Es sabido que los toreros están hechos de una pasta especial, unas condiciones ajenas al resto de mortales como una vez más queda demostrado en la figura de David Galván. Éste, el pasado 11 de mayo abría temporada en San Isidro con un peligroso toro de La Quinta con el que intentó generar arte a pesar de sus nulas condiciones y nefastas intenciones. El resultado no se hizo esperar y apenas en los primeros muletazos el toro lo desequilibraba provocando la fractura del codo izquierdo. La peor de las suertes que puede correr un torero. Antes una cornada que una rotura ósea.
Una vez más, las ganas, la ilusión, la afición, y como no una ambición necesaria para triunfar en cualquier aspecto de la vida, y en este más, le lleva a una recuperación milagrosa para no faltar a su cita como triunfador de la pasada Feria Real de Algeciras.
El mismo terno que estrenaba en Madrid, un precioso traje de terciopelo color Alcalde Perpetuo de San Fernando, esto es, nazareno y con una corrida de toros falta de todo que no fue motivo suficiente para que el cañailla echara el resto y por tercer año consecutivo pasear en volandas junto a la escultura de Miguelín, y rendirle culto a su espaldina. Al esportón un trío de la Palma de Oro que otorga el Ayuntamiento de Algeciras al triunfador y se afianza en su segunda tierra, el Campo de Gibraltar.
Pero no sólo una recuperación física, quizá la más importante, la psíquica. El bueno y noble de San Fernando, restablecido su codo pero roto su corazón, se queda injustamente apartado del serial veraniego portuense, plaza con la que sueñan todos los toreros gaditanos y que también merecen. Un pasaporte de tres orejas cortadas en una tarde que debería ser suficiente salvoconducto para estar anunciado un año más. La sinrazón del sistema ante uno de los toreros con mayor capacidad y condición que hoy pisan los alberos y al que se le cruza uno, el de Las Ventas. Todo llegará torero.
De momento, lo que no llegará será a verse anunciado en los carteles de la primera plaza de su tierra, lo que se ganó en una tarde de levante donde se hizo con el premio al mejor capote de la temporada para la Peña El Albero de Conil.
La vida de un torero no es fácil, y ya no sólo por las cornadas, también las que te dan en los despachos contra la que no tienen un antídoto a corto plazo. Su próxima cita en la provincia será en la Feria del Carmen y de la Sal, en su Isla y frente a sus paisanos, donde demostrará que su corazón torero sigue luchando por el justo sueño y premio de llegar a ser una figura del toreo.