Cuando relatan una historia a viva voz siempre impresiona. Los detalles, los suspiros en primera persona llegan hasta el alma. Y eso fue lo que ocurrió en la tarde del jueves en la Casa de Iberoamérica, donde se celebraba la entrega del III Premio Mariposas con motivo del Día Internacional por la Eliminación de la Violencia de Género.
Mila y Rosa, dos mujeres víctimas de violencia machista, rememoraron en alto sus historias. Dos mujeres jóvenes pero con una vida muy dura a sus espaldas. Desde huidas de su lugar de residencia para evitar volver a encontrarse con su agresor, hasta abusos sexuales en una playa donde unos pescadores dan la voz de alarma a la policía. Son historias muy distintas. Una de ellas con embarazo y pérdida del bebé de por medio a causa de la paliza que le propinó el padre de la criatura.
Oír hablar de insultos y cachetadas cuando vuelves de llevar a tu hijo al médico a las cuatro de la tarde porque aún “no me has puesto de comer” provoca escalofríos en el que está en frente y no ha vivido ese momento. Provoca furia y desazón al comprobar que unos celos o una creencia de superioridad respecto a su pareja pueden dar lugar a esa reacción violenta e indeseable de un hombre hacia una mujer. Que unos hijos tengan que decir a un padre que pare porque su madre no para de sangrar y él salga huyendo, “hasta el día de hoy” demuestra el grado de cobardía de un ser que no puede considerarse humano.
Rosa y Mila contaron su historia. Le dieron voz a esas mujeres que ya no están y a esas mujeres que aún sufren esta horrible violencia de género. Ahora ellas tienen por un cometido: seguir adelante con la labor de la asociación Las Desamparadas, que quiere el amparo y el apoyo de las demás instituciones públicas, que no entiende ni de colores ni de siglas políticas, que quiere ser un colectivo más de esta ciudad y poner su granito de arena allá donde puedan.
Las Desamparadas va a seguir gritando #Niunamás porque quiere que se les escuche, que se acuerden de ellas siempre, no sólo en los actos del 25 N ni en los minutos de silencio. Son mujeres que demuestran cada día que saben mirar para delante y aprender del pasado para ayudar a quienes las necesiten.
Desde República
Minou Tavárez Mirabal volvió a demostrar una vez más que cada vez que Cádiz la requiere ella está ahí y así lo hizo. A través de un vídeo supo mandar el espíritu de las Mariposas a todos los que se congregaban en la Casa de Iberoamérica en recuerdo de ese trío de Patria, Minerva y María Teresa.
Las Mariposas revolotearon por la sala y se posaron en los hombros de Rosa y Mila, las dos mujeres que supieron dar voz a ese número indecente de víctimas de violencia de género que sigue sorprendiendo.
Desde el grupo popular se le hizo entrega del III Premio Mariposas Hermanas Mirabal a la asociación Las Desamparadas. Un colectivo que ha sabido ganarse un hueco en el tejido asociativo de la ciudad que no mira ni colores ni ideologías sólo el dar la mano a aquellas mujeres que han sido víctimas de la violencia de género
