Después del habitual descanso estival, este año algo más corto que en anteriores temporadas, los pilotos tienen que preparar a tope la última parte del campeonato y el circuito de Brno suele ser el escenario propicio para dejar la impronta de las intenciones de cada cual, aunque no a todos se les da igual de bien el técnico trazado checo.
Ese es el caso de Valentino Rossi, quien en la República Checa no ha conseguido grandes resultados en los últimos años y llega a Brno con sólo 25 puntos de ventaja sobre Jorge Lorenzo, quien seguro que ha tomado buena nota de las habilidades de la Escuela Ecuestre de Viena que visitó en días pasados para intentar dar la primera sorpresa en esta parte final del campeonato.
La primera gran sorpresa de este fin de semana es la confirmación de la ausencia de Casey Stoner por sus irresolubles, por ahora, problemas físicos, que le impiden estar al ciento por ciento del nivel que exige la conducción de la Ducati Desmosedici, que pasará a manos de un novel, el finlandés Mika Kallio, en tanto que la Ducati de la escudería Pramac que deja libre el finés será para el italiano Michelle Fabrizio.
Fabrizio será una de las grandes novedades en Brno, puesto que no es un piloto habituado a MotoGP pero está cumpliendo una gran temporada en Superbike sobre la Ducati 1198 RS, con la que ocupa la tercera plaza del campeonato tras el japonés Noriyuki Haga.