La llevada y traída crisis del pepino, que ha trascendido tierras alemanas para menoscabo de los productos españoles, se ha convertido en tema de conversación diaria en nuestro país, y Arcos no iba a ser menos. Los cafés, la calle o los mercados, cualquier lugar es bueno para comentar la noticia y posicionarse al respecto mientras que los más perjudicados, los agricultores, piden soluciones.
Ahora, que se ha comprobado que los pepinos españoles no han sido los culpables de la muerte de más de una veintena de personas intoxicadas con una bacteria llamada E. coli, todos respiramos más tranquilos porque eso deja a nuestros agricultores libres de cualquier amenaza. Aunque es verdad que queda mucho por hacer, empezando por compensar al sector por las pérdidas millonarias, que ésta crisis le ha causado, y terminando por lavar la imagen de los productos de la huerta española para poder seguir exportando como hasta ahora.
Pero si algo podemos sacar de positivo de esta crisis quizás sea la seguridad con la que todos hemos defendido las frutas y hortalizas españolas. Buena prueba de ello la encontramos en las plazas de abastos del municipio. Allí, los fruteros aseguran que la crisis del pepino se ha quedado en mera anécdota. “Seguimos vendiendo lo mismo que antes de que empezara todo esto”, aseguró Juan Luis, frutero en el Barrio Bajo. Una opinión que corrobora Rosario Chamizo, desde la plaza de abastos del Camino de Las Nieves, “la gente pregunta, pero seguimos vendiendo igual que antes”. Y lo cierto es que esta situación ha hecho que los consumidores pidan más ésta verdura como explicó Rosario, “quieren tener la seguridad de que el pepino que se llevan a sus casas es español”.
Así las cosas, ésta crisis sí nos ha hecho más solidarios con los productos españoles, que en el caso de Arcos, no vienen de Almería sino de Chipiona o Sanlúcar. “Los clientes suelen preguntar de dónde vienes los pepinos y, esa preocupación, se extiende a otros productos cómo los tomates o las patatas. Pero eso no nos preocupa porque es nuestra obligación conocer esa información y ofrecérsela al consumidor”, añadió Rosario.
Motivo de guasa
Todos coinciden en que esta situación ha sido motivo de bromas entre los clientes y los comerciantes, “muchas personas llegan preguntando si estos son los pepinos contaminados…Se ríen, es como una guasa, pero se los llevan igual. La gente confía en los nuestros productos ”.
Con este panorama, podemos hablar de tranquilidad en las plazas de abasto, pero lo cierto es que cuando la noticia saltó a los medios de comunicación si tuvieron miedo de que esta situación les pudiera perjudicar, “la gente llegaba preguntado y llegué a pensar que podríamos vernos obligados a cerrar, pero seguimos vendiendo una o dos cajas diarias de pepinos. Esta es la misma cantidad que hemos vendido siempre”, aseguró Rosario.
En la misma línea habla Cati, su compañera en el mercado, “cuando se empezó a conocer todo esto de los pepinos, la gente venía al mercado con miedo. De hecho, hubo alguna gente que lo dejó de comprar, pero ya todo ha vuelto a la normalidad”.
Entre los clientes acostumbrados a una dieta mediterránea, la sentencia es categórica, “sigo comprando pepinos”. De hecho, ninguna de las personas consultadas por este medio de comunicación ha dejado de consumir esta hortaliza, confiando en la huerta española y convencidos de lo importante que es lavar la fruta y verdura antes de consumirlas.
Aunque la situación de ha convertido en motivo de guasa entre los asiduos a los mercados arcenses, todos consideran muy negativo para los productos españoles la situación que se ha producido y que ha colocado en el disparaderos a frutas y hortalizas, por lo que se posicionan junto a los agricultores, “esto que han hecho está muy feo porque puede dejar a muchas personas en el paro y, de hecho, ha pasado. Ahora habrá que pedir soluciones porque hay mucha gente que vive de esto y les ha perjudicado mucho”.
