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La Junta previó en 1998 que el vertedero de Nerva se convertiría en zona verde

Revelación en el reeditado libro ‘Gibraleón, punto a punto’, de Manuel Jesús Florencio, donde recoge que la idea era su sellado y revegetación una vez colmatado

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  • Vertedero de Nerva. -
  • Tras su colmatación se procedería a su sellado y posterior revegetación
  • La modificación de la autorización supondría una “cadena perpetua” para Nerva
  • Revelación en el reeditado libro ‘Gibraleón, punto a punto’, del periodista Manuel Jesús Florencio

El 2 de abril de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia del coronavirus, el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía publicó la apertura de un periodo de información pública de la solicitud de modificación sustancial de la autorización del vertedero de residuos industriales de Nerva, el municipio minero que acabó acogiendo el depósito (1998) que con su lucha rechazó el pueblo de Gibraleón un decenio antes (1988).

¿Qué cantidad y clase de residuos tóxicos e industriales habría albergado Gibraleón de haberse construido en su término municipal un vertedero como el que finalmente acogió Nerva? ¿Habría tenido ese vertedero un efecto positivo en sus indicadores socioeconómicos, con la creación de puestos de trabajo y el cobro de cánones por los residuos depositados? ¿Cómo han evolucionado en los últimos decenios Nerva con el vertedero y Gibraleón sin vertedero?

El intento de responder a éstas y a otras preguntas ha sido uno de los motivos que han impulsado al veterano periodista Manuel Jesús Florencio, muy vinculado hasta su jubilación a los periódicos gratuitos VIVA, a reeditar, en formato electrónico y en Amazon, su libro ‘Gibraleón, punto a punto’, que en su momento fue la crónica de la rebelión del antiguo Olont contra el vertedero y que ahora cuenta también la historia del depósito de residuos industriales de Nerva.

Una primera pincelada: la realidad es que Gibraleón, que tumbó un vertedero similar en su término, tiene mejores indicadores que Nerva, donde se produjo una rebelión vecinal incluso más fuerte y duradera (manifestaciones diarias durante tres años) que en Gibraleón contra el proyecto de vertedero de residuos industriales, pero al final éste se construyó en el municipio minero y no en el antiguo Olont. ¿Cuál fue el factor diferencial que lo permitió?

En el libro, según explica el autor, se da respuesta a esta pregunta a partir del análisis de la singularidad de la Cuenca Minera de Riotinto y del papel esencial jugado por los mineros de entonces y la clase política nervense, “sin cuya complicidad la construcción del vertedero no habría sido posible”.

“Al contrario que en Gibraleón, donde sólo el PSOE -por entonces en el poder municipal, provincial, regional y nacional- apoyó la construcción del vertedero y la oposición se alineó con la rebelión popular, en Nerva todos los partidos unieron sus votos en el Ayuntamiento a favor del depósito y los vecinos contestatarios  (4.000 firmaron en contra) únicamente contaron con el apoyo externo de la Confederación Ecologista Pacifista”.

En el libro se cuenta también  cómo la capacidad del vertedero de Nerva “se más que duplicó antes incluso de que empezaran las obras del mismo”, y se revela la cifra del “multimillonario negocio” que iba a suponer para las empresas adjudicatarias, con Abengoa a la cabeza, a la luz de los datos de la propia Junta de Andalucía.

Fecha de caducidad

El autor también explica que si el Ayuntamiento y los vecinos de Nerva pensaron alguna vez que el vertedero en su término municipal iba a durar tan sólo un decenio y albergar residuos industriales procedentes únicamente de Andalucía Occidental, como pareció deducirse de la Orden del Gobierno socialista andaluz sobre su creación, “han estado muy equivocados”.

El vertedero de Nerva, tal como le ratificó la Junta de Andalucía al Defensor del Pueblo, “no tiene fecha de caducidad ni límite geográfico para el origen de los vertidos, ya que se ha permitido que acoja desechos procedentes de cualquier punto de España e incluso de Europa”. De hecho, recientemente hay una polémica a cuenta de la presunta importación de unas 40.000 toneladas de residuos tóxicos desde Montenegro.

El libro reeditado revela que existe un informe de la Junta, fechado en 1998, según el cual el depósito debía ser recubierto y convertido en zona verde una vez colmatado. En concreto especifica que “cuando se produzca la colmatación tanto del depósito de seguridad como de inertes, se procederá a su sellado y posterior revegetación. Esta se realizará por fases, recuperándose cada año las superficies colmatadas el año anterior. La opción elegida para la utilización final de estos terrenos es la de zona verde”.

Sin embargo, ahora se pretende prolongar su actividad ‘sine die’ con un proyecto de tratamiento de los residuos para su reutilización en la cadena económica y con la coartada de la Economía Circular. Ello supondría “condenar a Nerva a la cadena perpetua del vertedero, una condena de la que con su lucha se libró Gibraleón”.

 

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