En palabras de César Velasco la obra de de Isabel y Rafael ofrece “una visión inédita de la forma y el color, un vigor sorprendente que se matiza con una ternura increíble en determinados momentos plásticos”. Velasco añadió que estos artistas “han iluminado con su gran vigor muchas cosas para la plástica, sus obras extremadamente complejas dentro de su aparente sencillez tienen un lugar entre las más hermosas aportaciones de la pintura de los últimos tiempos, ellos viven en la libertad de su creación”.
El artista pidió un espacio que acoja la obra de Aguilera y Jurado. “En el difícil devenir de la cultura de nuestro pueblo ha habido seres providenciales que han servido para guiar y aupar el arte, sin duda Rafael e Isabel se encuentran entre ellos y por consiguiente la preservación de su obra de un museo integral ubicado en Lucena se hace primordial”.
Por su parte, Papilio recordó la celebración de la última exposición en la sala, el 17 de junio de 2005. Ahora “dos grandes maestros de la pintura y dos grandes personas”, como los definió Papilio, han impulsado la celebración de esta nueva muestra de homenaje a Rafael Aguilera e Isabel Jurado.
Los artistas quisieron agradecer el gesto. Isabel Jurado consideró que “la aventura de pintar es como la aventura de la vida, no se pueden esperar cosas fantásticas, pero sí se puede aprender a ver lo extraordinario en esas pequeñas cosas, así es el arte y así es la vida, disfrutar con esas pequeñas cosas y lo extraordinario y maravilloso que podáis encontrar en ellas”.
Rafael Aguilera, que quiso dedicar la exposición a su madre, sus padres adoptivos y los indígenas del Perú, destacó como “un grupo de jóvenes se han puesto a trabajar y ya no lo van a dejar, y de aquí saldrá algo importante, los niños acuden al taller gran labor que ha comenzado y no debe de parar, hasta crear la escuela de artes plásticas de Lucena”.
