No es añoranza de Felipe II. Es imposible. Pero el “Sosegaos” atribuido a ese rey lo necesita la política española. Aunque aquella palabra dicen que ponía aún más nerviosos a sus interlocutores vale para la presente circunstancia de crispación, que inunda España sin ton ni son. El insultador mayor del reino se ha enfadado y ha decidido cortar con el PP porque en Ceuta el sensato presidente de la ciudad autónoma, Juan Jesús Vivas, decidió abstenerse en la declaración de persona “non grata” de quién ha querido romper la paz social en una ciudad muy especial internamente. Se irrita quién ha declarado non gratos al gobierno entero, a los inmigrantes que han entrado y a los que quieren entrar, a los homosexuales, a las que abortan, a los los nacionalistas de todas las regiones, que ha arremetido sin piedad contra la “izquierda totalitaria”, contra los“socialdemocracia blandita”, contra la “derechita cobarde”, contra la “islamización de España”, contra los humoristas que les hacen chistes y viñetas, contra las maltratadas, contra las políticas progresistas e incluso contra los cierres por el coronavirus, como se rastrea en los comunicados de sus portavoces y puso de manifiesto la revista francesa Marianne.
El “Sosegaos” se le puede aplicar a los conferenciantes que recluta Casado, tanto a Ignacio Camuñas, exministro de UCD de Relaciones con las Cortes con Suárez y uno de los fundadores de Vox y al exministro además también con Aznar, Rafael Arias-Salgado, que charlaban tan distendidamente que el segundo llamó “hijo de puta” , delante de Casado, al primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte. Un dechado de concordia, de diplomacia y de espíritu democrático, y que culminó con la negación del primero de que el 18 de julio de 1936 se produjera en España un alzamiento militar y un golpe de Estado, con atronador silencio del líder. Como Trump y sus seguidores con el asalto al Capitolio
La dictadura son los otros, la crispación son los otros, la falta de diálogo son de los otros, habrá que decir parafraseando a Sartre con “el infierno son los otros “. El infierno, según Jean-Paul Sartre, es la mirada -y la frase y el pensamiento- que demoniza al de enfrente, es el odio que se transfiere al otro. Llega el tórrido agosto y muchos tomarán vacaciones. Como se puede viajar poco, dedíquense a pensar.