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Jerez

“En Jerez me quedó por cerrar la Fórmula 1, pero se va a hacer”

Santiago Galván está convencido de que dejar Jerez por Zahara no fue un paso atrás, sino adelante, y admite que nada le satisface más que trabajar por su pueblo

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  • Santiago Galván, alcalde de Zahara -

Cuando Santiago Galván anunció que dejaba la política local jerezana para presentarse como candidato a la Alcaldía en Zahara de la Sierra costó atar cabos; y más que por el destino, por la proyección política que había alcanzado hasta entonces como pieza clave dentro del ejecutivo de Mamen Sánchez. El suyo no deja de ser un caso singular: ha pasado de una ciudad con 210.000 habitantes, a una con 1.400; de manejar un presupuesto y una deuda multimillonarias, a un presupuesto de dos millones y una deuda de 1,2; de una ciudad con 28.000 parados a una con 120; de un gobierno en minoría a uno con mayoría absoluta. Porque, a todo esto, se presentó y ganó las elecciones, con el 64% de los votos, un 7% más que su predecesor, y casi 200 votos y 20 puntos más que los sumados por Pedro Sánchez en su municipio en las generales. La respuesta, tanto entonces, cuando tomó la decisión y hubo quien no le creyó, como ahora, es la misma: había aceptado el reto porque se trataba de su pueblo y, aunque admita que tiene el “corazón partío” -su padre es de Zahara, su madre de Torrecera, y su abuela sigue viviendo en La Granja-, el hecho de que sus padres y su hermana estén establecidos en el municipio serrano también le empujaron a tomar una decisión que le situaba más cerca de su familia: “Tener la familia aquí es un factor a tener en cuenta. Antes el tiempo libre para ver a la familia era mínimo”.

“¿Qué me quedó por hacer en Jerez? Te seré sincero, porque creo que se va a hacer. Cerrar la Fórmula 1”

Fue el partido a nivel local quien le pidió dar el paso, aunque estableció sus condiciones: el equipo y el proyecto político eran suyos, e hizo una campaña de puerta a puerta porque, “aunque mi familia es muy conocida y buena parte de mis amigos son de Zahara, tal vez la gente de mayor edad no me conociera tanto”. La noche de las elecciones ni siquiera hubo suspense en el recuento, y logró seis de los nueve concejales del pleno. Además, presume de haber sido el único alcalde de la provincia que ganó ese día tres elecciones: “Voté en Torrecera a Francis Arcila, que salió de alcalde; voté a Mamen Sánchez, porque además era mi equipo y era refrendar la gestión realizada, y ganó el PSOE; y aquí no me pude votar porque aún no estaba censado, pero me votó mi pueblo”.

Pero no todo fue celebración. Recién estrenado como alcalde tuvo que enfrentarse a una muy delicada e inédita situación: un incendio junto a la Garganta Verde. “Lo del incendio fue muy desagradable. En cuanto se nos dio la voz de alarma, nos fuimos allí con nuestros coches y ayudamos a montar el operativo. No estás acostumbrado a enfrentarte a una situación así y además era un lugar muy peligroso, en pleno parque natural, y las consecuencias podrían haber sido catastróficas. Lo importante fue lo que aprendimos de la profesionalidad de los agentes que actuaron. Creía que eso solo se veía en las películas, pero en este caso los héroes eran andaluces y del servicio de protección ambiental. Fue espectacular. Y muy orgulloso de tener a este equipo para resolver este tipo de situaciones”.

No solo el incendio; poco después, en la mañana de un sábado, se produjo en el pantano una persecución con helicóptero por tráfico de drogas y tuvieron que pedir a la gente que no saliera de sus casas, porque se estaban produciendo disparos. Es el tipo de anécdotas por las que cualquier municipio pequeño termina por salir en los telediarios, aunque el objetivo de Galván es que lo haga por muchas otras: “Tenemos el pueblo más bonito de España”, subraya con orgullo el alcalde, aunque eso es solo el punto de partida.

 

¿No echa de menos la política jerezana?

