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Desde Conil

El duende del barrio alto

Nuevo artículo de Pedro J. Roldán para el Viva Conil

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En el barrio alto de un pueblo marinero que se asoma a la bahía de Cádiz, nacería una criatura de cuna humilde. Este niño era mecido por su madre a los compás de nanas carnavalescas. El ritmo del 3x4 era el sonajero que lo mantenía despierto y alegre.

Este pequeño fue mamando de la savia carnaval era de los grandes copleros l, aprendió de las armoniosas músicas de Paco Alba, del sentimiento y pasión de las letras de Francisco Camacho Francés, el” Chusco”, además de sentirse enamorado con la elegancia de las coplas de Enrique Villegas.

Desde muy pequeño perfeccionó sus sentidos acústicos para la música. Cosa que compagino con su afición al deporte. Con los chicos de su barrio organizaba partidos de fútbol, a pesar de su minusvalía que le hacía cojear. Este joven siempre demostró valentía de superación ante las dificultades.

Siendo niño iba a cantar a los tablaos flamencos, con solo 14 años se inicio en el mundo de la música. Este artista prematuro empieza a componer músicas para agrupaciones carnavalescas de su ciudad natal y más tarde colaboraría con otras de la capital.

Como un Romeo se sentía enamorado de su ciudad, esta era la musa de su inspiración. La misma que inspiro a un marinero en tierra en escribir La Arboleda Perdida. Poco apoco este niño prodigio se iba convirtiendo en un Séneca del Carnaval. Como buen Galán que era, conquistaba a la Tasita de Plata ofreciéndole un ramillete de flores con perfumes orientales, traídas de la India misteriosa. Por las Riberas Gaditanas encontró la inspiración para cantarle con la gracia y el arte de los Charlot, una copla desde el teatro de los ladrillos colorados a su paisano el marinero en tierra alejado de su pueblo natal.

Este muchacho con su Nobleza Baturra, demuestra que a las músicas folclóricas se le puede introducir el ritmo de Cádiz del 3x4. Aparte de escribir letra y músicas de carnaval, este trovador graba algunos discos de coplas y rumbas, dedicadas a su pueblo natal y a la capital...
Recorre toda España llevando por bandera Las Alegrías de Cádiz. Gracias a su veteranía en el mundo del carnaval, descubre que el ritmo de nuestras raíces carnavalescas tiene su origen en los sones cubanos.

El destino quiso que se juntara un día con el poeta bohemio y soñador, para poner músicas celestiales a la poesía cantada del poeta del barrio Santa María. La fantasía del carnaval llevo a estos juglares populares a descubrir la tierra prometida al pueblo de Israel.
Vaya este homenaje al desaparecido Duende del barrio Alto, un majara más del carnaval que nunca fue profeta en su tierra. Este atesora el antifaz de oro del carnaval gaditano otorgado al carnaval ero más joven de la historia. Además de llevar en su solapa la insignia de oro de la peña Paco Alba.

José Luis Arniz, con su inimitable voz, el sonido peculiar de su guitarra y su poesía hecha canción, desde la gloria seguirá siendo el mismo juglar celestial que en la tierra nos deleitara con su arte.

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