Fútbol es fútbol, repetía Bujadin Boskov, un técnico sabio que condujo magistralmente al Real Madrid a la final de la Copa de Europa de 1981con un equipo integrado por jugadores que en rara ocasión superaban el nivel de secundarios. Pero el fútbol es amor propio, nervio, coraje, además, claro, de talento. El Sevilla se ha convertido en un equipo manso sobre el terreno de juego. Manso.
Los futbolistas del Sevilla parece que sufren anemia. Pero se trata de una debilidad que les afecta sólo a las piernas. Porque a algunos jugadores sevillistas la fuerza se les ha trasladado a los brazos, sobre todo a los puños. Cuentan que Federico Facio la emprendió a puñetazos contra el sportinguista Barral en el túnel de vestuarios de El Molinón. Como dijo Míchel tras la pelea en un entrenamiento entre Gary Medel y Spahic, también a tortazo limpio, la intensidad hay que reservarla para los partidos. Y el Sevilla ha perdido la vieja furia que le inculcó Joaquín Caparrós, y que luego heredaron Juande Ramos e incluso Manolo Jiménez. Sin el ánimo encendido para disputar cada balón, el Sevilla se transforma en un equipo vulgar. También el presidente, José María del Nido, se vio envuelto en un conflicto poco edificante en un bar de Gijón.
Otra cosa es el presidente del Recreativo, Pablo Comas, que en poco tiempo está demostrando una insospechada capacidad para salvar los problemas de un club que, en definición de Francisco Umbral, viene de una larga tradición “municipalista y espesa“. Pablo Comas ha capeado el temporal provocado por Álvaro Cervera que era, ya está dicho, como el personaje protagonista de la película ‘Novia a la fuga’, y ha ratificado como entrenador a un hombre de la casa, Juanma Rodríguez. Juanma es un tipo joven, silencioso, trabajador, que ha recibido durante años sin complejos los consejos sobre fútbol de entrenadores veteranos. Pablo Comas, que lleva poco más de un mes como presidente del Recre, ha emprendido la renovación de Javi Álamo, un extremo derecho llamado a convertirse en estrella. Y hará todo lo posible para que se queden los jugadores veteranos del Recre, unos tipos ejemplares en la batalla. Esos futbolistas, Aitor Tornavaca, Matamala o Manolo Martínez, tienen algo de Capitán Alatriste: Sólo hincan la rodilla cuando están verdaderamente heridos. También Pablo Comas pudiera responder a la definición que Arturo Pérez Reverte hizo en su libro del Capitán Alatriste: “No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente”.n
La escritura perpetua
Pablo Comas
- Luis Eduardo Siles
- La escritura perpetua
Publicado: 16/03/2012 ·
09:30
Actualizado: 16/03/2012 · 09:30
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