El recientemente fallecido José Luis Sampedro, en su última entrevista televisiva,explicaba con la claridad que siempre le caracterizó cómo muchos ‘ismos’ acaban aniquilando al concepto original. Entre muchos ejemplos, puso el de la diferencia entre el capital y el capitalismo. El primero genera riqueza, dinamismo social e igualdad de oportunidades. Hace humano al hombre; el segundo, avaricia, cosificación y miseria. El humano deshumanizado. La interpretación de su reflexión para mí fue bastante clara, y desnuda las perversidades de un sistema en la UVI, al que los jefes del mundo no quieren desconectar y se afanan por revivirlo cueste lo que cueste, haya costado lo que haya costado, y esté costando lo que esté costando. Mientras, los ciudadanos comunes (Saramago dixit), que somos casi todos, vagamos ciegos sin un gobierno que nos proteja simple y llanamente porque, como dijo el genio portugués, en este cruel sistema no gobiernan los gobiernos, gobiernan los mercados. Y el resultado ya todos lo sabemos y lo padecemos. Los ricos, más ricos, y los pobres peleándonos entre nosotros. El hombre hecho número en un largo proceso de deshumanización por un sistema que nació en el ocaso de la Edad Media, y que ahora, en pleno posmodernismo, se empeña en seguir convirtiendo en cifras a la persona. El último ejemplo cercano lo tenemos en Huelva. Ence, la famosa y olorosa celulosa, acaba de hacer públicos sus resultados económicos del primer trimestre. La compañía ha logrado duplicar sus beneficios respecto al mismo periodo del pasado año, con 13,1 millones de superávit para las arcas de una empresa que, aún así, tiene la poca decencia de estar planteándose poner de patitas en la calle a 144 trabajadores. Qué más da si detrás de esos currantes, que generan sus beneficios, hay padres de familia que hayan perdido hasta la salud por sacar adelante a los suyos. Qué más da. Lo que cuenta es no dejar de afilar los insaciables colmillos de empresas obscenas como esta. Gente, por llamarles algo, sin escrúpulos, que tienen la poca vergüenza de sacar a la luz unas cuentas millonarias cuando tienen en vilo a centenares de familias. Y si sólo fuera Ence... Pero no. El mercado es así. Hecho y dominado por humanos inhumanos, con el único valor del dinero en sus cerebros enfermos, y asesinando en silencio las ganas de vivir de una sociedad en continuo holocausto por el mal endémico de la lucrativa deshumanización.
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