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Jerez despide la Feria del cambio y la inestabilidad meteorológica

El cansancio y el mal tiempo de los últimos días han contrastado con un inicio realmente brillante

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La Feria del Caballo se clausuró por primera vez en la jornada de un sábado, algo que nunca había ocurrido en su medio siglo de existencia y que de algún modo ha venido a oficializar un concepto que los jerezanos ya habían hecho propio bastantes años atrás. Y es que desde que la Feria se prolonga durante toda una semana, el domingo había quedado con una especie de jornada de resaca, de ahí que en esta ocasión el Ayuntamiento optase por suprimir este último día del calendario oficial. A cambio se optó por adelantar el encendido del alumbrado al sábado, con idea de potenciar un estreno tradicionalmente lastrado por el hecho de que la jornada posterior fuese laborable.

Nadie duda de que la medida ha constituido todo un acierto, por cuanto el encendido del alumbrado no quedó únicamente en un par de horas de gran ambiente en el Real, sino que esa animación se prolongó ya durante buena parte de la madrugada del domingo. Por si todo esto fuera poco, el lunes era jornada festiva en todo el territorio nacional, lo que facilitó que muchas personas que suelen acudir a la Feria de Jerez desde distintos puntos del país pudieran hacerlo en el largo fin de semana que aperturaba la fiesta.

El ambiente bajó un poco en la jornada del lunes, pero en cualquier caso este día mejoró sustancialmente lo vivido otros lunes de Feria, gracias a que su carácter festivo propició que muchas personas del resto de la provincia se acercaran a Jerez. Ese lunes festivo recordó en buena medida a los antiguos domingos de Feria, aquellos en los que el parque González Hontoria recibía a miles de visitantes del entorno más próximo.


Luego llegaría el martes, una jornada relativamente tranquila que en esta ocasión constituía además una de las pocas oportunidades para que los jerezanos compartieran encuentros con compañeros de trabajo y viejos amigos. El Real volvería a mostrar su mejor estampa el miércoles, en lo que se conoce de un tiempo a esta parte como el día de las mujeres. Con permiso del sábado y el domingo, ese pudo ser el día de mayor afluencia de público al parque González Hontoria.

El tiempo empezó a hacer de las suyas el mismo miércoles, un día bastante desagradable en lo climatológico que preludiaba la llegada de momentos peores. Y en efecto, las peores previsiones empezaron a cumplirse a partir del jueves, una jornada bastante más tranquila de lo que suele ser habitual. Nunca se sabrá si esa relativa calma fue producto del cansancio acumulado en los días previos o de los chaparrones que se dejaron sentir en el Real, que curiosamente permitieron asentar el albero para alivio de los alérgicos, que en los primeros días habían sufrido los estragos del levante.

La lluvia llegó para quedarse, y el viernes los chaparrones empezaron a ser ya parte integrante de la propia Feria. Pero era viernes, y casi nadie quiere quedarse en casa en una jornada como esta. El ambiente se vino de nuevo arriba, pero no se alcanzó ni de lejos los niveles propios de un viernes de Feria. Como prueba, el hecho de que sobre las dos y media de la madrugada la mayoría de las casetas se encontraban ya cerradas al público, algo que no suele ser habitual.

Y se acabó, porque ayer sábado pareció vivirse en el Real una extraña jornada a medio camino entre la resaca y la despedida. El tiempo no se mostró tan adverso como el viernes, lo que hizo que mucha gente se acercara al parque González Hontoria para dar un último paseo y tomar la penúltima. Jerez ha adoptado para su Feria un modelo -de sábado a sábado- que ya se había ido imponiendo en otras ferias andaluzas, como Málaga, Córdoba, Granada o Almería, y que es posible que se implante también en Sevilla. La primera experiencia parece haber tenido un resultado satisfactorio, si bien se ha encontrado con el obstáculo de la inestabilidad meteorológica en el último tramo, de ahí que se antoje necesario esperar a ver qué ocurre en los próximos años para constatar ese aparente acierto.

A lo largo de la semana se han vivido por otra parte episodios bastante desagradables, como el ocurrido en la madrugada del jueves en pleno Paseo Principal, cuando efectivos del Cuerpo Nacional de Policía procedieron a la detención de hasta cinco personas que habían participado en una reyerta ante la caseta de la Hermandad de la Viga. Las imágenes de la pelea llegaron a aparecer en los informativos de las cadenas de televisión nacionales. No ha sido el único altercado ocurrido en estos últimos días, pero indiscutiblemente sí ha sido el que mayor repercusión mediática ha tenido.

Curiosamente, ese mismo día la Hermandad del Mayor Dolor se quedó sin casetero, encontrándose pocas horas después con la desagradable sorpresa de que se le había sustraído todo el material del interior. La corporación ya ha cursado las oportunas denuncias, lo que no ha evitado en cualquier caso que una de las casetas situadas en pleno Paseo de las Palmeras haya permanecido sin actividad en el tramo final de la Feria.

Jerez vivirá ahora un extraño domingo de resaca, ya que conviene recordar que mientras en el Real comenzará el desmontaje de las casetas, a muy pocos metros, en la zona de los cacharritos, se espera una actividad casi frenética dado que a lo largo de la semana las atracciones han distribuido vales de descuento.

De este modo, y aunque oficialmente la Feria del Caballo ha concluido, más allá del trazado ferroviario se vivirá el segundo día de los cacharritos, una iniciativa que se puso en marcha años atrás precisamente con el objetivo de incentivar la afluencia de personas al Real y tratar de mantener en el calendario de esta fiesta un domingo que con el nuevo formato ha terminado adelantándose una semana.

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