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Andalucía

Trasiego entre pasillos

Para el viernes 26 están anunciados otros en la estructura regional andaluza por parte de Juan Espadas, que intentará darle mayor peso orgánico a su proceder

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  • El jardín de Bomarzo.

“Gracias a la libertad de expresión hoy ya es posible decir que un gobernante es un inútil sin que nos pase nada. Al gobernante tampoco”. Jaume Perich.

La convención política que celebra el PSOE este fin de semana en A Coruña y que servirá para lanzar a su candidato ante las elecciones gallegas de dentro de un mes es, además, el encuentro que ha elegido el presidente Sánchez para reorganizar el partido con cambios en su ejecutiva federal este domingo 21 con la entrada de hasta cuatro ministros. Para el viernes 26 están anunciados otros en la estructura regional andaluza por parte de Juan Espadas, que intentará darle mayor peso orgánico a su proceder tras el fiasco que ha supuesto Noel López, muy denostado por el caso del secuestro de Maracena, y quién sabe si esta reorganización pueda ser más profunda y afectar también a Mary Ángeles Ferry, si no en rango o cargo en su función actual como vicesecretaria general y portavoz parlamentaria. Ferry, de la agrupación de Jaén, no mantiene la mejor relación con Paco Reyes, secretario general y presidente de Diputación, que hace tándem con su homónimo sevillano Javier Fernández para convertirse, ambos, en los bastiones del socialismo andaluz, junto al propio Espadas, que se mantendrá en la candidatura a presidir la Junta mientras Pedro Sánchez no cambie de idea. Sondeos como el del Centra esta semana profundizan en la herida socialista en la comunidad ante una nueva pérdida de empuje y aunque, internamente, cuestionan el resultado que el estudio ofrece por cuanto PP y Vox suman 73 escaños, demasiados, y la sanidad no pasa ninguna factura al gobierno de Moreno Bonilla, extraño, la autocrítica interna es nítida porque no se vislumbra despunte alguno y porque la labor como oposición es, en general, mediocre y de ello provecho saca un presidente popular que se maneja con la misma soltura en Andalucía como perdido parece en Génova.

La parlamentaria María Márquez sale de la ejecutiva nacional y se incorpora, con mucho peso, a la regional junto a Espadas. La onubense es un valor en alza y da perfil a futuro, joven y mujer preparada, con la escuela del viejo socialismo onubense de Mario Jiménez y, antes, Javier Barrero y, aunque es pronto aún para ella para saltos de mayor calado, estará en la pomada del reparto del poder andaluz en los próximos años.

Si hay algo que el PSOE sabe interpretar a la perfección es el toque de diana que anuncia el nuevo día y que, llegado, hay que ponerse en pie y activarse, acudir a los encuentros en busca de relaciones cuando los nombramientos se están cocinando, tirar de aquellas relaciones que se cultivaron, tanto como apartarse sin que se note demasiado de quienes, por una razón u otra, cayeron en la senda de la desgracia.

Un ejemplo lo que ha sucedido en torno al nombramiento del subdelegado del Gobierno en Cádiz, decisión tomada por la propia Montero que no le perdonó a José Pacheco, el saliente, su negativa a ser candidato en Cádiz pese a que se reunió para pedírselo personalmente en un despacho en Jerez durante casi una hora y éste, entre otras, declinó la oferta alegando cuestiones personales –la negativa de su pareja- y las cuestiones personales tienen su coste, también personal. Cuando el partido te requiere, negarse tiene precio.

Ruiz Boix, secretario general de Cádiz, aprovechó para jugar a enredar y sacar tajada, que le encanta, apretando para colocar en el puesto a su cercana Cristina Saucedo y, de hecho, el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández, notificó no solo el cese a Pacheco sino el inminente nombramiento de Saucedo, que era la inicialmente elegida.

