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Andalucía

Conflictividad laboral en el campo de gibraltar

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El hecho de que el próximo jueves 11 de diciembre se celebre una manifestación a favor del empleo en el Campo de Gibraltar es el resultado, claro, del fracaso de las políticas de generación y mantenimiento de trabajo en la comarca.

En efecto, a mediados del pasado año, la cifra de parados en la Bahía se situaba en algo más de 19.000. Los últimos datos, correspondientes al mes de noviembre de 2008 indican que los parados rozan ya los 30.000 en el Campo de Gibraltar.

Y la situación no sólo carece de visos de mejorar, sino que bien por el contrario, podría convertirse en una auténtica pesadilla, teniendo en cuenta las perspectivas que han puesto de relieve determinados analistas, que indican que se podría llegar a los cuatro millones de parados en España el próximo año. Ahora mismo, hay casi tres. De seguir la tónica general, el Campo de Gibraltar no sería una excepción.
Mientras tanto, existen signos que no son ciertamente halagüeños. Por un lado, el anunciado cierre de la planta de Torraspapel en Algeciras, que supondría la pérdida de ciento cincuenta puestos de trabajo. Independientemente de las alegaciones que se pudieran formular y de una presumible intervención estatal o de la Junta de Andalucía, las intenciones de Torraspapel son diáfanas: cerrar.

En otro orden de cosas, aun cuando se ha advertido de que se trata de una solución transitoria ante la falta de demanda, no deja de ser preocupante que Acerinox decida enviar a toda la plantilla, 2.400 personas, de vacaciones a sus casas. Sin lugar a dudas no es un buen síntoma. Además, hay que añadir el problema que supone esta paralización de actividad en lo que corresponde a las contratas de la acería, un asunto que todavía tiene mucho que dar que hablar.

De otra parte, Artenius en San Roque, como mal menor, se desprenderá de ocho trabajadores, en vez de los veinte que estaban previstos en un principio. Como mal menor, hasta podría pasar.
En definitiva, teniendo en cuenta estas señales inequívocas de que las cosas pintan mal, es necesario que las administraciones sopesen muy bien la situación actual y actúen en consecuencia. El futuro, pues, se presenta muy negro.

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