El 40% de los drogadictos que acuden a Adonais no recae más
Talleres de formación ocupacional y de terapia son las bases de este colectivo
En los dieciocho años de vida de esta asociación han pasado más de 1.500 personas por sus instalaciones
“Los que recaen son los que llegan solos y se van solos”. Así de contundente se mostraba el director y presidente del colectivo Adonais, Juan García, fundamentalmente porque el apoyo familiar es importantísimo para “ver un futuro mejor”.
El colectivo Adonais lleva desde el 90 trabajando por rehabilitar a los drogodependientes de Jerez. Desde su nacimiento ha tratado con este difícil colectivo, siendo alrededor de 1.500 las personas que han pasado por sus modestas instalaciones en estos casi 19 años de vida, por lo que le avala una gran experiencia en este tema.
A pesar de que en Jerez hay varios colectivos que se dedican a la rehabilitación de los drogodependientes como Proyecto Hombre, Renacer o Brote Vida, entre otros, Adonais, como el resto, no dan a basto con los cientos de jerezanos que están inmersos en esta enfermedad que destruye a familias por completo.
Pero son pocos los que vienen a Adonais buscando rehabilitarse, ya que este colectivo, suele trabajar con personas que están en la calle. “La mayoría los recogemos en plena calle. Le hablamos de nuestro proyecto y algunos deciden salir de este mundo. El problema es que la mayoría están en una situación de exclusión social, donde sus familias ya los han echado a un lado, y están solos en la vida. Esas personas, desgraciadamente, y en su mayoría, terminan recayendo cuando salen del centro, porque encuentran en las drogas su forma de evadirse de la realidad”, explicaba a este periódico Juan García.
A pesar de eso, tienen un alto porcentaje de personas que rehacen completamente su vida, ya que calculan que el 40 por ciento de los que acuden a Adonais, no vuelven a recaer más en este mundo, sobre todo, los que reciben el apoyo de su familia, ya que “nosotros intentamos buscarles alternativas que les cree una esperanza de vida. Y es que recuperarse totalmente es una labor compleja por eso “nosotros estamos muy satisfechos de que tengamos un relativo éxito, teniendo en cuenta que se trabaja mucho en las terapias con los residentes”.
En concreto, el centro, ubicado en la barriada El Portal, cuenta con la presencia de 30 residentes que durante aproximadamente un año permanecen en el centro.
En primer lugar, los que llegan al centro están durante seis meses de internamiento en este complejo, donde no pueden salir fuera de las instalaciones y en las que se trabaja, en primer lugar la desintoxicación del enfermo con unos duros días de síndrome de abstinencia para pasar a un periodo de adaptación y crecimiento personal.
Después a partir de los seis meses, se les permite a los residentes salir a la calle para determinadas cuestiones, en busca de irse, poco a poco, intengrando en la sociedad, para por último, independizarse y salir del centro, con la integración de un hogar de reinserción.
Y todo los logros que obtienen es gracias al voluntariado con el que cuentan, unas diez personas diarias que se encargan de todos los pormenores de este centro, que no recibe ninguna subvención por parte de ninguna institución pública, ya que todo es gracias a la colaboración de personas y empresas anónimas que diariamente les prestan, sobre todo, alimentos.
Y es que este colectivo, nace dentro del colectivo evangélico y por ello, en las sesiones, también se trabaja el aspecto espiritual. “son personas que están desechas por dentro. Muchos tienen enfermedades o llegan de la cárcel, pero a pesar de eso, hemos sabido encontrar un punto de equilibrio para que todos convivan lo mejor posible, porque lo que es cierto que si no tienen el apoyo los unos de los otros, esto sería un desastre”, comentaba el director de Adonais.
A pesar su carácter religioso, en Adonais se respetan las ideas, “en el respeto está la libertad, y nosotros lo único que queremos es que salgan de esta lacra”.
