Miguel Poveda demostró el pasado viernes, con su concierto en la plaza de toros de la ciudad, porque es ya un referente en el flamenco actual. Con un sonido que guarda el purismo del palo ligado con un aire joven y que está resultando ser la mejor fórmula para enamorar a sus seguidores.
Pasadas las diez de la noche saltó Poveda al escenario para enganchar, desde el minuto uno, a las cerca de mil personas que acudieron al tendío antequerano.
Era la segunda vez que el cantante catalán actuaba en Antequera, y también la segunda que lo hacía en el mismo escenario. Realizó un amplio recorrido por sus principales temas, regalando versiones y dejando detalles que confirman la gran fuerza que posee en su voz.
Durante casi dos horas y media, y acompañado de una gran selección de músicos, arrancó las palmas en un público cada vez más entregado a medidad que avanzaba el repertorio de Poveda. Era un concierto pero, sobre todo, una fiesta para celebrar la voz y la suerte de ser un músico que despierta pasiones haga lo que haga.
Agradecido Poveda se entregó a sus seguidores y demostró que el cuarto de siglo que lleva subido a un escenario cantando copla es fruto del enorme esfuerzo y del don que posee en su voz, haciéndolo icono de la canción nacional.
