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Arcos

15 de marzo: el primer día del resto de la vida

Se ha visto ya a la Policía y a la Guardia Civil llamando la atención de ciclistas y peatones que no han respetado el llamamiento general al confinamiento

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La Guardia Civil llama la atención de un ciclista en el parque empresarial El Peral.

La calle Corredera, como nunca un domingo a las doce.

El Santiscal sin sus habituales peatones paseando.

La calle Camino de Bornos.

Las calles de Arcos permanecen desiertas. Muy pocos se han atrevido a salir sin una razón que justifique la exposición al coronavirus y al peligro de transmitirlo si se ha contraído… Mientras, llegan noticias de resultados negativos en la población, lo que hace indicar que a día de hoy sigue sin existir un caso de la enfermedad declarado en la ciudad. Sin embargo, Arcos sucumbe ante el llamamiento de responsabilidad de la nación, aunque como siempre hay algunos que se saltan a la torera las todavía recomendaciones, porque a partir de las 8.00 horas de mañana entrará en vigor el decreto estatal que prohíbe determinadas acciones de la población. Es por ello que en este domingo 15 de marzo se ha visto ya a la Policía Local y a la Guardia Civil llamando la atención de ciclistas y peatones que no han respetado el llamamiento general al confinamiento en casa.

Ayer tarde y noche la Policía recorrió todo Arcos y sus barriadas con un equipo de megafonía donde alertaba a los ciudadanos de las medidas a tomar, con un sonido que irrumpía en la quietud y recordaba literalmente al estado de sitio que nadie desea. Pero hasta ahí no hemos llegado, pues se trata de una situación de emergencia que requiere según expertos y autoridades el máximo apoyo de las personas, aunque no se descarta ninguna situación en función a la evolución a la pandemia.

El sábado se repitieron las colas en algunos supermercados donde, a pesar de que se anuncia que no faltará el abastecimiento, han emplazado a sus clientes a acudir al comercio el próximo lunes para comprar productos y artículos. No ha sido en todos los establecimientos, pero en algunos, ciertamente, se ha desatado la locura colectiva que incluso ha provocado que personas con determinados problemas de salud no pudieran encontrar sus habituales alimentos, porque la gente ha comprado compulsivamente hasta leche y otros productos para celíacos, por citar un ejemplo.

A todo, la aplastante mayoría de la población permanece en sus hogares, en familia por lo general, no hablando de otra cosa a golpe de whatsapp o teléfono, siguiendo las últimas noticias en la televisión e intentando entretenerse de cualquier manera, recuperando la convivencia con el regreso o estancia prolongada de los hijos, con el temor hacia nuestros mayores y, en suma, compartiendo el desasosiego que hoy irremediablemente sentimos. Una amiga médico me dice que, tal como somos, no nos puede faltar el humor y la alegría, porque también ellos son ingredientes de la salud, y que por eso no debemos enfadarnos con los miles de chistes y chascarrillos que pululan por redes y mensajes, sin que por ello debamos bajar la guardia y nuestro sentido de la responsabilidad social.

Desde hoy, 15 de marzo, tenemos la sensación de que algo cambiará en lo sucesivo, que nada volverá a ser lo mismo y que el mundo, ya definitivamente, tiene que tomar una conciencia universal que sitúe al ser en humano en disposición de afrontar un futuro de problemas y retos comunes. Lamentablemente, en un momento donde se siguen levantando muros de hormigón y mentales que nos denigran como personas.

El lunes no deja de ser un nueva prueba de fuego para ver cómo reaccionan la ciudad y sus habitantes ante las drásticas medidas que se han tomado. Seguiremos informando...

 

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