Precisamente, tienen especial empeño en sensibilizar a los ciudadanos de este problema. De hecho tienen previsto, para finales de julio y principios de agosto, una campaña de sensibilización que se desarrollará en los terrenos cedidos en concesión administrativa por el Ayuntamiento a la Iglesia Evangelista, en la avenida Puertas del Sur, donde construirán su templo y donde montarán una carpa para sensibilizar de este problema, ofreciendo todo tipo de información sobre este asunto.
Este programa ya ha sido presentado ante la Delegación municipal de Salud, y la intención es centrarse en los habitantes de la Zona Sur. “Los mayores problemas de exclusión social se encuentran en este distrito, aunque el problema de drogas lo hay en toda la ciudad, ya que en el polígono San Benito también trabajamos mucho”.
Y es que con el paso de los tiempos, el mundo de las drogas ha cambiado. “En los años 80, se veían a los drogadictos por la calle. Con el plan de metadona, se evitó esto, pero la gente sigue consumiendo mucha droga, y cada vez más jóvenes, con nuevas sustancias estupefacientes, las nuevas drogas de diseño”.
El perfil de los usuarios que acuden a este centro abarca todas las edades. “Recientemente hemos tenido un joven de 15 años, que ya estaba harto de la vida y solamente tenía esa edad. Pero también tenemos a uno con 60 años, por lo que te das cuenta que la droga no hace distinción. Pero además tampoco la hay en los barrios, aunque la Zona Sur es donde más problemas de exclusión social hay”.
Facca y la integración gitana
La Federación de Asociaciones Culturales y Cristianas de Andalucía (Facca), desde el mes de enero, tienen representación en Jerez, a través de varios colectivos como Adonais o la asociación juvenil El Lavacro para el desarrollo de los jóvenes andaluces desfavorecidos y la asociación SARA para el desarrollo de la mujer desfavorecida, colectivos todos que trabajan fundamentalmente con el colectivo gitano, aunque están abiertos a la población en general.
En este aspecto, desde 2004, la Facca está desarrollando cuatro programas de intervención social que son financiados por la Consejería de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía, pero la intención es que, estos mismos programas puedan desarrollarse en Jerez próximamente cuando se abran las convocatorias de subvenciones y se puedan presentar estos proyectos para la ciudad de Jerez.
Y es que todos ahondan en evitar la exclusión social de los sectores más desfavorecidos. Así pues los cuatro programas son: para la prevención comunitaria en materia de drogodependencias, para la inserción social y laboral para la mujer, el programa de atención y dinamización a jóvenes con diversa problemática sociolaboral y por último el programa de desarrollo del voluntariado social.
Además, esta federación de asociaciones desarrolla otro tipo de programas de inferior presupuesto pero igualmente importantes como es el caso de programa de refuerzo escolar y prevención del abandono escolar que ha sido realizado en Linares y Baeza y que se desarrollará también en Jerez. También va dirigido a niños gitanos entre 6 y 14 años además de distintos acuerdos que tiene con universidades y empresas públicas.
La mujer gitana
La exclusión social de muchos gitanos es una cuestión que preocupa a Facca, y precisamente, para evitar esto, hay diversos programas de integración, con el fin de aprender a respetar culturas.
Si bien es cierto, Jerez es una de las pocas ciudades donde estos problemas prácticamente no existen. “Existe una integración absoluta. No hay diferencias entre gitanos y el resto de los jerezanos, porque desde siempre ha habido un mutuo respeto que hace que no existan esos problemas”.
A pesar de eso, y con el fin de favorecer la integración absoluta, desde la asociación SARA, integrada en Facca, pretende evitar la situación de exclusión social que aún siguen padeciendo muchas mujeres gitanas, a través de información y asesoramiento. Por ello, se pretende favorecer el asociacionismo femenino y la cooperación entre organizaciones de mujeres, potenciar y adquirir hábitos de vida saludables mediante la educación para la salud, potenciar la educación igualitaria entre niños y niñas y reforzar la educación en las mujeres. En este aspecto, también se tratará con los jóvenes con el fin de evitar que los jóvenes caigan en la drogodependencia con talleres y jornadas de todo tipo.
