellos, río y lloro con ellos, y aunque por el elevado volumen de personas que son no los puedo atender como me gustaría, intento hacer todo lo que puedo, con la verdad siempre por delante: mis máximas son sinceridad, transparencia y lealtad hacia los míos”, explica.
Pero como todo en la vida, “este mundo tiene también sus cosas negativas” y, en ocasiones, ‘la Kañeja’ lo ha pasado mal. “Este mundo es muy cruel, he recibido insultos, ataques, amenazas, se han dicho mentiras sobre mí, de hecho tengo a gente en los juzgados; y me han traicionado personas que yo creía amigas. Me han vendido por unos pocos euros o por conseguir popularidad. Hay gente buena y gente mala”, lamenta. Todo ello, le ha hecho madurar y apreciar que “la verdadera ayuda que yo he tenido y tengo es la de mis kañejeros, mi gente, que siempre han confiado en mí”.
Sin embargo, una de las cosas que más le han dolido, aunque ya lo tiene totalmente superado, “es cuando me han intentado ridiculizar”. Porque a estas alturas todavía hay gente que subestima a ‘La Kañeja’ y “me ve como la típica tonta o cateta de pueblo”. Nada más lejos de la realidad. “He tenido una vida dura, una niñez y una infancia complicada, una familia desestructurada, he estado sola en la crianza de mi hija y aunque empecé a estudiar tarde; siempre con mucho ingenio y siendo legal he salido adelante, y ahora nadie me va a parar”, apostilla. “He sufrido mucho, pero también he aprendido a perdonar y a ayudar a personas que, como yo, lo han pasado mal”, añade.
Por ello, explica, “Yo, como Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como. Lo que he conseguido es sólo mérito mío y de mi gente, lo he logrado con mucho trabajo y esfuerzo y con la ayuda siempre de mi madre y de mi marido que, aunque entró en mi vida cuando yo ya había empezado en este mundo, es un gran apoyo y además es técnico audiovisual. A partir de ahora, que he podido hacerme con más medios –cámaras, micrófonos, paneles, drones, etc.- vais a ver muchas mejoras y novedades en mis videos”, adelanta Verónica, “vais a ver una evolución muy grande”.
Proyectos
Porque lo que viene a partir de ahora, revela ‘la Kañeja’ “va a ser mucho mejor”. De hecho, tiene numerosos proyectos que van por buen camino y otros que “en cuanto pase la crisis del coronavirus, voy a poder retomar”. Se refiere a giras de teatro, galas de monólogos, presentación de eventos, producciones audiovisuales temáticas y un proyecto muy personal: escribir su biografía.
Aunque, sin duda, uno de los grandes objetivos de ‘La kañeja’ es “volver a viajar”, su gran pasión. Conocer mundo y poder contarlo a sus seguidores en primera persona, a la vez que promocionar su pueblo por todo el mundo. “Barbate tiene un potencial enorme, sus recursos naturales: playas, parques naturales, su gastronomía, su almadraba y su atún, su gente…”, resalta Vero, “me encantaría hacer quedadas masivas por todo el mundo y traer a mis seguidores a conoce mi pueblo”.
Mientras tanto y con la limitación actual de movilidad, sigue cultivando sus otras aficiones: escuchar música clásica, pintar, cantar, escribir, componer… y estudiar. Le gustaría estudiar algo relacionado con enfermería, radiología o educadora social; o retomar las oposiciones para funcionaria de prisiones.
“Mi página de facebook me da de comer”
Antes de convertirse en una influencer de éxito que le permite vivir de forma humilde pero cómoda; Verónica siempre ha trabajado en la hostelería y en supermercados, aunque también hacía monólogos y sacaba su “faceta artística cada vez que tenía ocasión”. Nunca se le han caído los anillos por trabajar. Pero la pandemia y un accidente de tráfico lo cambiaron todo y empezó a apostar por su marca personal. Ahora, afirma, “mi página me da de comer”.
Realiza patrocinios y promociona productos, pero no acepta cualquier encargo. “Sólo trabajo con gente querida, con la que hago amistad, y no siempre a cambio de dinero, también por productos o, simplemente por ayudar recaudando fondos para colectivos sociales”. Y ya hace tiempo que facebook contactó con ella para insertar publicidad en sus videos, por lo que también recibe ingresos; además de las afamadas estrellitas que le envían sus seguidores y que se transforman en euros (algo menos de 90 euros cada 10.000 estrellas).
Además, a través de una colaboración ya promociona su propio perfume; ha registrado su marca y logró vender 2.500 camisetas de edición limitada de ‘La Kañeja’ en tan solo cinco horas. También lo ha hecho con delantales – de los que una parte de los beneficios los ha destinado a asociaciones-. En este punto, confiesa; “me encantaría hacer más cosas en Barbate, que la gente contara más conmigo, soy una defensora imparable de mi pueblo y tengo tirón de sobra para ayudarles”.
‘La Kañeja’ advierte: “Me queda mucho por contar”. “Me siento cómoda con lo que hago, de sentido del ridículo voy justita y quiero que todo el mundo conozca mi historia, creo que puedo ayudar a mucha gente”, declara. “Estoy encantada con las amistades que estoy haciendo, ese cariño traspasa la pantalla, así que os queda Kañeja para rato”. Porque como dice el refrán: Ande yo caliente, ríase la gente.