–La política jerezana es complicada. Para mí ha sido un aprendizaje, de lo bueno y de lo muy malo. Aquí por ejemplo la política es muy diferente, es mucho más real, o como pienso que tiene que ser la política. Por la proximidad y la cercanía al ciudadano, no hay el teatro que yo he visto en muchos actores de la política que hay en Jerez, donde además se juntan otros factores. Entre el teatro que hay y la falta de capacidad de determinados políticos y políticas, y el histórico que se arrastra, hacen una situación política compleja y sin visos de mejorar. Lo vimos en el mandato anterior. La actitud de la oposición tan destructiva, como hizo el PP, o como a lo mejor también había hecho el PSOE cuatro años atrás, no lleva a ningún sitio. O cambiamos entre todos la forma de hacer política o poco se va avanzar. Si no se rema a una, es imposible, y lo peor es que dudo que se llegue a remar a una por lo enquistado de las relaciones. El circo, las mentiras y el todo vale que se monta, hace muy difícil salir de esa espiral.

¿Hizo una evaluación de la situación del municipio antes de aceptar ser candidato o lo afrontó desde un primer momento como un reto?

–Lo vi como un reto personal y profesional, pero sobre todo desde el punto de vista de contribuir a mejorar la situación de tu pueblo. El anterior alcalde llevaba ya 28 años en el Ayuntamiento desde que entró por primera vez, de los que solo en ocho no gobernó. En este sentido, era lógico un relevo de proyecto político, con ideas nuevas para el municipio, con un nuevo equipo, y eso me atrajo mucho. Soy un enamorado de Zahara y veía cosas que se podían empezar a hacer para cambiar la ciudad. Vi la posibilidad de volcar en beneficio de Zahara toda mi formación, mi experiencia dentro del ámbito de la empresa privada, los cuatro años en Jerez, todo el know how acumulado.

¿Qué ha ganado en el ámbito político tras las expectativas deparadas por su labor en Jerez?

–Desde mi punto de vista no ha sido un paso atrás, como han dicho algunos, sino un paso adelante. He ganado el que ahora lidero un reto, un proyecto político propio, en el que decides, de la mano siempre de mi equipo, pero me apetecía marcar mi sello. Además, este paso me ha permitido convertirme en vicepresidente de Mancomunidad, estoy conociendo otro ámbito de la provincia, como es la Sierra, y con otro equipo de alcaldes también muy potente y joven. Con respecto al cambio de dimensión entre Jerez y Zahara, va todo asociado. A la hora de hacer política los problemas son los mismos. Allí es verdad que se padece un problema de paro endémico, por la falta de industrialización, y aquí es diferente; por fortuna, los servicios sociales necesarios son mínimos. Tenemos recursos, pero pocas familias a las que atender. 

¿De la experiencia acumulada, qué más ha aprendido en estos ocho meses, además de enfrentarse a un incendio?

–Creo que aquí se hace política de verdad, porque estás en contacto directo y permanente con los vecinos, un día tras otro. Conoces su realidad, ríes y lloras con ellos, te frustras con las situaciones, porque no deja de ser una administración pública que no puede solucionar problemas en dos meses. Te duele ver que hay vecinos que llevan años embarrados en la burocracia para poder resolver problemas particulares. Algo está fallando en la administración pública, en la política y en los políticos, cuando pasan veinte años sin poder darle solución al problema de un vecino. Eso es un fracaso claro del sistema.

Se ha puesto como meta 8 años para acabar con la deuda municipal, ¿significa que es también su horizonte político como alcalde?

–Yo voy a estar el tiempo que mis vecinos y vecinas decidan. En este sentido, y frente a los que llegaron a decir a nivel de Jerez y de la provincia que yo iba a utilizar la alcaldía como trampolín, tengo que reiterar que ni había nada ni lo va a haber. Mi compromiso es con los vecinos. Sí es cierto que el proyecto que yo he presentado es para desarrollarlo en ocho años mínimo, porque no daría tiempo a hacerlo en cuatro. A partir de ahí, si los vecinos quieren, seguiré aquí. Estoy tan a gusto y tan feliz trabajando para mi pueblo que es difícil incluso expresar lo feliz que soy ahora. No quiero nada más. Solo me apetece trabajar en mi pueblo, estoy completamente enamorado de mi pueblo. Es mi pasión.

