Facebook e Instagram se han llenado en agosto de puestas de sol. Tantas que parecería que hay en marcha un concurso con un gran premio a la mejor foto, aunque lo único que hay son móviles, más que toallas, y no solo para inmortalizar olas o el último rayo de sol: según los datos de un canal digital de televisión, sus abonados han disparado este verano las descargas de capítulos de las series favoritas para verlos mientras están en la playa o en la piscina, entre baño y baño. El caso es que ya no basta con presumir de los atardeceres de Zahara de los Atunes; ahora se defienden con pruebas, como si cada orilla fuese tomada por una patrulla del CSI a partir de las ocho de la tarde.
Yo también he caído en la tentación. Sospecho que igual que muchos de ustedes. Y hasta he seguido algún tutorial fotográfico para estilizar y manipular la imagen original con aplicaciones que convierten cualquier registro en un hallazgo visual fascinante. Tampoco es cuestión de emocionarse. Como dijo un crítico sobre Andy Warhol: “Si lo que pinta lo puede imitar después cualquiera, eso no es arte”. Nada, en cualquier caso, que no redima un buen puñado de “me gustas” y corazones en el perfil de cada usuario.
Todavía habrá algún despistado que no haya probado, como sigue habiendo seguidores del Real Madrid buscando el nombre de Ronaldo en las alineaciones de Lopetegui, pero si alguien propone hacer un listado de tendencias veraniegas, este año no faltarán las de las puestas de sol compartidas, ni las actuaciones musicales en muchos chiringuitos coincidiendo con la caída de la tarde, que, además de moda adoptada -y hasta hace un año casi exclusiva de una zona concreta del litoral gaditano-, se ha convertido en una especie de reivindicación por parte del sector después de las graves dificultades que han tenido que superar muchos este invierno a la hora de levantar de nuevo sus negocios tras los daños causados por el temporal.
En el fondo, no deja de ser la demostración palpable del buen músculo de la hostelería gaditana ante el auge turístico de los últimos años, así como la del empeño por mejorar la oferta con nuevos atractivos y formas de seducción, sin olvidar su consecuencia directa sobre, en este caso, la multitud de grupos y dj´s que están reactivando sus agendas ante la creciente demanda; un fenómeno similar al que ya se viene produciendo en ferias como la de Jerez, donde a sus casi 200 casetas pueden sumar los casi 200 grupos o artistas -hay “de todo”- que amenizan a diario cada una de ellas, y eso es señal inequívoca de que vuelve a haber dinero y, mejor aún, que se mueve, que está en circulación: síntoma de recuperación.
Tal vez no encuentren nombres propios de primer o segundo nivel en la terraza de un chiringo, pero sí a solistas y bandas de rock competentes, curradas, con repertorios para ser coreados en plan revival patrio mientras hundes los pies en la arena o saltas sobre las pailas y circulan los mojitos de mesa en mesa, porque ahora somos muy de mojitos, y de saber prepararlos, aunque tengan muy poco que ver con los que te sirven en la barra de La bodeguita del medio.
Pero ya que agosto entra “en los minutos de la basura”, a los que hasta ahora solo Antonio Mercero había sabido sacarles rendimiento con el último episodio de la inolvidable Verano azul, aprovechemos también “el descuento” para atestiguar que esta provincia es más que sol y playa, y hasta más que atardeceres frente al mar mientras coreamos el “Chiquilla” de Seguridad Social: junto a las muchas iniciativas públicas impulsadas para contribuir a mejorar la oferta de sus respectivas ciudades, también crecen las que surgen a nivel privado, y con una envidiable proyección, caso del Festival Tío Pepe, muy en la línea del Starlite de Marbella. Dentro de esa tendencia compartida, habrá motivos para aguardar mejores resultados de la que es ahora mismo nuestra industria más importante, aunque tengan presente que, de aquí a mayo, de lo que les van a hablar es, sobre todo, de deseos, pese a que, como escribe Dennis Lehane, “solo los niños creen que la vida tiene algo que ver con sus deseos”.
