Los accidentes vasculares cerebrales denominados en la terminología médica “ictus”, son un grupo de enfermedades neurológicas en las que se interrumpe o reduce el suministro de sangre en una zona del cerebro, impidiendo que los tejidos reciban oxígeno y nutrientes, provocando con ello su destrucción irreversible en minutos. La “tasa de incidencia” o nuevos pacientes afectos en nuestra población es muy elevada, con datos que indican que una de cada cuatro personas sufrirá una enfermedad de este tipo a lo largo de su vida, siendo además la principal causa de discapacidad no traumática en adultos. Podemos resumirlos en función de su mecanismo causal en dos tipos: ictus isquémico, en el que se produce un bloqueo u obstrucción del flujo circulatorio, conocidos por todos comúnmente como “falta de riego” y los ictus hemorrágicos, en los que existe una rotura de un vaso sanguíneo del árbol circulatorio cerebral.
Estos procesos constituyen una emergencia médica, y el tratamiento inmediato es fundamental, ya que la precocidad en la atención puede reducir el daño cerebral, sus complicaciones, y la previsible discapacidad futura que generan en quienes lo padecen.
Por ello, es necesario que usted, en su entorno, en su círculo familiar o de amigos, pueda colaborar en la medida de lo posible para minimizar la gravedad de la enfermedad. Si alguien con quien se encuentre sospecha que está sufriendo un ictus puede intentar verificar o chequear algunas alteraciones que suelen presentar los pacientes. Para ello, y si está familiarizado con el inglés, el acrónimo FAST (Face-Arm-Speech-Time) podría serle de ayuda para recordar los pasos a seguir en este proceso. Face (cara): pídale que sonría, ¿tuerce un lado de la cara? Arm (brazo): indíquele que levante los brazos, ¿uno de ellos tiende a caer o no puede levantarlo? Speech (habla): haga que repita una frase simple. ¿Habla de forma extraña, arrastra las sílabas o no entiende lo que usted le dice? Time (tiempo): si observas algunos de estos síntomas, avisa a emergencias sanitarias. En tus manos está la activación inicial de eso que los neurólogos repetimos constantemente como medida de concienciación, “el código ictus”.
En ese tiempo de espera hasta la llegada de la asistencia sanitaria, que probablemente se le haga eterno… no dé nada de comer ni de beber al paciente, y no administre ninguna medicación, tampoco aquellas pastillas que toma habitualmente, ya que podría interferir de forma negativa en el proceso o en el posible tratamiento posterior. Gracias a su inestimable ayuda y colaboración permitirá de forma rápida y eficaz el acceso a terapias intensivas en Unidades de Ictus destinadas a recanalizar la arteria obstruida, minimizar el dañino efecto compresivo de la hemorragia, prevenir sus complicaciones asociadas y estudiar la causa para administrar tratamientos futuros encaminados a disminuir el riesgo de que estos eventos recurran con el tiempo. Y recuerde… el tiempo es cerebro.