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Policías y maestros vacunados: "Lo que nos preocupa es que no nos pongan la segunda dosis"

Las fuerzas de seguridad y el personal docente no quieren quedarse ‘a medias’ en la inmunización completa “con AstraZeneca o con otra vacuna”

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  • Un agente de la Policía Local vacunándose a principios de marzo. -

La suspensión de la administración en España de la vacuna de AstraZeneca para menores de 60 años, siguiendo las recomendaciones de la Agencia Europea del Medicamento, ha dejado en el aire la segunda dosis de los vacunados que están por debajo de este umbral. Entre los afectados se encuentra el personal de las fuerzas de seguridad (Policía Nacional, Policía Local y Guardia Civil) y el colectivo de los docentes, que reivindican completar la inmunización, tal y como estaba previsto, con la segunda dosis que les correspondería en mayo, ya sea con “AstraZeneca o con otra vacuna”.

Lo que tienen claro, tal y como advierten en los testimonios recogidos por Viva Jerez, es que no quieren quedarse “a medias”. Les preocupa que estas circunstancias no les permitan finalizar el proceso. “Hemos leído de todo, hasta que con una dosis ya hay un 70 por ciento de eficacia”, señala el secretario provincial de la CEP, Eloy Cruz, que tiene claro que no comulgarán con este planteamiento y que se moverán a nivel sindical si se diera este extremo. Mientras que la Comisión de Salud Pública sigue sin aclarar qué ocurrirá con los vacunados menores de 60 años, y ayer amplió la franja de edad al que se administrará este fármaco a los 69 años, (hasta ahora se estaba haciendo hasta los 65), el presidente de la Junta, Juanma Moreno, se mostraba partidario de poner la segunda dosis a los menores de 60 años, que estos días viven entre la incertidumbre y las ganas de que todo se aclare.

Eloy Cruz. Policía Nacional (41 años). “Si hay que reclamar una segunda dosis, lo vamos a hacer”

“Estamos todos los compañeros igual, con la incertidumbre de saber qué va a pasar y qué decisión se va a tomar. Esto no está en la administración nuestra. Estamos un poco de manos atadas porque dependemos de Sanidad, pero si hay que reclamar una segunda dosis, ahí sí nos vamos a poner en movimiento y vamos a reclamar a Madrid desde el sindicato para tener una inmunización más alta. No nos vamos a quedar a medias, por decirlo de alguna manera”. Son manifestaciones del secretario provincial de la CEP (Confederación Española de Policía), Eloy Cruz, quien reconoce que en estas últimas 24 horas la decisión del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud de suspender la vacunación de AstraZeneca para menores de 60 años está en boca de la mayor parte de los policías nacionales, a los que le administraron la primera dosis a principios de marzo, casi a la par de los profesores y del personal de los centros educativos menores de 55 años.

Saben que todo “puede cambiar”, como de hecho ha ocurrido en las últimas semanas, tras empezar sin administrarla a mayores de 55 años, suspenderla tras el informe de la OMS y su vinculación con los trombos y volverla a autorizar para mayores de este umbral (hasta los 65 años).  De hecho, ayer mismo se decidió ampliar su uso hasta los 69. “Lo que queremos es que nos pongan la segunda dosis, con esta o con otra vacuna, pero que nos la pongan”, reitera.

Hay que recordar que un agente de la Policía Nacional destinado en Jerez tuvo que ser ingresado por dolencias cardíacas a los pocos días de vacunarse. El compañero, según indica Cruz, se encuentra “bien”.  A la espera de lo que ocurra, lo que sí ha hecho ya la CEP es solicitar al Ministerio de Interior que apruebe un plan propio de vacunación, similar al disponible en las Fuerzas Armadas, para vacunar a los policías frente al Covid-19 “y no depender del caos, los cambios y la descoordinación de las comunidades autónomas”. En este sentido, el sindicato tiene claro que la Policía Nacional dispone de recursos sanitarios para que las vacunas se las facilite Sanidad y se administran sin recurrir a las comunidades autónomas tras el último contratiempo surgido.

Águeda Poyato. Maestra (33 años): “No estamos preocupados, lo que nos preocupa es que no nos pongan la segunda dosis”

“No estamos preocupados, lo que nos preocupa es que no nos pongan la segunda dosis”. Águeda Poyato, de 33 años, es maestra en el Colegio SAFA Jerez y reconoce que pese a ser “muy aprensiva” no tiene miedo de que la inoculación de la primera dosis de la Astrazeneca del pasado 25 de febrero tenga consecuencias para su salud. Le inquieta más que la segunda dosis para completar la inmunización se quede en el limbo a raíz de la decisión de restringir la vacunación de este fármaco para los menores de 60.

En su caso, ella estaría dispuesta a ponerse la segunda dosis con Astrazeneca, independientemente de que en febrero tras administrarle esta vacuna tuviera fiebre y escalofríos doce horas después, a lo cual no le da demasiado importancia, y para ello señala a los efectos de la vacuna de la gripe. “Si se puede que nos pongan otra, si no pues esta. ¿Qué hago?¿No me vacuno y me arriesgo a infectarme?”, señala. De hecho, asegura que alguna compañera de su edad a la que Sanidad no llamó para los días fijados para los docentes “se ha tomado fatal que la hayan descartado”.

Charo Sañudo (60 años): “No me da miedo. Prefiero ponerme la AstraZeneca a no ponerme ninguna. Tengo ganas de que me llamen”

Charo Sañudo cumplió en noviembre los 60 años, lo cual significa que, de momento, está en el tramo de edad (60-69) al que se le administrará las dos dosis de la vacuna de AstraZeneca suspendida para los menores de 60. Una cuenta atrás que afronta “tranquila” y “con ganas de que me llamen”, pese a los últimos acontecimientos que giran en torno a esta farmacéutica. “No me da miedo. Prefiero ponérmela a no ponerme nada por mucho que digan. Han puesto muchísimas vacunas y han salido muy pocos casos de trombo. Yo tengo claro que si me llaman me la pongo. Si nos pusiéramos a leer atentamente todos los prospectos de los medicamentos no nos tomaríamos nada. Nunca pienso en lo que me puede pasar, si nos ponemos así, puedes bajar a la calle y te puede coger un coche, no se puede estar pensando siempre en lo malo”, apunta. Una postura que, como reconoce, no coincide con la de otras personas de su entorno que se encuentran en su misma situación. “Ayer hablando con mi vecina me comentaba que tenía hasta pesadillas y que si a ella la llaman no se la pone. Yo creo que también hay muchos intereses económicos por el tema del precio. En mi familia tengo a gente menor y mayor de 60 que se han puesto la primera dosis y quieren ponerse la segunda”.

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