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Condenado a morir en la orilla

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El Xerez está condenado a morir en la orilla, tras nadar con fatigas de muerte. De memoria recuerdo que frente al Racing, se encajó el gol de la derrota, cuando se rozaba el empate; algo similar ocurrió en Almería , y ante el Valencia, cuando se buscaba la igualada, llegó el gol de Marchena que dejó al Xerez compuesto y sin novia.
Es triste estar todo el tiempo guerreando, derrochando voluntad y vergüenza futbolística –no siempre va a ser torera-, y quedarse una vez tras otra con cara de tonto, viendo como los demás se llevan el premio gordo y hasta la predrea, solamente por poseer un poquito mas de acierto y, ¿por qué no decirlo? de calidad. Gorosito acertó al colocar a Momo por delante de los pivotes centrales, sirviendo de enlace – lo de enganche me suena a caballería-, entre la defensa y la delantera. Y el canario lo hizo bien hasta que se le agotó la batería. Entonces, yo al menos, eché en falta a otro jugador con mucha calidad y acostumbrado a jugar en esa zona, me refiero como ya se habrán imaginado, a un tal Antoñito, el jugador quizá con mejor técnica del plantel y que si está en vena, puede ser verdaderamente desequilibrante. El Xerez frente al Osasuna, no dispuso más que de un ratito en el primer tiempo durante el cual se abrigaron esperanzas de que podría producirse el milagro; luego los desaciertos propios y el acelerón ajeno, nos despertaron del sueño. El Osasuna, como el Almería o el Racing van en la carrera de la Liga en un modesto utilitario, pero es que el Xerez va en patinete.

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