¿Y qué planes tiene para poner fin a esa deuda de 1,2 millones en ese tiempo?

–Lo primero que hemos hecho ha sido aglutinar toda la deuda en un único préstamo de casi 800.000 euros, dentro del fondo de ordenación. El objetivo es poder pagar esa deuda en diez años con las amortizaciones más suaves. Por otro lado vamos a poner en marcha un plan de venta de activos municipales y dentro de poco sacaremos un plan de subasta con viviendas, locales comerciales y hasta una zona industrial construida. Soy partidario de ponerlo en manos de la iniciativa privada, porque eso genera economía y empleo. Todo el dinero que se ingrese de esa venta de activos irá destinado íntegramente a acabar con la deuda. Es fundamental tener la deuda a cero para coger impulso y poner en marcha proyectos millonarios, porque para pequeñas actuaciones ya tenemos todos los años a la Diputación de Cádiz. 

¿Su otro gran objetivo es el desarrollo del PGOU?

–Sí, porque lleva paralizado desde 2009 y nos va a permitir disponer de suelo y de una fuente de ingresos importante con el desarrollo de esos suelos. Entre eso y la venta de activos podremos tener muy pronto liquidada casi el 70% de la deuda. El pueblo tiene pulmón económico, que eso es algo que sí me ha sorprendido, además de que en los últimos años también se había hecho un buen trabajo de contención.

Actualmente tienen 1.400 habitantes, pero llegaron a tener en los 70 casi tres mil, ¿le preocupa ahora que se habla tanto de la España vaciada?

–Me preocupa, pero tengo confianza porque el nuevo gobierno central lleva una línea de trabajo interesante para mejorar esta situación. No quiero un Zahara de cinco mil habitantes, porque nos sostenemos perfectamente en las cifras actuales. Si podemos crecer hasta los 1.700 o 1.800 no estaría mal, porque es un pueblo con recursos para seguir manteniendo una alta calidad de vida y poder atender a todo el municipio. Por nuestra parte estamos sacando concesiones administrativas, para que familias puedan invertir y no tengan que emigrar. Nuestra política va encaminada a no perder población y dar oportunidades a los jóvenes para que no tengan que emigrar. 

Zahara sigue siendo un municipio eminentemente turístico, ¿ha cambiado en algo el enfoque con su gobierno?

–El turismo siendo la principal industria de nuestro pueblo, pero está poco explotado. Hemos creado una mesa del turismo con todos los agentes económicos para ir aportando nuevas ideas. Es cierto que hay que diversificar. Por ejemplo, no es normal que Zahara no tenga una empresa propia dedicada al turismo activo. Las que hay vienen de fuera a hacer negocio. Vamos a licitar el uso privativo del pantalán del pantano, y ojalá haya una empresa de Zahara dispuesta a prestar ese servicio. Al final todo va ligado a la estampa de nuestro pueblo, que es el tirón fundamental.  Hay cinco establecimientos hoteleros en un municipio de 1.400 habitantes y tenemos ya concedida licencia de construcción para un sexto, y hay un séptimo que nos acaban de presentar. La playita cerró la temporada pasada con casi 70.000 visitantes, que al ser municipal nos reporta además de unos ingresos importantes el tener contratadas a veinte personas. Por eso digo que hay que seguir incidiendo en el turismo porque quedan muchas cosas por explotar, y prestar servicios de mayor calidad.

¿Como cuáles?

–Estamos elaborando un proyecto con la ITI para hacer un nuevo centro de recepción turística y también estamos trabajando con una empresa de I+D+i en un proyecto tecnológico para convertir a Zahara en smart city, que nos puede convertir en bandera en la provincia.

¿Qué expectativas hay de cara a la iniciativa privada?

–Hay varios proyectos, sobre todo ampliaciones hoteleras y temas relacionados con el turismo, pero al mismo tiempo estamos trabajando desde el ámbito público privado de cara a desarrollar un proyecto de eficiencia energética y autoabastecimiento para poder vender energía eléctrica y dar cobertura a los vecinos. Seríamos el primer municipio en autoabastecerse de energía, e imagínate el ahorro que eso puede suponer para nuestros vecinos si logramos sacar adelante el proyecto.

