La empresa Aqualia, gestora del servicio de aguas en Arcos, ha implantado un innovador sistema de detección de fugas de agua que optimizará el rendimiento de la red de abastecimiento gracias a la instalación de 50 sensores nocturnos inteligentes.
Evitar la pérdida de agua, ya sea por roturas no perceptibles a la vista e incluso fraudes, es el objetivo de esta actuación, que en el caso de Arcos reviste mayor importancia, si cabe, porque muchas de las roturas que se producen a lo largo de la red guardan relación con el deslizamiento de terrenos que sufre la ciudad.
Tal es así, que los primeros sensores inteligentes se han ubicado en zonas susceptibles al corrimiento de terrenos, como La Verbena, barriada de la Paz, avenida Muñoz Vázquez, calles Nieves y Sevilla y la zona de La Zorra.
El delegado municipal de Infraestructuras, Manuel Garrucho, ha explicado esta dotación cuyo coste es de 25.000 euros que sufragará íntegramente la compañía Aqualia, a razón de 500 euros cada una de las 50 unidades instaladas.
El delegado justificaba esta intervención con la antiguedad de la red de aguas y con las propias características de los terrenos deslizantes de Arcos.
El dispositivo inteligente, que se instala en el interior de las tuberías o en las arquetas de la red se conecta a su vez al ordenador central de Aqualia, recibiendo una señal en caso de fuga. Este sistema trabaja en horario de noche porque es cuando la red registra menor actividad. El dispositivo viene a cubrir un radio de 40 metros, con lo cual la instalación de 50 unidades dará cierta tranquilidad tanto a la empresa como al Ayuntamiento porque se cubre una zona muy amplia del municipio. No obstante, la idea es desmontar estos dispositivos a los dos meses de su instalación para colocarlos en otros puntos de la ciudad, para así continuar buscando posibles fugas de agua. La idea es también evitar un despilfarro de un recurso tan importante.
El sensor de prelocalización de fugas permite detectar fugas muy débiles que pasan inadvertidas por cualquier otro sistema de detección. Está dotado de inteligencia propia y mide y analiza los ruidos decidiendo por sí mismo si está detectando una fuga o no. Los datos que registra pueden ser transmitidos vía radio a una pantalla receptora sin necesidad de acceder al punto donde se encuentra instalado. Después se trasladan a una PDA para su posterior volcado y análisis en un PC. Con posterioridad, el personal técnico se dirige directa y exclusivamente al área en la que se ha prelocalizado la fuga para su ubicación exacta a través de los detectores de sonido. De esta manera se reduce notablemente la distancia a inspeccionar por métodos tradicionales, se revisan más kilómetros de red en menos tiempo y como consecuencia se aumenta la periodicidad del control en cada zona.