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“Chequia me dio oportunidad de desarrollar mis inquietudes musicales”

Entrevista con el músico Adán Sánchez Caro

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  • Adán Sánchez Caro en plena grabación del programa de la televisión pública de Chequia, en el que combina el flamenco con el español. -

Adán  Sánchez Caro es uno de esos tantos jóvenes talentos que, por motivos laborales, decidió marchar un día fuera de su ciudad natal, aunque afortunadamente las buenas comunicaciones hacen que no se pierda el contacto familiar. Sí, es hijo de la exalcaldesa y poeta Pepa Caro, quien le ha inculcado, entre otras, la afición por el flamenco y una clara sensibilidad artística, sin olvidar por supuesto el ‘toque’ paterno de Manuel Sánchez Sierra. Nació el 14 de enero de 1987. Estudió Magisterio en Cádiz, en la especialidad de Educación Musical. Desde que tenía siete años inició su idilio con la guitarra. Aprendió con su tío Manolo Caro que por entonces tenía una academia de guitarra y muchos alumnos. Todo ello herencia del bisabuelo Juan Caro. Después tendría otros maestros en Jerez.

Ha pertenecido a diversos grupos musicales, desde Jacaranda a Jonás y la Banda del Patio, pasando por Las Lombrices Rubias.
Ahora vive en un país que ama la música y la valora mucho: la República Checa. Allí imparte clases de música pero también tiene su banda, con la que toca en distintos eventos y suele acompañar al flamenco, arte muy apreciado en Chequia. Como espíritu inquieto, Adán también indaga y experimenta fusiones con los gitanos de allí.

Adán, ¿por qué la República Checa? ¿Casualidad, curiosidad…?
–En 2010-2011 hice un año de Erasmus en Brno (República Checa). Volví a España y acabé mis estudios universitarios. Durante algunos años alterné trabajos precarios en bares y academias con mi oficio como guitarrista. Cansado de la falta de oportunidades laborales en el campo de la educación, decidí aceptar una oferta del Colegio Internacional de Ostrava (The Ostrava International School) y probar una nueva forma de entender la educación, basada en la indagación como base del aprendizaje. República Checa me acogió y me dio la oportunidad de desarrollar mis inquietudes musicales y pedagógicas.

Y ahora una experiencia mediática...
–El año pasado después de un concierto en un club de Ostrava me propusieron el proyecto para la Televisión Nacional Checa (Ceska Televize). Tendría que hacer el papel de un padre con dos hijos checo-españoles que viajan juntos en una furgoneta y que se exponen a todo tipo de aventuras. Para cada capítulo debería componer una o dos canciones con la frase que se enseña de español aparte de aprenderme el guión. Obviamente acepté, porque me considero una persona inquieta y me gusta explorar nuevos campos. Mentiría si dijera que fue fácil, como dije antes solo una frase en español y el resto en checo, un idioma muy complejo, que poco a poco y después de cuatro años empiezo a domar.

¿Cómo es tu vida en un país tan enigmático, tan aparentemente lejano?
–Mi vida es muy activa. Tengo muchos amigos y proyectos siempre entre manos. Cada mes combino mi trabajo en el colegio con mi vida familiar y social y los conciertos, que cada vez son más por suerte. Tengo un proyecto propio en el que se encuentran el flamenco con algunas canciones mías y otras músicas como la romaní del Este o el folklore checo, estoy muy ilusionado con él.

Tu proyecto mediático pasa por unir educación con idioma y flamenco…
–Es algo que siempre ha rondado mi cabeza, y que creo que se ha hecho en Andalucía de manera muy superficial. Quiero decir, se ha trabajado el flamenco en las escuelas principalmente a través de las letras, lo cual pienso que es una parte importante del flamenco y se debe conocer, pero no a través de la práctica, que es como creo que los estudiantes pueden llegar a conocer mejor la música. Pasa lo mismo con cualquier estilo de música que se pretenda enseñar, en el 80 por ciento de las aulas españolas se reduce la clase de música a tocar la flauta y a seguir las directrices de un libro y claro luego llega el político de turno y denosta la asignatura al último escalón. Ojalá un día una reforma educativa realista y moderna que incluya las artes y los idiomas como una de las bases fundamentales de la educación.

¿Qué percepción tienen los checos de España, de nuestra cultura y forma de ser?
–Para los checos es una especie de país exótico, lleno de sol, fiesta y vida alegre. No negaré que en Andalucía especialmente nos tomamos la vida con alegría a pesar de que la precariedad laboral y el despropósito político son y han sido nuestro pan de cada día muchísimos años ya. Intento darles un punto de vista más realista de nuestro país para que no se sorprendan cuando lo visiten. Aun así siempre acabo diciendo que cuento los días para abrazar a mis amigos, a mi familia y para comerme una buena berza con su pringá y un vasito de mosto del Nari.

En tu vida personal, ya has hecho abuelos a tus padres. ¿Eso te arraigará más, si cabe, al país donde te encuentras?
–Aquí he encontrado a los dos amores de mi vida, primero llegó Andrea, que es una mujer fuerte, inteligente y con un corazón enorme y luego mi Manuel, que no puede ser más bonito y adorable. Tengo un arraigo muy grande a esta tierra que tan bien me ha tratado, pero no olvido mis raíces y de dónde vengo. Amo Andalucía y su gente, estoy seguro que en algún momento de mi vida volveré para quedarme. Mientras tanto me conformo con mis visitas de vacaciones que no son pocas.

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