Hace unas semanas hablaba del déficit y esta semana lo hago por enésima vez. ¿Y por qué? Muy sencillo. Porque me toca las narices estar oyendo continuamente la cantinela sobre el marrón que el gobierno del PSOE se supone ha dejado y más aún me toca oírlo en boca de quien no tiene casi puñetera idea pero se ha aprendido la consigna, como si fuera un mantra, y la repite allá por donde va.
Dicen, quienes lo dicen, que estamos en la situación que estamos por lo que se ha despilfarrado. De acuerdo. Pero… ¿lo que han despilfarrado quiénes? ¿Los del PP en Madrid, en Valencia, en Baleares, además de los socialistas en Andalucía, así como en Cataluña, Castilla La Mancha, Extremadura, etcétera, etcétera, cuando gobernaron? ¿Acaso la Diputación de Cádiz, la de Castellón o la de Ourense? Que yo recuerde era la señora de Cospedal la que cobraba tres sueldos no ha mucho (casi 250.000 euros anuales) y ahora se muestra muy dispuesta a hacer sacrificios, eso sí, una vez que ella ya se ha forrado.
Se habla de “excesivo endeudamiento” con absoluta y total ligereza y se dejan en el olvido algunas consideraciones al respecto que yo creo son importantes:
1ª) Es verdad que la deuda se ha incrementado, pero entre otras muchas cosas también para pagar grandes inversiones en obras públicas en los últimos 10 años, entre ellas -¿y por qué no sacar pecho? -, nuestra red de trenes de alta velocidad, primera de Europa y segunda del mundo, algo impensable para España hace apenas tres décadas; para dar impulso a empresas españolas que se han convertido en líderes en su sector en los mercados internacionales; para incrementar los derechos y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos; para invertir en I+D y convertirnos en pioneros en la explotación de energías renovables, así como en referentes en el campo de la investigación biomédica. (Como ya decía en una anterior ocasión, el déficit no sólo se mide en relación al PIB, sino también teniendo en cuenta el valor del patrimonio material e inmaterial gracias al mismo generado).
2ª) El crecimiento económico sólo es posible tirando del endeudamiento. No sólo para un país, sino incluso para una empresa o una familia, salvo muy contadas excepciones, y para eso se inventó el crédito.
3ª) Tenemos deuda sí, pero teníamos un sistema de salud envidiable y un sistema educativo bueno, aunque tal vez francamente mejorable. ¿Es al gasto en sanidad y educación a lo que algunos se refieren cuando hablan de derroche? Tan malos no serían ni uno ni otro cuando el mismo don Mariano Rajoy decía que no los tocaría si llegaba a la presidencia. Una de dos, o nunca creyó nuestro presidente que fueran buenos, y por tanto intocables, pero lo dijo para engatusar al personal de cara a las elecciones; o sí creyó que eran buenos pero afirma ahora que no lo eran para achacar al anterior gobierno y no a la crisis los problemas de financiación con los que hemos terminado encontrándonos.
Al hilo de lo hasta aquí dicho, otra cosa ante la que me indigno y me rebelo, y no me queda más remedio que repetirme, es ese ya manido intento del PP de colgar a los socialistas el sambenito de dilapidadores, o malversadores, y ya por extensión el de corruptos, para lo que el caso de los ERE’s en Andalucía, más que ningún otro, les ha venido de perlas, como si Gurtel, Brugal, el Instituto Nóos o los líos de Fabra, por ejemplo, jamás hubieran existido.
Despilfarradores, haberlos haylos, y los ha habido, en efecto, pero en todas partes. Ni tantos, ni tan calvos.