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Una semana con mascarillas: pros y contras

Comerciantes, vigilantes de playa y ciudadanos nos aportan su visión sobre si la mayoría está cumpliendo o no con la norma obligatoria

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  • El uso de la mascarilla en plena calle Larga de Jerez -

Este miércoles se cumple una semana de la entrada en vigor de la obligatoriedad en el uso de la mascarilla. Esta medida, con el fin de reducir los contagios en Andalucía, ha traído consigo un sinfín de comentarios, unos positivos y otros más en contra, ante este imperativo uso del protector facial. La decisión viene provocada, en parte, por la subida de casos de coronavirus que ha experimentado nuestra Comunidad Autónoma en las últimas semanas, ya que Andalucía mantiene activo en estos momentos hasta 27 brotes -el registrado en Algeciras, el único hasta ahora en la provincia de Cádiz, y el primero desde entonces en toda la región, ya se dio por superado la pasada semana-.   

Hasta ahora era la tónica habitual ver por la calle a muchas personas que no hacían uso de ella, frente a otros muchos viandantes que sí las usaban, y no solo por protegerse, sino como un ejercicio de ética y compromiso social: también lo hacían por proteger a los demás. En ciertos momentos, al no ver a nadie llevar la mascarilla, llegaba a dar la sensación de que nada había pasado y que los meses de aplausos que hemos dejado atrás eran una simple ensoñación. Como si le hubiéramos perdido el miedo a todo y ya no existiera el virus. Sin embargo, son muchas las personas que desde un primer momento, apelando a la responsabilidad, han tomado la mascarilla como algo obligatorio, tomando conciencia de que esto es cosa de todos. 

Algunos paseantes se llegan a quejar de que, además de las elevadas temperaturas que, ya de por sí, azotan al sur de la península durante los meses de verano, el uso de la mascarilla aumenta el calor y llega a hacer imposible el hecho de pasear por la calle tranquilamente. En cierta manera, este tipo de quejas se hacen en un tono de resignación, aunque cuando paseamos por la calle comprobamos que ya se ha generalizado su uso; si bien es fácil apreciar que algunos jóvenes siguen sin llevarla –aunque la gran mayoría haga un correcto uso de la misma-.

Entre los jóvenes que sí las usan, resaltan que “la responsabilidad de usar la mascarilla es de todos, por lo que los primeros que tenemos que usarla somos los jóvenes que parece que somos los que más nos olvidamos de ella pero tenemos gran parte de la responsabilidad”. Sin embargo, algunos de los que no la llevan se escudan en que “a veces se olvida en casa y en algunas farmacias salen muy caras”.

Por su parte, varios de los mayores que caminan por nuestras calles, las llevan por debajo de la nariz, lo que reduce su utilidad. Algunos de ellos nos comentan que “con el calor que hace, es imposible respirar cómodamente”.

Otra de las variantes que vemos es la pantalla protectora. Una de las personas que las usa argumenta que “es mucho más cómodo el uso de la pantalla antes que la mascarilla, sobre todo para estos días en los que están subiendo las temperaturas, ya que me asfixia”.  

En la playa

Uno de los aspectos que más dudas ha levantado es el uso de la mascarilla en la playa. José Clotil, uno de los vigilantes de la playa de Tres Piedras, en Chipiona,   informar y conciencia a diario a los asistentes  de los peligros que tienen distintas situaciones que siempre se han dado en la playa y que ahora son un foco de posible contagio, además de la colocación de sombrillas de manera que se respete la distancia de seguridad entre unidades familiares. “También, debemos dejar una zona de tránsito de 6 metros en la zona de arena húmeda para los paseos siempre con mascarilla. De manera general, la respuesta por parte de los usuarios es buena, saben que es por un bien común. La gran mayoría nos lo agradece aunque también hay usuarios a los que les cuesta un poco más adaptarse a esta nueva normalidad”.

Sin embargo, cuando nos acercamos a los bañistas, cuentan que “venir con mascarilla hace que se te quiten las ganas de venir. A mí me encantaba dar un paseo con tranquilidad y la mascarilla me lo impide”. Varios de los que se encuentran en la playa, se muestran dudosos con su uso. Una de las dudas más repetitivas entre los usuarios se hace presente cuando una mujer no comprende que “me tenga que poner la mascarilla para ir hasta el agua pero luego cuando me baño no la uso, ¿dónde pongo la mascarilla? La voy a tener que mojar y esto a mí me cuesta un dinero, es una incongruencia”.

En el comercio

Otro de los lugares en los que más se requiere el uso de la mascarilla es en los comercios. Varios comerciantes de la zona centro de Jerez se quejan el poco civismo de algunas personas que se niegan a hacer uso de la mascarilla dentro de sus establecimientos. Aún así, son sólo casos aislados, puesto que según los propios dependientes, la tónica habitual es que la gran mayoría hace un correcto uso tanto del gel como de la mascarilla dentro de sus tiendas.  El uso protector de la mascarilla ha hecho que ésta llegue a convertirse en un complemento más de nuestro día a día. Por ello, son muchas las personas que deciden combinar su color con la ropa. Esto, ha hecho que muchos negocios, sobre todo textiles, pasen a vender estas mascarillas con diferentes estampados y colores, con el fin de sacar rentabilidad a esta nueva situación.

En definitiva, esta denominada nueva normalidad no sabemos si habrá venido para quedarse durante mucho tiempo, eso lo dictaminará la presumible llegada de una vacuna. De momento, esta nueva medida que ha tomado contacto con nuestra sociedad en esta semana parece que nos acompañará, al menos, durante los próximos meses. Hay que acostumbrarse a vivir con la mascarilla, puesto que, precisamente, de ella, depende nuestra salud y la de toda la sociedad, aunque siempre encontraremos a quienes hablen en favor o en contra de su uso, en especial por las calurosas molestias que ocasiona en esta época del año.

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