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La secta satánica habría estafado más de 500.000 euros a sus víctimas

Algunos de los fieles vendieron todas sus propiedades para entregar el dinero a los cabecillas

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  • La Guardia Civil tiene localizadas, al menos, a nueve perjudicados
Vehículos, muebles, aparatos de aire acondicionado y hasta pisos. Las víctimas de la secta satánica que operaba en un chalé de Los Gallos llegaron a vender todas sus propiedades para beneficio de los dos cabecillas, Carlos Javier Rojas y Mariza Maidana. A día de hoy, la Guardia Civil estima que la estafa podría alcanzar los 500.000 euros, una cantidad que podría aumentar bastante si, como se teme, aparecen nuevos afectados de esta secta.

Por el momento, la Benemérita tiene contabilizadas, al menos, nueve víctimas procedentes de Algeciras, Huelva, Málaga o Albacete, entre otros lugares, aunque teniendo en cuenta que la investigación continúa abierta, la cifra de afectados podría incrementarse considerablemente en los próximos días.

De hecho, fuentes de la Guardia Civil aseguraban ayer haber recibido numerosas llamadas de toda España a raíz de la aparición de la noticia en los medios, si bien, de momento, no se ha materializado ninguna nueva denuncia.

Cabe recordar que los líderes de la secta captaban a sus víctimas a través de anuncios en internet y clasificados en prensa, por lo que podrían aparecer víctimas en cualquier punto del mapa.

Carlos Javier se anunciaba como un “profesor, vidente, brujo” con experiencia, capaz de solucionar cualquier problema, especialmente los de amor. Y fue precisamente el amor o el desamor lo que llevó a muchas de las víctimas hasta él. Acudían con la esperanza de conseguir al ser deseado o, incluso, para quitarse de encima a un pesado. Por 600 euros los líderes les prometían resultados en tres días.

Restos de animales

Pero los resultados nunca llegaban. Ritual tras ritual, los cabecillas lograban anular la personalidad de sus víctimas, creando un vínculo de subordinación y dependencia total. En las sesiones se sacrificaban pollos y hasta un chivo, cuyos restos aparecieron enterrados en el jardín de la vivienda. Todo esto para amedrentar a sus víctimas y hacerles creer que realmente tenían contactos con el demonio.

Así conseguían controlar la voluntad de sus fieles, hasta el punto de lograr que éstos accedieran a la venta de todas sus propiedades a beneficio de la secta. Eso sí, bajo la amenaza de que si no lo hacían el diablo mataría primero a sus familiares y luego a ellos mismos. Gracias a todo ello, consiguieron, por ejemplo, que uno de sus seguidores vendiera dos viviendas.

¿Y todo el dinero, para qué? Al parecer, Carlos Javier habría montado toda esta trama para conseguir fondos para su verdadero negocio: la compra-venta de vehículos de alta gama que importaba de Alemania. Un negocio al que ya se estuvo dedicando años atrás en San Fernando y que le llevó a la cárcel en noviembre de 2007, tras estafar a más de una veintena de compradores.

Tras seis meses en la cárcel, Carlos Javier volvía a las andadas, pero esta vez no sólo ha jugado con el dinero de sus víctimas, sino con su salud.

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