A la pregunta sobre quién descubrió su talento como pintor, escultor y artista en mayúsculas, José Ríos (1962) responde que aún nadie lo ha descubierto, a pesar de llevar trabajando desde los veinte años.
Y lo ha hecho como autodidacta, sin título alguno, pero con unas manos privilegiadas, con una imaginación inagotable y con el aval de una capacidad creadora increíble para todas las disciplinas artísticas. “Todavía no me ha descubierto nadie. El gran mercado del arte y las galerías no saben ni que existo”, reconoce José Ríos, natural de Orcera, en la Sierra de Segura, un entorno provincial que marcó sus inicios en el Arte y que fue espejo de sus primeros paisajes serranos.
La provincia jienense es la mayor expositora de su obra. Con 15 años ya pintaba y sus notas lo calificaban con sobresaliente. Con 20 años comenzó a exponer. “La pintura es la afición de mi vida. Me gustaba siendo niño y me sigue apasionando”, afirma Ríos.
El surrealismo es su “pintura verdadera” y el arte urbano es lo que más le gusta. De hecho, este artista fue pionero en su práctica, casi lo inventó.
Asegura que “necesitaría otra vida” para desarrollar artísticamente lo que tiene en su cabeza. Muchos lo reconocen como un “renacentista contemporáneo” por su versatilidad artística. Y es que además de pintar, diseñar y ser escultor, José Ríos también ha tocado la rehabilitación de vivienda. “Soy un poco arquitecto, un poco escultor…y quizás esto haya sido la clave para vivir de lo que me gusta”, apunta.
Su obra provoca. “Me gusta que sorprenda gratamente y que el espectador la encuentre original. Busco que mi gusto coincida con el de la gente”, dice.
Es un artista que va por la calle imaginando intervenciones espectaculares para cambiar su entorno. Sus murales en fachadas se han convertido en su forma de expresión urbana más popular. “Hace treinta años hice el primer mural en Madrid. Se puede comparar con los de ahora y la diferencia es el plus del bagaje y la experiencia”, afirma.
De ahí que reconozca que su trabajo ha evolucionado sólo en las ideas y el perfeccionamiento del mismo. “Nací evolucionado. No he evolucionado nada. Sigo haciendo lo mismo”, bromea.
En febrero de 2016 inauguró en Estepona el mural más grande de Europa realizado por una sola persona y además de valerle el reconocimiento del Ayuntamiento del municipio, se ha convertido en una de sus cartas de presentación. Sus murales están siendo su firma como artista urbano en Málaga, Almería y próximamente en Valencia, además de en la capital jienense, en un edificio del Paseo de la Estación. “Me es más fácil hacer un mural urbano porque la pintura que me encargan es hiperrealista”, confiesa.
Trabajar muchas disciplinas le ha permitido tener siempre trabajo, pero ha habido momentos complicados, como los últimos cinco años, donde en Jaén lo señalaron y no le encargaban obras.
“Jaén me ha tratado a veces bien y a veces mal”, reconoce un artista que nunca ha parado de producir Arte. “Nunca he dejado mi profesión”, confiesa Ríos, un creador al que le gustaría ampliar su territorio de trabajo, pero que no puede hacerlo porque donde conocen su obra, no dejan que se marche. “Mi aspiración como artista es seguir trabajando”, comenta.
Los pavos y las plantas de las rotondas de acceso a la Universidad de Jaén, el íbero del Cerro de los Lirios y la escultura del lagarto del vial norte son algunas de sus manifestaciones artísticas en la capital.
Ahora, ultima la finalización de dos esculturas de luz que se inaugurarán esta semana en la calle ‘Roldán y Marín’ y que se convertirán en dos hitos que marcarán el acceso al perímetro peatonal de la zona centro de Jaén. “Son dos esculturas que aportarán luz y colorido a la ciudad, que es lo que le hace falta a Jaén, para subir la autoestima de su gente”, reconoce.
Jaén volverá a mantener viva la obra de Ríos, un artista que en pintura imagina esta ciudad desde una escena de calle y, en una escultura, con una y mil interpretaciones del lagarto. “Mi ilusión, inquietud y trabajo va en la dirección de dar luz a las ciudades”, afirma.
Afronta nuevos proyectos como el diseño industrial de farolas que producirá y seguirá creando, intentando “no levantar polémica”, aunque siempre la encuentra, al toparse con “gustos de lo más rancio que no entienden el arte urbano”.