Espanto

Publicado: 09/03/2022
Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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La salud moral de los españoles pasa la prueba de forma sobresaliente
Es como si toda la provincia de Sevilla o de Málaga  se hubiera quedado despoblada en menos de quince días. Como si el País Vasco  (Vizcaya,  Álava y Guipúzcoa) o Castilla- La Mancha (Albacete, Toledo, Ciudad Real, Guadalajara y Cuenca) se hubieran quedadas vacías en los  días de la guerra que hoy conmueve a Europa y al mundo. Son ya más de dos millones las personas   que están buscando refugio fuera de su patria ucraniana y escapando de las bombas de Putin,  con el agravante desgarrador de la nieve, el barro, el hambre, la falta de electricidad y las temperaturas bajo cero que asolan  a Ucrania en una  guerra terrorífica.

Un autócrata ha decidido arrodillar a un pueblo de 44 millones de habitantes,  con una superficie más grande que  Alemania, Francia o España, e integrarlo a la fuerza -manu militari- en la Federación Rusa, de manera clara o de forma disimulada, pero  formando parte de la Rusia histórica que Putin y los suyos tienen en la cabeza. Hace unos días el escritor ruso Vladimir Sorokin declaraba a Nouvel Observateur que “la  probabilidad de que Putin utilice la fuerza nuclear táctica (controlada, tipo Hiroshima) es muy elevada”. Su pensamiento forma parte de una ideología de potenciación de un nuevo eje euroasiático -ortodoxo, conservador, paneslavo y que abarque  también el espacio turco en Asia-  frente a la “decadente” Europa occidental.  Las mentes enfermas son así. Se vieron en los tiempos  más negros de  Europa: Unen  el imperialismo y el totalitarismo. Y eso no se frena con sermones.

España ha conocido en su historia oleadas de refugiados. También las ha provocado. En la edad moderna, con las expulsiones de los judíos y  los moriscos españoles  para lograr la homogeneidad religiosa pretendida por la monarquía hispánica, en época de intransigencia ideológica. Pero, tras la guerra civil, ese drama se ensañó, por motivos políticos, con  la multitud de los derrotados en la guerra con centenares de miles de refugiados en Francia, el norte de África y distintos países hispanoamericanos -especialmente México-. Ahora ha llegado la hora de la solidaridad. Y se está alcanzando un nivel nunca visto antes en el pueblo español. La salud moral de los españoles está pasando la prueba de forma sobresaliente, a pesar de las  enormes  y costosas subidas  de la energía y los bienes de consumo. 

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