Con todo, los consumidores aseguran que seguirán comprando pepinos porque confían en los productos españoles y porque, como explicaba Mercedes, una clienta del Barrio Bajo, “¿qué gracia tiene un gazpacho que no lleva pepino?
Ahora, que se ha comprobado que los pepinos españoles no han sido los culpables de la muerte de más de una veintena de personas intoxicadas con una bacteria llamada E. coli, todos respiramos más tranquilos porque eso deja a nuestros agricultores libres de cualquier amenaza. Aunque es verdad que queda mucho por hacer, empezando por compensar al sector por las pérdidas millonarias, que ésta crisis le ha causado, y terminando por lavar la imagen de los productos de la huerta española para poder seguir exportando como hasta ahora.
Pero si algo podemos sacar de positivo de esta crisis quizás sea la seguridad con la que todos hemos defendido las frutas y hortalizas españolas. Buena prueba de ello la encontramos en las plazas de abastos del municipio. Allí, los fruteros aseguran que la crisis del pepino se ha quedado en mera anécdota. “Seguimos vendiendo lo mismo que antes de que empezara todo esto”, aseguró Juan Luis, frutero en el Barrio Bajo. Una opinión que corrobora Rosario Chamizo, desde la plaza de abastos del Camino de Las Nieves, “la gente pregunta, pero seguimos vendiendo igual que antes”. Y lo cierto es que esta situación ha hecho que los consumidores pidan más ésta verdura como explicó Rosario, “quieren tener la seguridad de que el pepino que se llevan a sus casas es español”.
Así las cosas, ésta crisis sí nos ha hecho más solidarios con los productos españoles, que en el caso de Arcos, no vienen de Almería sino de Chipiona o Sanlúcar. “Los clientes suelen preguntar de dónde vienes los pepinos y, esa preocupación, se extiende a otros productos cómo los tomates o las patatas. Pero eso no nos preocupa porque es nuestra obligación conocer esa información y ofrecérsela al consumidor”, añadió Rosario.
Motivo de guasa
Todos coinciden en que esta situación ha sido motivo de bromas entre los clientes y los comerciantes, “muchas personas llegan preguntando si estos son los pepinos contaminados…Se ríen, es como una guasa, pero se los llevan igual. La gente confía en los nuestros productos ”.
Con este panorama, podemos hablar de tranquilidad en las plazas de abasto, pero lo cierto es que cuando la noticia saltó a los medios de comunicación si tuvieron miedo de que esta situación les pudiera perjudicar, “la gente llegaba preguntado y llegué a pensar que podríamos vernos obligados a cerrar, pero seguimos vendiendo una o dos cajas diarias de pepinos. Esta es la misma cantidad que hemos vendido siempre”, aseguró Rosario.
En la misma línea habla Cati, su compañera en el mercado, “cuando se empezó a conocer todo esto de los pepinos, la gente venía al mercado con miedo. De hecho, hubo alguna gente que lo dejó de comprar, pero ya todo ha vuelto a la normalidad”.
Entre los clientes acostumbrados a una dieta mediterránea, la sentencia es categórica, “sigo comprando pepinos”. De hecho, ninguna de las personas consultadas por este medio de comunicación ha dejado de consumir esta hortaliza, confiando en la huerta española y convencidos de lo importante que es lavar la fruta y verdura antes de consumirlas.
Aunque la situación de ha convertido en motivo de guasa entre los asiduos a los mercados arcenses, todos consideran muy negativo para los productos españoles la situación que se ha producido y que ha colocado en el disparaderos a frutas y hortalizas, por lo que se posicionan junto a los agricultores, “esto que han hecho está muy feo porque puede dejar a muchas personas en el paro y, de hecho, ha pasado. Ahora habrá que pedir soluciones porque hay mucha gente que vive de esto y les ha perjudicado mucho”.
Con todo, los consumidores aseguran que seguirán comprando pepinos porque confían en los productos españoles y porque, como explicaba Mercedes, una clienta del Barrio Bajo, “¿qué gracia tiene un gazpacho que no lleva pepino?
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