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Fuego amigo

Política (hídrica) con mayúsculas

Pero, de vez en cuando, da gusto ver a los políticos trabajando por un objetivo común superior a sus trincheras ideológicas

Publicado: 09/01/2025 ·
08:33
· Actualizado: 09/01/2025 · 08:33
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Autor

José Antonio Sau

El blog 'Fuego amigo' lo escribe José Antonio Sau, periodista y escritor

Fuego amigo

En mis columnas hablo de la Málaga que fue, de la que es y, a veces, de la que será

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Málaga aguantó con entereza la dana de la pasada semana. Asustados por el alcance imparable del agua en Valencia, y por sus devastadoras consecuencias, y con una coordinación institucional envidiable, todo funcionó a la perfección en la provincia: la alerta, que recibimos el día anterior, la suspensión de las clases en todos los niveles educativos, el teletrabajo en la mayor parte de las empresas, y la moderación y la prudencia de las que hicieron gala los malagueños. No hubo daños personales. Pudieron haber existido si no se hacen las cosas así. Al día siguiente, PP, PSOE y el resto de partidos volvieron a zurrarse, pero, de vez en cuando, da gusto ver a los políticos trabajando por un objetivo común superior a sus trincheras ideológicas, cuyo distanciamiento tanto daño está haciendo a la democracia española. Ahora, por lo visto, hay agua para un millón de personas durante un año. La sequía, o su fantasma, se aleja de los aposentos habitables del castillo y podemos respirar tranquilos, aunque es ahora cuando hemos de acelerar en la política hídrica porque el cambio climático ha venido para quedarse y es un hecho incontrovertido que las temperaturas han aumentado, que estas inciden en fenómenos como las danas o gotas frías que hemos sufrido históricamente (ya existían, pero ahora vienen con un grado más de violencia en el zurrón) y que es necesario responder desde las administraciones públicas, las universidades y centros de investigación con una política pactada que combine el conocimiento de los fenómenos atmosféricos y las posibilidades y características del terreno, las respuestas del territorio a estos cataclismos, la sostenibilidad y la garantía de que existirá agua para abastecer a la población, los usos industriales y el riego. Todo ello ha de concretarse en diferentes medidas de ahorro, contención y, sobre todo, de infraestructuras. El otro día, un conocido analista político dibujó en un tuit el miedo que tenemos muchos malagueños: venía a decir que ahora, tras las lluvias, igual no hacen la desaladora. Necesitamos una política rigurosa que planifique y ejecute, que elimine arbitrariedades e interpretaciones y se ciña a la respuesta eficaz, imaginativa y ambiciosa a los procesos de desertificación y clima seco que azotan a Andalucía desde hace tiempo y que van a ser la tónica en las próximas décadas. Ya avisó el profesor Enrique Salvo Tierra de que la benignidad del tiempo en la Costa del Sol es una característica que pertenece al pasado. Necesitamos una política hídrica con mayúsculas.

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