El mercado de los drones vuela más alto que nunca. Según los últimos estudios del sector, estos artilugios podrían generar un negocio mundial de más de 112.000 millones de euros. Unas potencialidades económicas muy jugosas para todos aquellos que quieran abrir un nicho de negocio con estos dispositivos aéreos tripulados por control remoto.
A España esta revolución de la robótica ha llegado y se está tratando de cazar una parte de este mercado embrionario y creciente, de ahí el nacimiento de un sinfín de iniciativas públicas y privadas donde el dron es el principal protagonista.
Y es que en los 20 meses de regulación en nuestro país, el sector de los drones arroja estas cifras: 1.249 operadores habilitados en la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (Aesa), que han registrado 2.241 aeronaves. Asimismo, se han autorizado 71 vuelos de prueba, demostración o investigación y se ha autorizado a 65 escuelas Atos (tienen la capacidad en España para certificar dicha formación).
Con el objetivo de analizar las posibilidades de mercado de esta nueva vía empresarial, el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga ha acogido hoy una jornada organizada por el Imfe, dentro del Programa de Excelencia en Contenidos Digitales y Economía Digital, en la que cerca de 200 expertos e interesados analizaron el potencial económico de estos aparatos y su futuro.
En la primera ponencia, titulada ‘¿Qué es un dron? Tipología de drones y principales aplicaciones comerciales de contenido digital. Ejemplos prácticos y casos de éxito’, Federico Alva, de la empresa Atyges, ha dicho que “no existe el dron ideal; tiene sus pros y sus contras”. En este sentido, destacó que los multimotores son “los más populares”, el 90 por ciento del mercado demanda este tipo de aeronave por su precisión y gran autonomía de vuelo.
¿Qué le pedimos a un dron? fue una de las preguntas que se pusieron ayer sobre la mesa. Según Alva, es fundamental la “seguridad” y que sean sistemas “sencillos y simples” de uso.
De los beneficios de estas aeronaves ha destacado la reducción de los costes, el aumento de la productividad y, por consiguiente, la posibilidad de ganar dinero.
Las aplicaciones más productivas económicamente, según expuso este experto, son las relacionadas con la topografía y la cartografía para obtener imágenes y ortofotos, en las que la productividad es “brutal”. Le siguen la construcción, para el seguimiento y el control de la ejecución de las obras, especialmente civiles, y el sector agroalimentario.