“Me voy con la cabeza alta”. “No me llevo nada”. “Cometí un error, lo reconocí desde el primer momento y pedi disculpas”. “Presento mi dimisión como concejala”. Son algunas de las frases que pronunció la todavía delegada de Igualdad e Inclusión Social, Ana Lorenzo, cerca de las dos de la tarde de ayer en la sala de prensa.
La decisión la había tomado Lorenzo apenas una hora antes y lo comunicó a sus compañeros. A los que estaban en ese momento en el Ayuntamiento. A las 13.30 estaba convocada una rueda de prensa con carácter de urgencia. Y antes de las dos entró la concejala.
Estaba acompañada por el delegado de Presidencia, Conrado Rodríguez. No por la alcaldesa, Patricia Cavada, de la que Lorenzo dijo que desde el primer momento la había apoyado. Patricia Cavada posiblemente estaba solucionando alguno de los muchos y graves problemas que tiene la ciudad.
También dijo que el apoyo de sus compañeros del Gobierno había sido unánime y que de todo lo malo se quedaba con las muestras de cariño de mucha gente que consideraba sólo un error lo que dijo -otros ni siquiera lo consideraban un error- y que le habían hecho llegar su respaldo.
Pero fue ella la que puso los puntos sobre las íes, la que dijo que se equivocó y que tocaba dimitir. ¿Por qué no lo hizo antes? Los que la conocen saben que no es persona que tome decisiones viscerales. Por eso se entiende menos que dijera lo que dijo delante de aquella pareja. O quizá lo explique y se entienda más.
No hubo preguntas porque Lorenzo no estaba en condiciones anímicas para pasar un interrogatorio de todos los medios de comunicación, locales, provinciales y regionales que estaban en la sala de prensa. Pero todo el mundo sabe cuál es el motivo de su dimisión.
Se equivocó, dijo lo que no tenía que decir aunque pudiera pensarlo y fue 'cazada' con premeditación y alevosía por aquellas personas a las que estaba ayudando. Luego pasaron la grabación a la prensa y estalló el escándalo político.
A estas alturas no se sabe si la noticia es que ha dimitido una concejala que insinuó a una familia desahuciada que ocupara un piso de una entidad bancaria o es que una política que ha cometido un error grave y lo ha reconocido desde el primer momento, presenta su dimisión.
Dormirá tranquila porque ha dado todo lo que tenía.
Y no se ha llevado nada.
Dijo.
