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El Loco de la salina

Los locos estamos orgullosos de nuestro himno

Es tan fácil de cantar, que hasta los catalanes, aunque no quieren, sin embargo lo tararean sin dificultad

Publicado: 14/07/2024 ·
19:28
· Actualizado: 14/07/2024 · 19:28
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Autor

Paco Melero

Licenciado en Filología Hispánica y con un punto de locura por la Lengua Latina y su evolución hasta nuestros días.

El Loco de la salina

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás. Albert Einstein

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De fútbol ya vamos bien despachados por ahora. Se acabó la Eurocopa para desgracia de los insaciables forofos, y los locos no paramos de imitar en el patio a Nico y a Lamine..., uno negrito y el otro marrón oscuro, que son los que les han calentado la cabeza a los defensas. Sin embargo, la locura hace que nos fijemos en otras muchas cosas de este circo de la pelota.

Lo que más nos encanta de todo lo que hemos visto en la Eurocopa es la impecable letra del himno español, sobre todo porque es muy fácil de aprender. Se repite la la la la la… hasta que llega el pon pon final. Es un himno que aventaja a todos los demás que hemos escuchado. Los demás himnos hablan de guerra, de problemas, de pamplinas históricas ya pasadas hace tiempo. Incluso el de Inglaterra suena para chillarle desde que comienza diciendo Dios salve a nuestro gracioso Rey. Y Carlos tendrá muchas otras cualidades, pero lo que es gracia, poquita. Por cierto, cuando murió la eterna Reina Isabel II en septiembre de 2022,los guiris tuvieron que cambiar la letra y en vez de cantar Dios salve a la Reina, salen con Dios salve al Rey, porque es al Rey al que Dios tiene que salvar y trabajito le va a costar. Esos problemas no los tenemos con el himno español, en el que no hace falta cambiar ningún la la la. El nuestro con sus la la la … deja en el aire un extraño eco lleno de misterio. Nadie, ni siquiera Cuarto Milenio, ha sido capaz de averiguar el contenido exacto de nuestra espeluznante letra.

Los españoles podemos aplicarle a nuestro himno cualquier idea que se nos ocurra, desde lo cara que está la vida hasta hay que ver la de palmeros que tiene este país. Simplemente consiste en vocalizar bien los la la la… con esa ele que se deja pronunciar perfectamente golpeando con la puntita de la lengua el techo carnoso que llevamos detrás de los dientes superiores. Es tan sencilla y llamativa la ele (L), que es la única y solitaria letra que llevan los coches de autoescuela en todo lo alto para atraer la atención y señalar a los conductores novatos. Y ¿qué decir de la a? Incluso los más tiernos bebés, nada más aparecer por este mundo, la pronuncian sin haber hecho ningún curso de pronunciación. Dicen mamá, papá, tata… con una facilidad que espanta.

Nuestro himno es tan fácil de cantar, que hasta los catalanes, aunque no quieren, sin embargo lo tararean sin dificultad. Además, no debemos olvidar que solamente con tres la la la ganamos un festival de Eurovisión y lo cantaba toda Europa sin necesidad de ninguna traducción. Por si faltaba poco, nuestro himno recoge con habilidad la nota la del diapasón, para que nadie desentone. Ahora los defensores más atontados de la igualdad quieren que, en lugar de la, cantemos lo, y los más tontos del todo ya están metiendo el le; incluso los que ya no tienen remedio quieren cantar l@, pero no saben cómo hacerlo, porque lo de arroba no encaja bien.

Sin embargo, ayer le dieron el alta en el manicomio a uno de mis amigos, dicen que por estar ya en sus cabales. Y es que asegura que somos unos mamarrachos y que es una vergüenza que el himno español no tenga una letra en condiciones como todos los demás equipos, y además porque es un ladrillo lamentable (palabras que también comienzan por la-).

Y yo, por estar orgulloso de nuestra sencilla letra, me tienen aquí encerrado. ¿No es para volverse loco?

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