No sería de recibo, porque solución, hay. Permitan, señores electos y dirigentes, que el Parlamento ocupe su sitio; que el gobierno no pueda seguir imponiéndole sus normas, vía partidos. Reconozcan que ser ejecutor de las decisiones de los representantes de la ciudadanía, es la única forma de ejercer democracia. Lo de ustedes no lo ha sido, ustedes la han secuestrado con su afición a redondear mayorías absolutas.
Lo ocurrido es tan previsible como este pueblo manejado, adocenado, dócil creedor de milongas mal amasadas, de supuesto voto “útil” y promesas incumplidas. No nos lleven a otras elecciones ¿para qué lo han provocado? Si le van dar el poder al PP, ¿para qué esperar otros seis meses? dénselo ya y asuman la responsabilidad de controlarlo desde el Parlamento. Era previsible dónde predomina el miedo. El miedo a nada, pero miedo. Dónde hay gente dispuesta a creer que va a mantener las pensiones quien se gasta ese dinero en “otras” cosas ¿Qué se puede esperar? En el fondo subyace algo más lacerante: no se cree en los políticos; con fundamento. Los sufrimos, pero no ilusionan, se lo han ganado a pulso con promesas incumplidas, falsedad de campaña; por no escuchar al pueblo; por confundir el voto con patente de corso; cuando culpan a “los otros” de su incompetencia e inapetencia. Demasiadas barreras, entre ellos y el pueblo llano. Demasiadas trincheras abren, con los cadáveres de quienes les ayudaron a colocarse y protegidos por los sacos terreros de jefes de prensa y de gabinete. De secretarias y secretarias de secretarias. Pero inquebrantables adhesiones de unos y claros incumplimientos de otros, han llevado a la equívoca conclusión del “todos son iguales”, irresponsable pretexto para mantenerse en el error.
Que la inmensa mayoría no crea en los políticos es responsabilidad exclusiva de ellos mismos. Que la gente haya pedido el domingo un gobierno sin más demoras, también. No se debe jugar con la gente. Las opciones posibles (sólo una coalición PP-PSOE obtendría mayoría absoluta), tendrían que gobernar en minoría. Alforjas innecesarias en tan innecesario viaje. Mejor haberlo aceptado hace cuatro o cinco meses.
La intención no cambia pese a los “miedos venezolanos”, ni los “brexitanos”. Pese al rebuscado y obsceno intento de trasladar los resultados del referéndum británico, el desvío de votos ha sido insuficiente. Señal de que la mayoría no quiere al PP. Pero puede gobernar, según la Ley, salvo acuerdo democrático.
Los ingleses se han ido por dónde vinieron, si es que vinieron alguna vez. Las posibles consecuencias negativas -o no- son ya su problema. Pero lo reafirmado es muy importante: la UE levanta tantas simpatías como cada uno de los partidos más votados en España anteayer. Y eso, en ambos casos, es su exclusiva responsabilidad. La UE nunca fue unión ni europea. Es un amasijo mercantil para hacer más grandes a los ya grandes, a costa de los de abajo. Mantenerse en la mal llamada “Unión” tiene el mismo valor que votar a quienes disminuyen nuestra industria y perjudican nuestra economía, para -según argumentan- “confluir con Europa”. Así se explican a un tiempo el voto mayoritario y el castigo a estos gobernantes.