Cayetana Álvarez de Toledo y Peralta-Ramos, XIV Marquesa de Casafuerte, es una mujer españolísima aunque disponga de tres nacionalidades: española, argentina y francesa. Pablo Casado cesó como portavoz parlamentaria del Partido Popular (PP) a Cayetana en medio de los calores del ferragosto madrileño, cuando la marcha al extranjero del Rey Juan Carlos acaparaba toda la actualidad política, no porque ella fuese “un verso suelto”, como aseguran en el PP todos los que no han leído poesía, sino porque es una intelectual. Y los intelectuales molestan ahora más que nunca. Mariano Rajoy emprendió hace algunos años una feroz persecución de las humanidades, lo que, entre otras cosas, conllevaba un decidido intento de anular el pensamiento propio. A Cayetana la sustituyó Cuca Gamarra, que es cuca. La política navega en el sentido que describe un personaje de la última obra teatral de Juan Mayorga, titulada ‘La colección’: “Este es un mundo entregado al dinero, la velocidad y los espejos, eso es lo que fascina a todos y a lo que todos aspiran”.
Dicen de Cayetana que tiene considerablemente más influencia mediática que política, pero entre la dirigencia del PP despierta una creciente inquietud la firme determinación de la exportavoz de mantener su escaño “para averiguar si un diputado de base puede representar a los ciudadanos con el grado de libertad” que ella considera “esencial” en política, según expresó en una entrevista. Cayetana, persona leída, que se doctoró en la Universidad de Oxford, conoce sin duda que Azorín advertía que lo que mueve a numerosos políticos “no son razones de Estado, sino de establo”, y ella quiere estar ahora en la bancada de Las Cortes para vigilar. José Luis Martínez Almeida, alcalde de Madrid, que no es intelectual sino seguidor del Atlético, estrenó su cargo de portavoz orgánico del PP con ironías de escaso vuelo sobre Cayetana. Porque Cayetana va de periódicos a emisoras de radio, con su cabello rubio de protagonista de película de Alfred Hitchcock y su suave acento latinoché, para explicar sus teorías y razones, y en el PP lamentan que les ha surgido una grave desavenencia interna, cuando ellos esperaban que eso ocurriera en el Gobierno de coalición. Pablo Casado, cuando hace poco más de un año recuperó a Cayetana, la presentó como “nuestra Messi”. Precisamente ahí está el núcleo del conflicto, lo que lo explica todo.
