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Churriana, tan cerca, tan lejos

El Distrito 8 es uno de los más grandes de Málaga en extensión, se sitúa a unos 10 kilómetros de la capital y tiene gran importancia para la economía malagueña

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Mirador de Churriana.

Plaza del Mercado.

Vista de Churriana.

Abandono en el Arraijanal.

  • Los vecinos continúan demandando más conexiones de transporte público, urgencias sanitarias, instalaciones deportivas y mejoras en infraestructuras
  • La "solución" sería “volver a convertirse en el pueblo” que en el fondo nunca han dejado de ser y gestionar ellos mismos sus recursos

¿Qué está pasando en Churriana? Es la pregunta que se hacen cada vez más a menudo los vecinos de esta barriada malagueña con “alma de pueblo”. Los churrianeros, a pesar de que dejaron de ser municipio independiente en 1905, se siguen sintiendo tan de su pueblo como siempre. Ellos se sienten pertenecer a Churriana, no a Málaga capital. Y lo que es peor, tampoco sienten que el Ayuntamiento les dé el mismo trato que al resto de los distritos.

"Parece que lo único que interesa es urbanizar, aún a costa de destrozar nuestro patrimonio medio ambiental y arqueológico, y que esto sea una ciudad dormitorio, pero que la gente no viva aquí"

“Churriana tiene mucho que ofrecer. Tiene playa, sierra, manantiales, joyas culturales, historia, restos arqueológicos…Es un pequeño rincón que conserva su esencia en plena Costa del Sol, pero las autoridades no lo aprecian, no lo cuidan. Estaríamos felices con que nos correspondiesen un poco, pero llevamos con la misma lista de peticiones desde 1990 y seguimos igual, sin apenas conexiones de transporte público, sin urgencias sanitarias, sin instalaciones deportivas, sin mejoras en infraestructuras y con un castigado pequeño comercio. Parece que lo único que interesa es urbanizar, aún a costa de destrozar nuestro patrimonio medio ambiental y arqueológico, y que esto sea una ciudad dormitorio, pero que la gente no viva aquí, ni compre aquí, ni se divierta aquí”, explica Inma Viñolo, presidenta de la Asociación de Vecinos Arcusves. “Me duele especialmente porque yo he vivido otra Churriana en que la podíamos disfrutar sin necesidad de salir de nuestras calles, pero eso ha cambiado”, lamenta.

Realmente, es difícil ver a Churriana como una barriada malagueña, no sólo porque conserva especialmente su idiosincrasia, sino porque además de ser uno de los distritos más grandes en extensión, se sitúa a unos 10 kilómetros de la capital, en el último tramo del Guadalhorce, limitando con Torremolinos por su parte del litoral y con Alhaurín de la Torre con quien comparte sierra. Al término municipal de Churriana pertenecen, entre otros, el aeropuerto de la Costa del Sol, cerca de siete kilómetros de playas, el parador de golf, la Cónsula, el Campamento Benítez y los más importantes polígonos industriales y centros comerciales de la capital, lo que puede dar una idea de su importancia para la economía malagueña.

Sin embargo, los vecinos del Distrito 8 se las ven y se las desean para trasladarse en transporte público al aeropuerto o a “sus centros comerciales”, eso sin hablar del Hospital Clínico o Teatinos, por ejemplo. El núcleo urbano de Churriana cuenta sólo con dos líneas de autobús, el 9 y el 10. Y el 5 desde Guadalmar. Pero la frecuencia de las líneas es insuficiente y la mayoría de zonas no aparecen en el itinerario. Los usuarios sin vehículo propio tienen difícil vivir en Churriana. “Si tienes que hacer una gestión de una hora en el centro de Málaga, cuenta que vas a necesitar tres o cuatro entre varios autobuses y esperas. Y de trenes, ni hablamos, estamos rodeados de vías pero aquí no se acerca ningún tren”, incide Inma Viñolo, que añade que el taxi también es prohibitivo para los churrianeros, para los que la tarifa sube en cuanto cruzan la zona del aeropuerto, ya que no se les aplican las tarifas urbanas a pesar de ser Málaga.

Otra de las demandas principales de los vecinos son las urgencias en el Centro de Salud, que siguen sin abrir sus puertas 10 años después de que la Junta de Andalucía destinase unos 1,8 millones de euros para la construcción de estas instalaciones. A los vecinos, otra vez y a pesar de pertenecer a Málaga, les corresponde acudir al centro de salud de Alhaurín de la Torre, pero la mayoría se evita ese paso y van directamente al Clínico. “En un barrio tan alejado del centro, con mala conexión de transporte y mucha gente mayor, es una irresponsabilidad no tener unas urgencias de 24 horas ni una ambulancia”, critica la presidenta de la asociación de vecinos.

Sobre la demanda de un polideportivo, los vecinos ya han perdido la cuenta de las veces que lo han solicitado y saben que es casi imposible una respuesta positiva, pero “vamos a seguir insistiendo, porque es algo muy importante que nuestros hijos puedan practicar deportes aquí y, como siempre, se olvidan de mejorar nuestras infraestructuras, aquí no invierten ni en parques, ni en piscinas ni en nada”, señala Viñolo. Churriana tiene destacados deportistas como el gimnasta Cristian Bazán o el golfista Miguel Ángel Jiménez, pero si un pequeño de la barriada quiere practicar algún deporte también debe trasladarse a Torremolinos, Alhaurín de la Torre o Teatinos.

Respecto a infraestructuras, recientemente se reinauguró el remodelado mercado de la Plaza del Mirador, donde hasta hace poco había cinco puestos abiertos y ahora quedan cuatro. A pesar de las mejoras, es evidente que el mercado no funciona. “Estamos rodeados de grandes superficies y franquicias, y aquí no se hace nada para fomentar el consumo en el pequeño comercio. Es una pena, pero se pierden muchos empleos y la gente se va”, explica la presidenta de Arcusves.

La limpieza de calles y jardines, desarrollar actividades de ocio y culturales para mayores y niños, la candente situación actual de Arraijanal y la academia de fútbol o el proyecto de formar parte de un Parque Natural Sierra de Mijas-Alpujata son otros temas que preocupan a los habitantes de la barriada, para los que la solución a su “abandono” sería volver a convertirse en el pueblo que en el fondo nunca han dejado de ser y gestionar ellos mismos sus recursos. “Es complicado, cuando vas a intentarlo han cambiado leyes y lo hacen casi imposible, además hace falta mucha organización, abogados y dinero. Pero el tiempo dirá”, concluye Viñolo.

 

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