Pero Ruiz Boix ha perdido demasiados apoyos, nunca los ha tenido especialmente sólidos en Sevilla o Madrid y ahora la voz en la provincia de Cádiz es casi unánime contra él, esto es lo cierto; la agrupación de Jerez, que le apoyó, está prácticamente disuelta –UGT enredando- y la ex alcaldesa, Mamen Sánchez, no está precisamente satisfecha tras como procedió –entre otras cuestiones- con el reparto último de comisiones, sumando él un cargo más con la presidencia de la de asuntos exteriores. En Cádiz tanto Oscar Torres como Fran González no están nada contentos tras lo que ha sucedido en torno al no nombramiento de Saucedo y al quiebro, vía romanes, hacia Blanca Flores, con quien mantienen una abierta enemistad y temen que la quieran situar como candidata a la alcaldía de Cádiz en las próximas –y pudiera ser pese a las lindezas que casi todos sus compañeros dicen de la que será la nueva subdelegada del Gobierno-. La torpeza Ruiz Boix ha sido jugar solo con una pieza posible para el cargo como era Saucedo –podría haber apostado también por la jerezana y diputada Laura Álvarez, pero no- y la candidatura de Saucedo la ha tirado Chefy porque le compitió en primarias en Chiclana y éste y su hermano Rafael han usado influencias de altura para eliminarla y, así, además, alimentar la enemistad con el delegado de Zona Franca, al margen de dejar retratado y tocado al propio Ruiz Boix. Y Madrid, vía romanones, paró el nombramiento de Saucedo el mismo viernes cuando se estaban publicando el del resto de provincias, sin importarles retratar públicamente la debilidad del secretario general. 

Fran González no parece que corra riesgos para continuar al frente de la Zona Franca, pero es evidente que el movimiento romanoide posicionando a Flores y socavando públicamente el poder de Ruiz Boix le ha dejado descompuesto y sin pareja de baile, tanto como al actual secretario general gaditano, que busca entrar en la ejecutiva regional e intentar así frenar los movimientos en una provincia que ya se alinea en la búsqueda de una nueva mayoría: Jaime Armario agita la coctelera para anotar sumas, Nando levanta el dedo dispuesto a apuntarse a lo que sea que pase, Pizarro está decepcionado con todo lo que ha pasado, Moscoso sabe perfectamente olfatear cuando el queso, payoyo o el de otra denominación, está pasado de tiempo en cámara y hay que elegir otro más tierno, Rota y Sanlúcar se sumarán en contra e Irene García, qué duda cabe, maneja gustosa la idea de colaborar para devolver afrentas pasadas. Por tanto, en la casa del pueblo ya está abierto el ambigú con deliciosas y calentitas palomitas para el deleite gastronómico del socialismo gaditano y, de paso, para todo el que guste consumir política ficción en este familiar mundo entre boixistas, de haberlos, pizarristas, en peligro de extinción, romaníesromanes o romanoides y el resto de las gaditanas latitudes.

Pero como el PP es un partido al que se le antoja tener también sus guerras, no quiere ser menos ni en eso, ha decidido en paralelo tener una intensa y de mucho calado en la Diputación de Cádiz a raíz de los nombramientos de técnicos por parte de presidencia y sin consenso de los diputados al frente de las áreas, fruto de lo cual se han presentado hasta cuatro recursos de reposición –el PP alentando recurrirle al PP- con el soterrado monumental enfado de pesos como Jacinto Muñoz o Juancho Ortíz, que poco a poco va perdiendo peso y un día llegará y le habrán ocupado el despacho. Y al presidente provincial y alcalde de Cádiz Bruno García no le da para tanta refriega, mientras que Beardo se pide el bol grande para compartirlo con Juan Franco, que se va de fiesta musical a Fitur, para picar algo en los marmóreos pasillos de la casa rosa contemplando el caldeado trasiego entre despachos.

Los pasillos, de unos y otros, dan para mucho. Un Sálvame político sería de máxima audiencia con todo lo que en ellos se genera.

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