La prostitución se hace fuerte en el entorno de la plaza del Caballo
Los vecinos se quejan de llamar a la policía y no poner ninguna solución al conflicto
A simple vista puede parecer un barrio tranquilo, pero quienes viven en esta zona saben perfectamente a lo que se enfrentan todas las noches. El ambiente que origina los bares de alterne es ya una realidad más. La inseguridad y el malestar vecinal se acrecientan en las calles México y José Cádiz Salvatierra por los escándalos que suelen producirse, cada vez con más frecuencia, en el entorno de la plaza del Caballo.
El día suele transcurrir con total normalidad, pero lo cierto es que por la noche la zona se transforma debido al estridente ruido que emana de los clubs, los coches y la jauría de gente que entra y sale constantemente hasta bien entrada la primera hora de la mañana. Algunos vecinos afirman estar acostumbrados a esta situación, pero el miedo y la inseguridad han aumentado durante los últimos meses.
El último incidente ocurrido la semana pasada en la calle José Cádiz Salvatierra, dejó la entrada de uno de los clubs echo trizas cuando un joven al que le habían robado ochocientos euros de un calcetín se lió a pedradas contra la puerta de cristal. “Sobre las tres de la mañana escuché a un joven hablar por teléfono denunciando que le habían robado dinero. Luego escuché un ruido de cristales hacerse añicos y me asomé por la ventana de mi habitación, que está justo encima del bar, y vi que uno estaba lanzando piedras contra la puerta”, cuenta una de las vecinas que sufre las persistentes polémicas que se producen cada noche en esta zona.
La vecina se queja de dormir con intranquilidad casi todas las noches, pues desgraciadamente su vivienda está justo encima de uno de los bares en los que trabajan las señoritas de compañía. “Es una vergüenza que la mayoría de los bares de nuestra zona tengan que ser de alterne. Las mujeres se ponen en la puerta atrayendo a hombres borrachos que acaban mal parados”, expresa indignada la vecina, a lo que añade que su marido llama constantemente a la policía pero “ésta no hace nada al respecto. Los bares siguen molestando y los perjudicados somos nosotros”.
Algunos bares han pintado la fachada exterior de los edificios “cuando la comunidad prohibe modificarla”, comenta el marido, víctima también de estos alborotos. “La policía tiene constancia de lo que hacen los bares porque todas las noches hay problemas con los clientes. Las mujeres son muy ordinarias y casi siempre están peleando y gritando a las tantas de la mañana, pero no hacen nada por quitarlas de allí”.
El malestar vecinal se extiende a la calle México, zona en la que se implantaron los bares de alterne hace ya seis o siete años aproximadamente.
El pasado domingo por la noche, una pareja venía de pasear a sus perros por la avenida de México cuando vieron enfrentarse a un hombre con una mujer que al parecer iba sin camiseta. “La mujer tenía muy mala pinta. Vimos que tenía un vaso en la mano y parecía que tenía el brazo ensangrentado, pero cruzamos rápido la calle porque teníamos miedo”, comenta la joven. Según los jóvenes, dejaron de pelear cuando vieron que había más gente por alrededor. “Ella no paraba de gritarle a él que la soltase. Cuando se pudo escapar iba llorando y casi es atropellada por un coche”, comenta el novio de la joven.
Los vecinos que viven en la zona afirman estar cansados del desagradable ambiente producto de los bares de alterne de la zona. “Aquí vivimos familias que madrugamos para trabajar. Hay gente enferma. Queremos dormir con tranquilidad”, declara una vecina afectada por esta situación, que se ha recrudecido en estas últimas semanas.
El día suele transcurrir con total normalidad, pero lo cierto es que por la noche la zona se transforma debido al estridente ruido que emana de los clubs, los coches y la jauría de gente que entra y sale constantemente hasta bien entrada la primera hora de la mañana. Algunos vecinos afirman estar acostumbrados a esta situación, pero el miedo y la inseguridad han aumentado durante los últimos meses.
El último incidente ocurrido la semana pasada en la calle José Cádiz Salvatierra, dejó la entrada de uno de los clubs echo trizas cuando un joven al que le habían robado ochocientos euros de un calcetín se lió a pedradas contra la puerta de cristal. “Sobre las tres de la mañana escuché a un joven hablar por teléfono denunciando que le habían robado dinero. Luego escuché un ruido de cristales hacerse añicos y me asomé por la ventana de mi habitación, que está justo encima del bar, y vi que uno estaba lanzando piedras contra la puerta”, cuenta una de las vecinas que sufre las persistentes polémicas que se producen cada noche en esta zona.
La vecina se queja de dormir con intranquilidad casi todas las noches, pues desgraciadamente su vivienda está justo encima de uno de los bares en los que trabajan las señoritas de compañía. “Es una vergüenza que la mayoría de los bares de nuestra zona tengan que ser de alterne. Las mujeres se ponen en la puerta atrayendo a hombres borrachos que acaban mal parados”, expresa indignada la vecina, a lo que añade que su marido llama constantemente a la policía pero “ésta no hace nada al respecto. Los bares siguen molestando y los perjudicados somos nosotros”.
Algunos bares han pintado la fachada exterior de los edificios “cuando la comunidad prohibe modificarla”, comenta el marido, víctima también de estos alborotos. “La policía tiene constancia de lo que hacen los bares porque todas las noches hay problemas con los clientes. Las mujeres son muy ordinarias y casi siempre están peleando y gritando a las tantas de la mañana, pero no hacen nada por quitarlas de allí”.
El malestar vecinal se extiende a la calle México, zona en la que se implantaron los bares de alterne hace ya seis o siete años aproximadamente.
El pasado domingo por la noche, una pareja venía de pasear a sus perros por la avenida de México cuando vieron enfrentarse a un hombre con una mujer que al parecer iba sin camiseta. “La mujer tenía muy mala pinta. Vimos que tenía un vaso en la mano y parecía que tenía el brazo ensangrentado, pero cruzamos rápido la calle porque teníamos miedo”, comenta la joven. Según los jóvenes, dejaron de pelear cuando vieron que había más gente por alrededor. “Ella no paraba de gritarle a él que la soltase. Cuando se pudo escapar iba llorando y casi es atropellada por un coche”, comenta el novio de la joven.
Los vecinos que viven en la zona afirman estar cansados del desagradable ambiente producto de los bares de alterne de la zona. “Aquí vivimos familias que madrugamos para trabajar. Hay gente enferma. Queremos dormir con tranquilidad”, declara una vecina afectada por esta situación, que se ha recrudecido en estas últimas semanas.
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