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Arcos

El Martes Santo se vivió en la intimidad de San Francisco

La lluvia pudo más que las ganas de los cofrades por desfilar ante su pueblo

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La hermandad del Señor Atado a la Columna, María Santísima de la Paz y San Antonio aguantó hasta última hora para llevar a cabo su salida procesional. En primer lugar se dio media hora de tregua a la espera de que la lluvia cesara, pero no fue así. Sobre las ocho de la tarde, la cofradía de San Francisco confirmó que no saldría a la calle por las previsiones que, efectivamente, dejaron posteriormente más agua. Ello frustró un momento de ilusión para la legendaria hermandad, pero también es cierto que durante los momentos de intimidad vividos en el templo parroquial se restó importancia a la suspensión de la procesión porque en realidad los valores que sustentan a la corporación son bien distintos.

Las palabras de la hermana Elvira Iglesias, sin duda, consolaron a los presentes en los momentos previos al Vía Crucis alternativo vivido en San Francisco, dirigido en la parte espiritual por el sacerdote Jorge Manrique, aunque la oración final corrió a cargo del veterano cura Manuel Rodríguez Salas. Los hermanos portaron la cruz y se fueron deteniendo en cada estación de la penitencia que sufrió Cristo, para así dar un sentido litúrgico a la frustrada procesión. Mientras tanto, el bello palio de la Virgen María y el paso de misterio del Atado a la Columna permanecieron ante el altar, y la pequeña canastilla de San Antonio, como es tradicional, a la entrada del templo. La hermandad, tras el Vía Crucis y los rezos de rigor en este tipo de situaciones, permitió que el pueblo entrara en San Francisco para admirar por unos instantes las sagradas imágenes. Pese a la lluvia, no cabía alfiler en los aledaños de San Francisco. Arcos se quedó sin su procesión de Martes Santo, sin su Virgen de la Paz, sin su Cristo azotado, sin su Prioste, sin sus niños y sin sus armaos alegres en la calle, pero siempre guardará un recuerdo gozoso de un Martes Santo radiante que seguro volverá al corazón de los hermanos y a los ojos de su pueblo.

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