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Despega, al cuarto intento, el satélite medioambiental Sentinel-1B

La primera previsión era que el cohete Soyuz despegara de Kurú el pasado viernes, pero el viento en altura pospuso el lanzamiento, primero 24 horas y después otras 24; el tercer intento fue ayer, pero en esa ocasión una anomalía en el cohete impidió su despegue

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El satélite europeo Sentinel-1B despegó hoy al cuarto intento desde el puerto espacial de Europa en Kurú, en Guayana Francesa, a las 21:02 horas GMT.

El lanzamiento se produjo en un cohete Soyuz, que además del Sentinel-1B, lleva a bordo tres pequeños satélites CubeSats y el satélite Microscope de la agencia espacial francesa, CNES.

La primera previsión era que el cohete Soyuz despegara de Kurú el pasado viernes, pero el viento en altura pospuso el lanzamiento, primero 24 horas y después otras 24; el tercer intento fue ayer, pero en esa ocasión una anomalía en el cohete impidió su despegue.


El problema se dio en la unidad de medición inercial, un dispositivo que mide cambios lineales y angulares en la trayectoria del cohete y que transmite al ordenador de abordo; este tuvo que ser sustituido.

El Sentinel-1B es el cuarto satélite del programa europeo Copérnico, un ambicioso proyecto de observación de la Tierra con el que Europa quiere invadir de datos (de distribución gratuita) el planeta, para vigilar océanos, ríos, lagos, glaciares, clima o desastres naturales y mejorar así la gestión del medio ambiente.

El programa incluye varias misiones y, además del de hoy, ya están en órbita tres satélites de tres misiones distintas: el Sentinel-1A, el 2A y el 3A.

El Sentinel-1B se unirá a su gemelo casi idéntico cuyo lanzamiento fue hace dos años (Sentinel-1A) y ambos orbitarán a 180 grados de separación, lo que proporcionará una cobertura mucho más completa del planeta para monitorizar el medio ambiente.

Ambos satélites son prácticamente idénticos: el 1-B dispone de un GPS mejorado, según Thales Alenia Space, contratista principal.

Los Sentinel-1 llevan a bordo un avanzado instrumento radar (construido por Airbus Defense and Space) capaz de observar la superficie de la Tierra a través de las nubes y lluvia, independientemente de si es de día o de noche.

Esto lo convierte en la misión ideal para, por ejemplo, observar las regiones polares, en las que hay oscuridad en los meses de invierno, o los bosques tropicales que suelen estar cubiertos de nubes.

Al situarse sobre océanos y mares, la misión suministra imágenes que permiten generar puntualmente mapas con las condiciones del hielo marino para un tránsito seguro de embarcaciones, detectar y hacer un seguimiento de vertidos de petróleo y proporcionar información relativa a vientos, olas y corrientes.

Además, sirven para la gestión de bosques y para dar soporte a situaciones de crisis o ayuda humanitaria.

Junto a su gemelo Sentinel-1A, tomarán imágenes de la Tierra cada seis días.

En el momento del lanzamiento el satélite pesó unos 2.200 kilogramos (incluye combustible) y una vez en órbita a 686 kilómetros desplegará sus paneles solares para cargar sus baterías.

El Sentinel-1B se separó 23 minutos después del lanzamiento del cohete, que continúa su rumbo con otros dos proyectos en su interior: tres CubeSats y el satélite francés Microscope.

Los tres CubeSats son pequeños satélites desarrollados por tres universidades europeas (la de Liege, en Bélgica; la de Turín, en Italia, y la de Aalborg, en Dinamarca) para probar distintas tecnologías, que orbitarán entre los 453 y lo 665 kilómetros.

Estos tres satélites se separarán 2 horas y 48 minutos después del despegue del Soyuz y el Microscope 4 horas tras el lanzamiento.

Microscope es un satélite de la agencia espacial francesa CNES, que quiere demostrar el principio de equivalencia de la física (en el vacío todos los cuerpos caen a la misma velocidad).

Este pesa 303 kilogramos, orbitará a 711 kilómetros y tendrá una vida útil de dos años con una extensión de un año.

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