Los ayuntamientos socialistas, que son mayoría, están muy combativos con la Junta, ¿qué le reclama usted?

–Acabamos de solicitar una reunión con la delegada del Gobierno porque nos llegan rumores de que quieren eliminar líneas educativas, sobre todo, la secundaria en Zahara, y no lo vamos a consentir, ya que es un atentado contra la educación pública y contra el desarrollo de mi pueblo. Qué familia va a venir a vivir o trabajar si no podemos darle educación a sus hijos o su hijo de 12 años tiene que coger un autobús para ir al instituto del pueblo de enfrente. Por otro lado, le hemos planteado a la Junta un problema de movimiento de casas en un par de calles por aguas subterráneas. Hay que actuar de urgencia y no tenemos recursos para hacerlo. Sobre todo por seguridad de los vecinos. Es una prioridad ahora mismo.

También ejerce como vicepresidente segundo de la Mancomunidad, ¿usted las considera útiles o están infrautilizadas o mal gestionadas?

–Son muy útiles por los servicios que prestan. En el caso de la de la Sierra tenemos el servicio mancomunado del agua y la basura. Es eficiente y hacemos economía de escala. Tenemos que centrarnos, eso sí, en la prestación de servicios muy básicos. Entre ellos estamos planteando ya una policía mancomunada. 

En 2015, cuando su nombre aparece en la candidatura por Jerez, lo primero que encuentra son adversarios y juego sucio, ¿en qué medida compensa la política al tener que afrontar esas situaciones?

–En el sentido de que te das cuenta de que si no luchas por cambiar eso, al final van a seguir los mismos mediocres en la política. Por desgracia la política sigue teniendo mucho de teatro, mucha gente que si no fuera por la política no tendría a dónde ir y ganarse la vida, y esa es la realidad en todos los partidos políticos. Y si no se cambia eso y no hay gente dispuesta a luchar para cambiar eso, mal vamos, porque entonces no vamos a mejorar el sistema y no vamos a mejorar la vida de los vecinos. Mientras que haya gente que utilice la política en su propio beneficio y para mejorar su vida, mal vamos. Gente que no entienda que en la política se está por vocación y no se está para hacer carrera y llegar a la jubilación. Entrar con 20 años y salir con 60 es incompatible, además porque hay que entender la política como yo la entiendo, dedicándole las 24 horas a los vecinos, las energías se agotan y no se puede estar toda la vida en política.

¿Qué le quedó pendiente por hacer en Jerez?

–Te seré muy sincero, pero creo que se va a hacer. Cerrar la Fórmula 1. Creo que se va a hacer porque se ha continuado la línea, porque el PSOE volvió a ganar. Tengo la tranquilidad de que van a seguir dando los pasos necesarios. Las negociaciones ya estaban tan avanzadas que me hubiera gustado poder rubricarlas, aunque sigo pendiente porque formo parte del consejo de administración de Cirjesa, la alcaldesa me llama para las reuniones que se realizan con representantes de la Fórmula 1 y me alegraré muchísimo de que se culmine. Es algo tan bueno, no sólo para Jerez, sino para la provincia y para la región, y necesario, que me gustaría que se hiciera. También ha faltado, aunque en ese caso ha sido por motivos de revanchismo político, la implantación del Centro del Motor. Creo que es un ejemplo más de que en política hay que ir de la mano independientemente de a quien se le ocurra, o de quien vaya a portar la bandera. Nadie puede decir que sea un proyecto malo para la ciudad, con la falta de necesidad industrial que hay en la ciudad y la proyección que tiene Jerez en el mundo del motor. No hay justificación alguna a la eliminación de la ayuda de subvención a través de la ITI. Si en la ITI no lo han querido meter después de la bola de mentiras que habían utilizado, que lo hubieran hecho en los presupuestos de la Junta, porque había margen para los cinco millones necesarios.

Sigue como consejero en Cirjesa...

El motor me apasiona, tengo buenos amigos, ha funcionado de maravilla, mejor que anteriormente, íbamos en línea ascendente, y no me he querido desvincular porque entiendo que he sido parte importante dentro de la línea de trabajo que ha realizado todo el equipo.

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