Después de varios años de aislamiento por la guerra en Siria, varios países árabes han tendido la mano al presidente Bachar al Asad, dándole una renovada legitimidad, que podría quedar plasmada en la readmisión de su Gobierno en la Liga Árabe en 2019.
Emiratos Árabes Unidos (EAU) reabrió el pasado día 27 su Embajada en Siria después de siete años de clausura y estudia la reanudación de los vuelos a Damasco, adonde viajó el presidente sudanés, Omar al Bashir, a mediados de diciembre, siendo el primer jefe de Estado árabe en hacerlo desde el comienzo del conflicto en 2011.
Estos movimientos tienen lugar en "un Oriente Medio cada vez más polarizado entre el campo pro-iraní y anti-iraní", explica a Efe Lina Khatib, directora del programa regional del instituto Chathamhouse de Londres.
Según la experta, Siria y Sudán se sitúan en la esfera de influencia iraní y son testigos del "creciente acercamiento entre regímenes que tienen buenas relaciones con Irán", mientras que EAU y otros países del golfo Pérsico ven como "Siria está siendo perdida a favor de Irán", tradicional enemigo de Arabia Saudí y otras monarquías suníes.
Al reabrir su legación diplomática en Damasco, EAU destacó en un comunicado la disposición de "restablecer las relaciones diplomáticas entre los dos países en su curso normal", con el objetivo de "prevenir las injerencias regionales en los asuntos árabes sirios".
Un día después del anuncio de Abu Dabi, Baréin también informó de la reanudación de las operaciones de su embajada en Damasco, donde el trabajo diplomático no quedó paralizado a pesar de su clausura en 2011 y sólo se rebajó el nivel de representación diplomática, según un comunicado.
Manama subrayó su deseo continuar las relaciones con Siria para "mantener la independencia, soberanía e integridad territorial" del país, en el que intervienen militarmente Rusia, Turquía e Irán, además de la coalición internacional liderada por EE.UU.
Khatib señala los países árabes del golfo Pérsico intentan "sacar a Siria de la esfera de influencia iraní y debilitar su relación con Irán", creando una nueva alianza, en la que estaría incluida Rusia, pero considera que su éxito no está asegurado a largo plazo.
Agrega que "Al Asad intentará tener un equilibrio" entre sus socios, en primer lugar Irán y Rusia, que han sido sus principales apoyos políticos y militares durante la guerra.
"Al Asad será el principal ganador y se beneficiará de las dos partes, manteniendo las relaciones con Irán y restableciéndolas con el golfo", lo cual podría atraer fondos para la reconstrucción del país devastado después de años de guerra.
El "restablecimiento de la legitimidad de Al Asad en el mundo árabe" va a significar tanto apoyo político como económico, detalla Khatib, y "asegurará su posición" al frente de Siria, después de que varios Gobiernos de la región pidieran reiteradamente en los pasados años su marcha.
La Liga Árabe podría estudiar la readmisión de Siria en el organismo, del que fue suspendida en noviembre de 2011, el 20 de enero en la próxima cumbre de Beirut.
El embajador permanente de Sudán en su sede de El Cairo, Abdelmahmod Abdelhalim, aseguró a Efe que muchos países miembros están a favor de la vuelta de Siria al organismo, entre ellos Sudán, que ha mostrado su respaldo abierto a Al Asad.
El presidente Al Bashir realizó una breve visita sorpresa, anunciada a posteriori, a su homólogo sirio y deseó que Siria "recupere su posición en la región lo antes posible" y que su pueblo pueda "decidir su futuro por sí mismo lejos de injerencias externas".
Mientras, la oposición siria ve como la progresiva aceptación de la permanencia de Al Asad en el poder acaba con las últimas esperanzas de un cambio de régimen o de una transición democrática.
La vicepresidenta de la Coalición Nacional Siria (CNFROS), la principal alianza política opositora, Dima Moussa, señaló en un comunicado que el restablecimiento de los vínculos con el régimen de Al Asad "sólo servirá a sus aliados, en especial Irán".
"Contábamos con el apoyo continuado moral y humanitario árabe para nuestra gente", se lamentó Moussa, agregando que las razones por las que Siria fue expulsada de la Liga Árabe y los embajadores retirados de Damasco siguen existiendo a día de hoy, esto es, la represión del Gobierno contra el pueblo sirio.
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Los países árabes tienden la mano a Al Asad
Dándole una renovada legitimidad, que podría quedar plasmada en la readmisión de su Gobierno en la Liga Árabe en 2019
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