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Jerez

El atletismo como integración

Un repaso al día a día de la Escuela para niños autistas de la AD Maratón Jerez

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  • Foto de algunos miembros de la escuela.

Cuando en la Gala del Deporte de Jerez subieron nueve miembros de la Escuela de Atletismo Adaptado del Maratón Jerez al escenario del Teatro Villamarta para recoger el premio Valores Humanos, nadie podía imaginar el enorme trabajo que hay detrás de estos niños autistas no solo por parte de Regla Tristán Alcón, la directora técnica de esta escuela, y sus monitores “un monitor por cada dos niños” sino el trabajo de integración de estas niñas y estos niños que eran conscientes que subían a recibir el premio “no por su discapacidad sino porque entrenan, porque hacen atletismo y participan”.
Regla Tristán es un torbellino hablando y trabajando. Coordina una escuela que está dividida en grupos, nunca más de seis en cada uno de ellos, que acoge a treinta chavales de distintas edades y de diversas severidades “ahí es donde hacemos la división de los grupos más que por edad” que trabajan de lunes a jueves en las pistas de Chapín o en la pradera hípica de 4 a 5, de 5 a 5 y 6 a 7.  Un monitor por cada dos niños y un grupo, los más severos, que tienen tres monitores para cuatro.
El trabajo de cada día, que los chavales desde que llegan a Chapín saben como se va a realizar, ya que hay unos pictogramas que se los explican, se realiza en función de los problemas que cada uno haya tenido a lo largo de la jornada, por lo que la coordinación con los padres y madres “es al minuto, hablamos todos los días con ellos. Si un niño  o una niña ha tenido ese día un par de crisis en el colegio, el trabajo de ese día lo enfocamos en ese grupo hacia la necesidad de ese niño o esa niña”.


Salto de vallas, escalera, colchoneta, lanzamiento con bolas y baloncesto son las actividades que se realizan siempre “bajo las mismas pautas” en el día a día y sirviéndose de esos pictogramas, de esos ejercicios en papel que ellos visualizan . Tienen su agenda y saben lo que tienen que hacer. Tienen una zona de confort y se les explica como viene la agenda y, por supuesto, siempre hay carrera. En la pista de atletismo. Cuando salen las demás escuelas a correr, nuestros niños también lo hacen como unos más. Tenemos unas sillas para que puedan descansar y ellos son responsables de sus botellas de agua y de su caja que está ubicada en el cuadrilátero. Lo más importante es que se integran con el resto. Corren y, después en la calle, los chavales de las otras escuelas los conocen y les dicen adiós y ellos responden. Eso llena de satisfacción a todos. Vienen uniformados con sus camisetas y saben que todo está muy estudiado, hacemos juegos de pompas para terminar y ya se van a casa”.
Incluso compiten en “la carrera popular, en la San Silvestre y en nuestra carrera del Maratón en la pradera como fin de curso”.
Regla me decía que lo que escribas “céntralo en ellos, que son los auténticos protagonistas. Para mí la satisfacción es que termine una prueba, yo soy miembro del Maratón Jerez, y vengan los niños con sus padres a saludarme. Eso no tiene precio”. Hay listas de espera “porque es muy barato, solo 30 euros al mes” porque este proyecto que nació cinco años, gracias a Regla y a una compañera psicóloga, para discapacitados en general se fue moldeando porque “entendíamos que debíamos hacer una escuela específica y optamos quizá por la más compleja que era el autismo, pero estamos tremendamente satisfechos y l y los niños que hacen atletismo como el resto, con sus pautas y sus responsabilidades”.
Valores humanos, niños y niñas autistas que se integran a través del atletismo.

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