El sector fresero de la provincia de Huelva, cuya producción supone el 94 por ciento del total nacional, ha iniciado en los últimos días la fase de plantación de la campaña 2014-2015, que reducirá su superficie respecto a la anterior y que generará a lo largo de octubre unos 5.000 jornales.
Según los datos facilitados este martes a Efe por la Asociación de Productores y Exportadores de la Fresa de Huelva, Freshuelva, en la zona de la costa, así como las localidades de Palos y Moguer, se ha plantado ya en torno a un 40 por ciento de lo que se tiene previsto.
En el resto de las localidades de la comarca del Condado que se centran en este cultivo, el porcentaje es del 30 por ciento.
Se prevé que las distintas fincas se vayan sumando progresivamente y que dicho porcentaje llegue al cien por ciento a finales de este mes, de forma que se pueda recoger el fruto a partir de finales de enero.
Las necesidades de mano de obra para esta fase se han cubierto sin la formalización de contratos en origen con terceros países, sólo con trabajadores locales, en los que se incluyen los extranjeros residentes en España, tal y como se acordó este verano en la Comisión de Flujos Migratorios.
Este es el cuarto año consecutivo que se lleva a cabo esta medida, después de que en 2010 se permitiera por última vez la contratación en origen de 972 jornaleros marroquíes, país que se convirtió en la primera década de este siglo en el principal país emisor de trabajadores en origen.
Aunque no será hasta noviembre cuando se pueda determinar con exactitud la superficie plantada, desde Freshuelva se estima que sufrirá un descenso respecto a la campaña pasada, debido a los malos resultados de las dos últimas campañas.
La del año pasado se cerró con los peores datos de la historia: una producción total de 278.900 toneladas y un descenso del 10,7 % de la facturación, que se eleva hasta el 20 por ciento si se suman las dos últimas.
Ello vino motivado fundamentalmente por las condiciones climatológicas, adversas en 2012 y benignas en toda Europa en 2013, lo que provocó que se diera una sobreproducción, al llegar a los mercados fresas de otros países europeos que normalmente no coinciden con la onubense; y por consiguiente, bajada de precios y dificultad para exportar el fruto.