La indolencia en Jecomusa
El caso de Jecomusa vuelve a demostrar lo fácil que es gestionar con el dinero de los demás
me gusta el lema elegido por los trabajadores de Jecomusa para reivindicar la permanencia de sus puestos de trabajo: “Onda Jerez nos duele”, porque, en su origen, la situación a la que han llegado se debe a la total indolencia de los que han gestionado los designios de la radio televisión pública jerezana, prácticamente desde sus inicios, bajo la excusa de la prestación de un servicio público que, como el propio creador de la cosa, Pedro Pacheco, reconocía la pasada semana, “no es obligatorio”. La plantilla, mientras tanto, sigue a lo suyo, porque es lo suyo lo que están defendiendo: su puesto de trabajo y su profesionalidad, pero eso tampoco puede desviarnos del asunto de fondo, que es el conjunto de pérdidas que ejercicio tras ejercicio viene deparando la gestión de Onda Jerez, porque hasta las empresas públicas, como aquí ocurre, han de estar sujetas a las condiciones del mercado, y el publicitario, que debe ser uno de los pilares fundamentales para el sostenimiento y el equilibrio económico del medio, se ha derrumbado estrepitosamente en el transcurso de los últimos tres años, sin que lo haya hecho proporcionalmente el capítulo del ejercicio presupuestario.
El fracaso de la gestión pública es, cuando menos y hasta ahora, el único punto coincidente en las posturas que mantienen plantilla y Gobierno municipal. No ocurre así con las soluciones planteadas, aunque por mucho que se empeñen los manifestantes y por mucho coste político que pueda suponer todo el conflicto para el PP, el equipo de García-Pelayo no va a torcer el guión, porque sería desviarse de unas previsiones de reducción del déficit que pueden terminar por estrangular a todo el Ayuntamiento. Su planteamiento, además, implica un punto y aparte, un nuevo escenario, tanto para la plantilla como para el servicio, que pretende ser realista con los condicionantes económicos que han empujado a esta situación, pero en el que todo no debe reducirse a una mera ecuación matemática en el que la incógnita ya ha sido despejada.
Que Onda Jerez puede seguir desempeñando sus funciones de informar y entretener con una plantilla formada por una treintena de trabajadores, eso pueden darlo por seguro -la empresa privada lo hace y con sueldos muy por debajo de los que se pagan en la pública-, pero cada punto de partida va a seguir chocando con esa otra realidad de los más de ochenta empleados que ahora mismo forman parte de la radio televisión pública a los que se debe dar la posibilidad de no perder su puesto de trabajo. Hablan de una mejor explotación de los recursos propios funcionando como productora, de rentabilizar los fondos de producción, caso de un archivo videográfico sobre flamenco que puede distribuirse entre otros canales televisivos internacionales, como en el mercado asiático...
Propuestas que llaman la atención porque no son nada nuevas, porque se llevan comentando, entre la propia plantilla, desde hace años, sin que los que debían hacerlo movieran un dedo, porque no hay nada más fácil que gestionar con el dinero de los demás, sin que te duela en el bolsillo, mientras media ciudad y parte de la otra se pregunta ahora por qué han estado utilizando el dinero de sus impuestos para mantener un negocio tan deficitario en vez de haberlo destinado a otros fines sociales más importantes.
Bajo este marco, y el de las protestas que vienen soportando durante toda la semana, respaldadas desde el ámbito sindical y político, el Gobierno local anunció este viernes que va a llevar a la Fiscalía la “gestión derrochadora” de Onda Jerez. Una medida que puede entenderse desde el revanchismo político hacia el PSOE o desde el propio interés electoralista, pero que, con los datos en la mano, también traslada a la opinión pública los costes de una gestión que respaldan su posición actual de adoptar, “como la vía menos mala”, la solicitud del concurso de acreedores para Jecomusa, que, dentro de este planteamiento, terminará por hacer pagar a justos por pecadores. Al tiempo.
Jerez era una fiesta... por la vendimia
Este viernes por la noche me acerqué hasta la Plaza del Arenal y me encontré con que Jerez era una fiesta -por parafrasear a Hemingway-: calles y bares repletos de público, buen ambiente en los aledaños de la Alameda vieja, el pequeño y coqueto recinto ferial instalado para la Feria Gastronómica de la Vendimia... Una vez más -porque ya no es la primera- Antonio Real y su equipo han vuelto a acertar con el planteamiento, tanto en los atractivos como en la implicación de la iniciativa privada para contribuir entre todos a reflotar la imagen turística de Jerez.
Polémicas ¿inevitables? del nuevo curso escolar
El martes comenzó el nuevo curso escolar. Antiguamente consistía en que niños y maestros acudieran por primera vez a clase a conocerse o reencontrarse. Ahora es la excusa que tienen los responsables de las administraciones públicas para recriminarse lo que han hecho o dejado de hacer en favor de los centros educativos. Polémicas también las hubo, caso de las ocho aulas que carecían de sillas y pupitres por un retraso en la entrega de material. Como se suele decir, “estas cosas sólo pasan en mi pueblo”.
El fracaso de la gestión pública es, cuando menos y hasta ahora, el único punto coincidente en las posturas que mantienen plantilla y Gobierno municipal. No ocurre así con las soluciones planteadas, aunque por mucho que se empeñen los manifestantes y por mucho coste político que pueda suponer todo el conflicto para el PP, el equipo de García-Pelayo no va a torcer el guión, porque sería desviarse de unas previsiones de reducción del déficit que pueden terminar por estrangular a todo el Ayuntamiento. Su planteamiento, además, implica un punto y aparte, un nuevo escenario, tanto para la plantilla como para el servicio, que pretende ser realista con los condicionantes económicos que han empujado a esta situación, pero en el que todo no debe reducirse a una mera ecuación matemática en el que la incógnita ya ha sido despejada.
Que Onda Jerez puede seguir desempeñando sus funciones de informar y entretener con una plantilla formada por una treintena de trabajadores, eso pueden darlo por seguro -la empresa privada lo hace y con sueldos muy por debajo de los que se pagan en la pública-, pero cada punto de partida va a seguir chocando con esa otra realidad de los más de ochenta empleados que ahora mismo forman parte de la radio televisión pública a los que se debe dar la posibilidad de no perder su puesto de trabajo. Hablan de una mejor explotación de los recursos propios funcionando como productora, de rentabilizar los fondos de producción, caso de un archivo videográfico sobre flamenco que puede distribuirse entre otros canales televisivos internacionales, como en el mercado asiático...
Propuestas que llaman la atención porque no son nada nuevas, porque se llevan comentando, entre la propia plantilla, desde hace años, sin que los que debían hacerlo movieran un dedo, porque no hay nada más fácil que gestionar con el dinero de los demás, sin que te duela en el bolsillo, mientras media ciudad y parte de la otra se pregunta ahora por qué han estado utilizando el dinero de sus impuestos para mantener un negocio tan deficitario en vez de haberlo destinado a otros fines sociales más importantes.
Bajo este marco, y el de las protestas que vienen soportando durante toda la semana, respaldadas desde el ámbito sindical y político, el Gobierno local anunció este viernes que va a llevar a la Fiscalía la “gestión derrochadora” de Onda Jerez. Una medida que puede entenderse desde el revanchismo político hacia el PSOE o desde el propio interés electoralista, pero que, con los datos en la mano, también traslada a la opinión pública los costes de una gestión que respaldan su posición actual de adoptar, “como la vía menos mala”, la solicitud del concurso de acreedores para Jecomusa, que, dentro de este planteamiento, terminará por hacer pagar a justos por pecadores. Al tiempo.
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