Dos presos, uno de ellos muy peligroso y acusado del homicidio de un hombre en Bujalance mientras estaba de permiso carcelario, se fugaron la pasada noche de la prisión Sevilla-1 y están siendo buscados por un dispositivo desplegado por la Guardia Civil.
Uno de los dos reclusos fugados es un conocido delincuente de Córdoba que presuntamente asesinó a un hombre en una reyerta en Bujalance en noviembre de 2008 cuando estaba huido de la justicia tras un permiso penitenciario que le habían concedido en 2006.
Según han informado a Efe fuentes penitenciarias, R. H. C, de 28 años y natural de Córdoba, cumplía ahora una condena de siete años y seis meses por diversos robos y se encontraba en prisión preventiva por el crimen de Bujalance.
R. H. C, conocido como "El Rafi" y al que se le imputan más de 25 delitos, es el presunto homicida de J. R. G, un vecino de Bujalance (Córdoba) a quien habría disparado en la cabeza en el transcurso de una reyerta en noviembre de 2008.
Según las fuentes, en el momento de estos hechos se encontraba en busca y captura, ya que no volvió a la prisión tras un permiso penitenciario de ocho horas que le concedieron en febrero de 2006, cuando cumplía condena por varios delitos contra el patrimonio.
El homicidio de J. R. G. tuvo un gran impacto social en Córdoba porque tras su muerte unos desconocidos acudieron a la casa de la familia del presunto asesino -y ahora fugado de la prisión de Sevilla- para incendiarla.
La Guardia Civil, que ha puesto en marcha un amplio dispositivo para la detención de este y el otro recluso, el marroquí M. L. E, 22 años, ha reforzado la vigilancia en Bujalance, dijeron a Efe fuentes del Instituto Armado.
El hijo del hombre que presuntamente fue asesinado por “El Rafi” ha asegurado que la familia se encuentra indignada por esta fuga, aunque está "tranquila", al tiempo que ha mostrado su confianza en la Justicia.
En declaraciones a Efe, el hijo del fallecido, José Reyes, ha dicho que no tiene "calificativo" sobre lo sucedido. "Confiamos en la ley y en que no pase nada", ha sostenido Reyes.
El marroquí M. L. E. cumple una condena de 3 años y 6 meses por un delito de robo con violencia y se encontraba en prisión preventiva por otro robo. Contrariamente a lo informado nada más conocerse el suceso, ninguno de los fugados estaban incluidos en el Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES) ni son narcotraficantes.
La fuga fue descubierta en el recuento de las 7.45 horas de ayer en el módulo de presos preventivos de la cárcel Sevilla-1, situada en el extrarradio de Sevilla capital en la carretera a Mairena del Alcor.
Fuentes de Instituciones Penitenciarias han indicado a Efe que el hecho ha sido considerado un suceso "grave" y por ello la secretaría general de Instituciones Penitenciarias ha ordenado a los máximos responsables de seguridad que se desplacen al penal sevillano para "investigar las circunstancias en que se produjo la fuga, establecer posibles fallos de seguridad y depurar responsabilidades".
Los fugados se encontraban en el modulo 7, en el que según las mismas fuentes de Instituciones Penitenciarias había 50 internos, ninguno de ellos pertenecientes a ETA o el GRAPO como habían asegurado algunas versiones.
Los dos presos tuvieron que salir por la ventana o por una rejilla y posiblemente contaron con apoyo externo, según han informado a Efe fuentes próximas a los funcionarios de prisiones.
La cárcel de Sevilla-1 alberga hoy a 1.377 internos, según Instituciones Penitenciarias.
Falta de seguridad y vigilancia
Por su parte, la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip) ha advertido de que "la falta de medios de seguridad y vigilancia" de la cárcel Sevilla I ha motivado la fuga de los presos del módulo siete, asegurando que el centro penitenciario no está capacitado para albergar reos sometidos al Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES).
En un comunicado, Acaip ha informado de que debido a las reformas realizadas en las celdas del módulo siete o de preventivos, los internos, que se encontraban en la misma celda, "pudieron con suma facilidad quitar un par de ladrillos que les dieron acceso a la mampara donde se encuentran el registro de electricidad y fontanería de la celda, forzando la puerta de la mampara para conseguir acceder a la galería de las celdas".
Desde este punto se dirigieron a la ventana de la galería, "que por cierto es de hierro dulce de los años 80 y que se encuentra apenas a dos metros del suelo". Dicha ventana no fue impedimento alguno para "que consiguieran reventarla y salir al exterior", donde "en ningún momento los dispositivos de seguridad perimetrales del recinto funcionaron".
"Al parecer se encontraban apagados o simplemente no funcionan, como suele ser frecuente", denunció el sindicato, que además advirtió de que "las rondas nocturnas realizadas por parte de los funcionarios no pudieron impedir la fuga, ya que en la noche de ayer -por el miércoles- el ruido ensordecedor de la lluvia sobre el tejado de chapa del módulo impedía escuchar absolutamente nada".
"Funcionarios que han trabajado en estos módulos han dado fe de lo fácil que es reventar la ventana del pasillo de la galería, ya que los barrotes tienen forma de ángulo 90 grados y, además, están fabricados en hierro dulce o manejable. De hecho, hace unos años ya hubo una fuga en el centro muy similar y no se han puesto los medios para impedir una nueva fuga".
Además, según ACAIP, "no existe ninguna cámara de vigilancia interna dentro del recinto y las únicas que existen son las perimetrales, que en este caso, ni siquiera han funcionado". Por eso, lamentó que en la gestión de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias "prime el gasto en eventos, tratamiento, salidas o terapéuticas, en lugar de destinarlo a mas seguridad tanto técnica como en estructuras".
El centro de Sevilla I, para la organización, "no es un centro adecuado para albergar a este tipo de internos, que tiene en su haber una condena de 20 años por un homicidio ocurrido en Córdoba y además está clasificado como FIES, es decir, por narcotráfico", apuntan desde ACAIP, aunque desde Instituciones Penitenciarias se ha negado este último extremo.