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“Tenemos que apostar por un sector que ofrece grandes oportunidades”

Pepe Cobos, fundador de El Pimpi, ha transformado, junto a Paco Campos la bodega en un templo de cultura, que enorgullece a Málaga

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  • Pep Cobos -
  • Pepe Cobos, fundador de El Pimpi, ha transformado, junto a Paco Campos la bodega en un templo de cultura, que enorgullece a Málaga
  • El turismo es muy importante para esta ciudad. Tenemos que modernizar nuestras infraestructuras
  • No apostar por la Cultura sería vivir de espaldas a la realidad y no tener en cuenta las necesidades de los ciudadanos

Pepe Cobos apuesta por la Cultura en todas sus manifestaciones. Trabajador infatigable, comienza su andadura profesional en Málaga a los 22 años. Afirma que los dueños de El Pimpi son los malagueños y reclama modernizar nuestras infraesctructuras para garantizar el futuro.

¿Cuáles son los pilares  de El Pimpi?
      –El ADN de nuestra empresa es la Cultura con mayúscula. Es un  pilar fundamental.  No apostar por ella sería vivir de espaldas a la realidad y no tener en cuenta las necesidades de los ciudadanos. El empresario tiene que implicarse y apostar por un sector económico que, vinculado al turismo, ofrece grandes oportunidades para Málaga. Otra de las  claves del éxito  es el trabajo de la plantilla, cuyo crecimiento ha sido milagroso. Hemos pasado de 14 en 2007 a 160 en 2016. El Pimpi está preparados para atender en un dia a más de 20.000 personas.

Dicen en Cataluña que el Barca es más que un club.  ¿El Pimpi es más que una bodega?
      –Si. Los dueños de El Pimpi son los malagueños. Ellos han hecho esta bodega desde la cultura. Llevamos 45 años enseñándola con orgullo. Málaga nos ha nombrado su abanderado  porque es una ciudad generosa, hospitalari a, tolerante y libre.

Málaga huele a jazmín. ¿Cuál es el aroma de El Pimpi?
      –Huele a mar, a campo y a agricultura. También a poesía, arte y literatura. El patio de Gloria Fuertes y el palomar de Picasso son algunos de los olores que se respiran, pero no son los únicos.  La solidaridad es otra característica de El Pimpi, que tiene acuerdos con todos los museos, instituciones, cofradías y peñas de la ciudad. Además, apoya a decenas de ONG, asociaciones y otros colectivos.

Según el Patronato de Turismo unas 4.500 personas visitan diariamente El Pimpi. ¿Qué porcentaje es extranjera?
    –Un cincuenta por ciento. Nuestra  clientela cambia por horas. Por la mañana es extranjera gracias a los cruceros, pero por la noche es nacional. El turismo es muy importante para esta ciudad. Por tanto, tenemos que  modernizar nuestras  infraestructuras para garantizar el futuro. Me gustaría que todo el tejido empresarial estuviese unido en la defensa de  Málaga, igual que las instituciones, partidos políticos y sindicatos.

¿Qué proyectos tiene en cartera?
–Estamos colaborando con una decena de agricultores, ganaderos y otros profesionales. Proveen a nuestro negocio de patatas, tomates, pimientos, cebollas, carne, queso y otros productos de la tierra. La diferencia entre los precios en origen y destino es abismal. No es justo. Queremos corregir esa desigualdad. La gastronomía empieza en el campo y hay que cuidarla en su orígen.

Una de las asignaturas pendientes es el saneamiento integral. ¿Por qué no está resulto después de 40 años de denuncias?
    –No hay una explicación lógica salvo la desidia. Si queremos tener calidad turística debemos solucionar este grave problema. Málaga, la ciudad del Paraiso, sería la primera del mundo con el apoyo del sector privado y público. Las depuradoras que tenemos son de los años ochenta e insuficientes.

¿Qué previsiones de facturación tiene El Pimpi para este año?
–Nuestra empresa está creciendo entre un quince y un veinte por ciento todos los años. A finales de 2016 facturaremos más de  diez millones de euros y para  2017 queremos aumentar esa cifra otro veinte por ciento .

¿No han tenido la tentación de franquiciar la bodega? 
-La magia no se franquicia. Ni siquiera cuando te lo pide una reina como la de Bután, un país ubicado en la cordillera del Himalaya, y del que me enamoré con doce años leyendo la novela “Horizontes perdidos”, de James Hilton  .

¿Le gustaría invitar al Papa Francisco?
-Me encantaría. Soy miembro de honor de la Cocina por la Paz y leo un manifiesto todos los años en Israel por la paz universal.  Si hubiesen existido otros Papas como Francisco nuestra historia sería diferente. Llega en el momento justo, cuando hace falta. Tiene mi mayor admiración como persona. Dios ha traído un pastor de verdad. Iré  a verle  a Roma y le invitaré.  Ese es mi gran deseo.

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