El colectivo Adonais lleva desde el 90 trabajando por rehabilitar a los drogodependientes de Jerez. Desde su nacimiento ha tratado con este difícil colectivo, siendo alrededor de 1.500 las personas que han pasado por sus modestas instalaciones en estos casi 19 años de vida, por lo que le avala una gran experiencia en este tema.
A pesar de que en Jerez hay varios colectivos que se dedican a la rehabilitación de los drogodependientes como Proyecto Hombre, Renacer o Brote Vida, entre otros, Adonais, como el resto, no dan a basto con los cientos de jerezanos que están inmersos en esta enfermedad que destruye a familias por completo.
Pero son pocos los que vienen a Adonais buscando rehabilitarse, ya que este colectivo, suele trabajar con personas que están en la calle. “La mayoría los recogemos en plena calle. Le hablamos de nuestro proyecto y algunos deciden salir de este mundo. El problema es que la mayoría están en una situación de exclusión social, donde sus familias ya los han echado a un lado, y están solos en la vida. Esas personas, desgraciadamente, y en su mayoría, terminan recayendo cuando salen del centro, porque encuentran en las drogas su forma de evadirse de la realidad”, explicaba a este periódico Juan García.
A pesar de eso, tienen un alto porcentaje de personas que rehacen completamente su vida, ya que calculan que el 40 por ciento de los que acuden a Adonais, no vuelven a recaer más en este mundo, sobre todo, los que reciben el apoyo de su familia, ya que “nosotros intentamos buscarles alternativas que les cree una esperanza de vida. Y es que recuperarse totalmente es una labor compleja por eso “nosotros estamos muy satisfechos de que tengamos un relativo éxito, teniendo en cuenta que se trabaja mucho en las terapias con los residentes”.
En concreto, el centro, ubicado en la barriada El Portal, cuenta con la presencia de 30 residentes que durante aproximadamente un año permanecen en el centro.
En primer lugar, los que llegan al centro están durante seis meses de internamiento en este complejo, donde no pueden salir fuera de las instalaciones y en las que se trabaja, en primer lugar la desintoxicación del enfermo con unos duros días de síndrome de abstinencia para pasar a un periodo de adaptación y crecimiento personal.
Después a partir de los seis meses, se les permite a los residentes salir a la calle para determinadas cuestiones, en busca de irse, poco a poco, intengrando en la sociedad, para por último, independizarse y salir del centro, con la integración de un hogar de reinserción.
Y todo los logros que obtienen es gracias al voluntariado con el que cuentan, unas diez personas diarias que se encargan de todos los pormenores de este centro, que no recibe ninguna subvención por parte de ninguna institución pública, ya que todo es gracias a la colaboración de personas y empresas anónimas que diariamente les prestan, sobre todo, alimentos.
Y es que este colectivo, nace dentro del colectivo evangélico y por ello, en las sesiones, también se trabaja el aspecto espiritual. “son personas que están desechas por dentro. Muchos tienen enfermedades o llegan de la cárcel, pero a pesar de eso, hemos sabido encontrar un punto de equilibrio para que todos convivan lo mejor posible, porque lo que es cierto que si no tienen el apoyo los unos de los otros, esto sería un desastre”, comentaba el director de Adonais.
A pesar su carácter religioso, en Adonais se respetan las ideas, “en el respeto está la libertad, y nosotros lo único que queremos es que salgan de esta lacra”.
Precisamente, tienen especial empeño en sensibilizar a los ciudadanos de este problema. De hecho tienen previsto, para finales de julio y principios de agosto, una campaña de sensibilización que se desarrollará en los terrenos cedidos en concesión administrativa por el Ayuntamiento a la Iglesia Evangelista, en la avenida Puertas del Sur, donde construirán su templo y donde montarán una carpa para sensibilizar de este problema, ofreciendo todo tipo de información sobre este asunto.
