Según informó ayer la Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil, se trata de un “método inédito”, que los detenidos denominan “infalible”, y el estupefaciente ha sido recuperado en las proximidades de la playa del Saladillo, en Estepona (Málaga).
El cargamento, procedente de Marruecos, era fondeado y anclado por los proveedores de la droga a unos veinte metros de profundidad en unas coordenadas previamente acordadas.
Los diferentes fardos eran enlazados entre sí mediante cabos y anclados al fondo marino.
Posteriormente, la parte española de la organización de “narcos” se desplazaba al lugar en una pequeña embarcación neumática y un buceador se sumergía para localizar los fardos y marcar mediante una boya el lugar donde se encontraban.
Según la Policía, al día siguiente y a plena luz del día enviaban al punto de coordenadas balizado con la boya a una pequeña embarcación de un solo motor, así como una moto acuática para proceder a arrastrar la droga sumergida hasta pocos metros de la playa.
La moto de agua primero vigilaba la zona de playa donde estaba fondeada la droga y cuando consideraba que no existía vigilancia policial, la embarcación de pequeñas dimensiones se acercaba y se unía a la moto.
Seguidamente, un buzo, con equipo de respiración autónoma, enganchaba la droga a la moto, que arrastraba el hachís sumergido y lo acercaba hasta unos diez metros de la playa, donde el resto de los integrantes de la organización llevaban a cabo funciones de contravigilancia.
Tras esperar a que se hiciera de noche, los narcotraficantes tiraban con un todoterreno del cabo con el que iban atados los fardos y los sacaban a la superficie.
