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La Biblioteca del Paciente: treinta años de lectura y acompañamiento

Un grupo de voluntarios del Virgen de la Victoria acerca cada día la lectura a los pacientes a través de la Biblioteca del Paciente, con treinta de historia

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  • Las voluntarias ofrecen libros
  • Un grupo de voluntarios acerca la lectura a los ingresados
  • Cuenta con unos 7.000 volúmenes en catorce idiomas
  • El objetivo: hacer la estancia en el hospital más agradable y amena

“Nuestro deseo es que  la compañía de un libro le ayude a mejorar su estancia en el hospital”. Son palabras de aliento que nacen en la Biblioteca del Paciente del Hospital Virgen de la Victoria para hacer más amena y agradable los ingresos hospitalarios y que se extienden a lo largo y ancho del Clínico desde los carritos especiales que transportan todas las mañanas, de lunes a viernes, un equipo de voluntarios.

Estas personas dedican su tiempo de forma denodada al fomento de la cultura y el hábito lector en el recinto sanitario y también ofrecerles un “trocito de la calle”.

La bibliotecaria Teresa García considera que este servicio, que funciona desde que abrió sus puertas el Virgen de la Victoria, allá por el año 1989, aunque su origen se sitúa dos años antes, en el Hospital Civil, consiste “no sólo en ofrecer un libro, sino un “soplo de aire fresco”; “algo distinto a lo que están viviendo en el hospital y una forma de desconectar de la enfermedad”.

Parte de la culpa en este éxito literario y humano radica en el grupo de voluntarios que se encarga de acercar la gran oferta bibliográfica que dispone el Hospital Clínico, compuesta en la actualidad por unos 7.000 volúmenes en catorce idiomas, con especial protagonismo para el castellano y la lengua inglesa, aunque van ganando posiciones el chino y ruso.

Estos fondos bibliotecarios han ido creciendo año a año gracias a las donaciones de los propios pacientes, profesionales del hospital y otros colectivos ciudadanos.

Isabel Marín y Ana Isabel Luque son dos voluntarias que participan desde hace años en este “gratificante” proyecto. Ambas buscan un hueco en sus tareas diarias para “hacer felices a los demás”.

Sonrisa
Ana Isabel, que compatibiliza esta tarea con su trabajo, cuenta que se “siente plena” con esta actividad, porque “siempre la gente se queda con una sonrisa y eso es nos satisface”. “Es muy importante sacar a los pacientes de la rutina del hospital; además, todos necesitamos ser escuchados”, afirma.

Isabel Marín, quien colabora desde hace seis años y tiene una “dedicación absoluta al prójimo colaborando además con otros colectivos sociales, destaca que la lectura ayuda a estas personas a olvidar que están hospitalizados. Esta voluntaria considera que este proyecto le “llena de energía, de vida y de humanidad”.

Hasta 1.400 préstamos al año se realizan desde esta Biblioteca del Paciente, donde la lectura está al alcance de todos y totalmente gratuita.

Con este expositor móvil recorren todas las instalaciones del Virgen de la Victoria con una selección de géneros literarios, aunque los más demandados son, sin lugar a dudas, las novelas de intriga y aventuras y clásicos de nuestra poesía, como Federico García Lorca o Antonio Machado. 

Las voluntarias aseguran, no obstante, que el humor, las biografías, los libros de cocina, la Biblia y los relatos históricos acaparan los gustos de estos lectores.

Además, estas visitas por las plantas hospitalarias es una buena oportunidad de compartir y conversar experiencias sobre la lectura y de la propia vida con pacientes y familiares. “Es una forma de evasión y de escapar en cierto modo de la realidad”. 

A juicio de Teresa García, este servicio se mantiene “gracias a los voluntarios”. Son ellos los que visitan cada día con el carrito de lectura una media de cien pacientes al día, a quienes ofrecen historias imaginarias y reales a pie de cama.

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