Este programa ya ha sido presentado ante la Delegación municipal de Salud, y la intención es centrarse en los habitantes de la Zona Sur. “Los mayores problemas de exclusión social se encuentran en este distrito, aunque el problema de drogas lo hay en toda la ciudad, ya que en el polígono San Benito también trabajamos mucho”.
Y es que con el paso de los tiempos, el mundo de las drogas ha cambiado. “En los años 80, se veían a los drogadictos por la calle. Con el plan de metadona, se evitó esto, pero la gente sigue consumiendo mucha droga, y cada vez más jóvenes, con nuevas sustancias estupefacientes, las nuevas drogas de diseño”.
El perfil de los usuarios que acuden a este centro abarca todas las edades. “Recientemente hemos tenido un joven de 15 años, que ya estaba harto de la vida y solamente tenía esa edad. Pero también tenemos a uno con 60 años, por lo que te das cuenta que la droga no hace distinción. Pero además tampoco la hay en los barrios, aunque la Zona Sur es donde más problemas de exclusión social hay”.
Facca y la integración gitana
La Federación de Asociaciones Culturales y Cristianas de Andalucía (Facca), desde el mes de enero, tienen representación en Jerez, a través de varios colectivos como Adonais o la asociación juvenil El Lavacro para el desarrollo de los jóvenes andaluces desfavorecidos y la asociación SARA para el desarrollo de la mujer desfavorecida, colectivos todos que trabajan fundamentalmente con el colectivo gitano, aunque están abiertos a la población en general.
En este aspecto, desde 2004, la Facca está desarrollando cuatro programas de intervención social que son financiados por la Consejería de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía, pero la intención es que, estos mismos programas puedan desarrollarse en Jerez próximamente cuando se abran las convocatorias de subvenciones y se puedan presentar estos proyectos para la ciudad de Jerez.
Y es que todos ahondan en evitar la exclusión social de los sectores más desfavorecidos. Así pues los cuatro programas son: para la prevención comunitaria en materia de drogodependencias, para la inserción social y laboral para la mujer, el programa de atención y dinamización a jóvenes con diversa problemática sociolaboral y por último el programa de desarrollo del voluntariado social.
Además, esta federación de asociaciones desarrolla otro tipo de programas de inferior presupuesto pero igualmente importantes como es el caso de programa de refuerzo escolar y prevención del abandono escolar que ha sido realizado en Linares y Baeza y que se desarrollará también en Jerez. También va dirigido a niños gitanos entre 6 y 14 años además de distintos acuerdos que tiene con universidades y empresas públicas.
La mujer gitana
La exclusión social de muchos gitanos es una cuestión que preocupa a Facca, y precisamente, para evitar esto, hay diversos programas de integración, con el fin de aprender a respetar culturas.
Si bien es cierto, Jerez es una de las pocas ciudades donde estos problemas prácticamente no existen. “Existe una integración absoluta. No hay diferencias entre gitanos y el resto de los jerezanos, porque desde siempre ha habido un mutuo respeto que hace que no existan esos problemas”.
A pesar de eso, y con el fin de favorecer la integración absoluta, desde la asociación SARA, integrada en Facca, pretende evitar la situación de exclusión social que aún siguen padeciendo muchas mujeres gitanas, a través de información y asesoramiento. Por ello, se pretende favorecer el asociacionismo femenino y la cooperación entre organizaciones de mujeres, potenciar y adquirir hábitos de vida saludables mediante la educación para la salud, potenciar la educación igualitaria entre niños y niñas y reforzar la educación en las mujeres. En este aspecto, también se tratará con los jóvenes con el fin de evitar que los jóvenes caigan en la drogodependencia con talleres y jornadas de todo tipo.
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