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Ponce, Talavante y Juan Ortega a hombros en la corrida de Candiles en Marbella

Entregan una placa a Enrique Ponce con motivo de su despedida del coso marbellí y de los ruedos

  • Los diestros, a hombros. -

Noche triunfal en la plaza de toros de Marbella, en el primer festejo de la Feria de Candiles, en la que los diestros Enrique Ponce, Alejandro Talavante y Juan Ortega han salido a hombros después de cortarle hasta un total de ocho orejas y rabo a los toros de Núñez del Cuvillo. Mientras que el sevillano Morante de la Puebla, por el fallo a espadas, tuvo que irse a pie.

Alejandro Talavante pudo enjaretarle un quite por chicuelinas a su primer toro, a pesar de que el animal estaba reticente en el recibo capotero. Sin embargo, al coger el extremeño la muleta, llegaron pasajes de mayor lucimiento, quería Talavante sacar faena y deleitar al público asistente, pero el de Núñez del Cuvillo le costaba y no le permitió realizar faena uniforme, premiada con dos muy generosas orejas.

En su segundo, séptimo de la noche, volvió a recibir con el capote con un llamativo quite por afarolados. Brindó al respetable e inició una faena que tuvo temple y fue vistosa para un público que aún aguantaba a esas horas de la madrugada. Un final por bernardinas ajustadas y la estocada, hicieron que se desatara la locura y llegasen dos orejas y rabo a manos de Alejandro Talavante.

Enrique Ponce lidió en primer lugar un flojo e insulso toro de Núñez del Cuvillo al que tuvo que lidiar con temple y a media altura para evitar que perdiera las manos en todo momento. El animal finalmente se vino a menos y tuvo que acabar con la faena.

Cambió el sino en el quinto toro de la noche, al que Ponce recibió bien con el capote y que, ya con la muleta, brindó a El Litri. Comenzó doblándose por bajo con un toro que se desplazaba con codicia. Lo aprovechó Enrique con una faena de temple, inteligencia, propia de sus muchos años de alternativa que remató con una estocada, que cayó algo baja, y cortó las dos orejas y rabo.

Juan Ortega pudo gustarse en el recibimiento con el capote a su primer toro, meciendo el capote, toreándolo a una velocidad imposible. Con la muleta realizó una faena llena de detalles y pinturería, con doblones por alto, trincherillas o los molinetes a compás abierta. Un gusto y una clase distinta, con un toreo distinto.

El octavo y último toro de la noche no permitió a Juan Ortega mecerlo con el capote. Un animal que desde salida se estuvo defendiendo y llegó sin atención a la muleta. Pero el de Núñez del Cuvillo no quería, incluso tuvo amago de querer voltear a Ortega. Aún así, el diestro sevillano lo intentó sobre ambos pitones sin mayor transcendencia.

Morante de la Puebla sólo pudo dejar una media verónica de sabor ante su primer toro, segundo de la noche, que, a pesar de recibir un buen puyazo, tuvo tendencia de ir con la cara muy alta durante toda la faena de muleta. Sin embargo, el sevillano se plantó en los medios y con la mano izquierda, deleitó a los presentes con una faena llena de gusto y pinturería. El fallo a espadas le impidió cortar trofeo alguno.

Su segundo oponente sólo le permitió esbozar alguna verónica con el capote, llena de temple y gusto, pero el animal se paró y no quiso acudir a los cites del sevillano que lo intentó por todos los medios.

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FICHA DEL FESTEJO.-. Ocho toros de Núñez del Cuvillo de correctos de presentación nobles y faltos de raza en general. Destacó el encastado quinto. Sexto y octavo fueron los más deslucidos.

Enrique Ponce, de blanco y azabache: estocada caída (silencio); estocada baja (dos orejas y rabo)

Morante de la Puebla, de grana y oro: cuatro pinchazos y media estocada (silencio); pinchazo y pinchazo hondo (silencio)

Alejandro Talavante, de malva y oro: estocada caída y descabellos (dos orejas); estocada (dos orejas y rabo)

Juan Ortega, de rioja y azabache: estocada (dos orejas); estocada (silencio)

La plaza registró dos tercios de entrada  en noche muy agradable.

Al finalizar el paseíllo sonó el himno de España y se le entregó una placa a Enrique Ponce con motivo de su despedida de los ruedos.

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